Algunos personajes del peronismo tienen una cara cuya composición química habría que estudiar con detenimiento para ver qué aleación novedosa hay allí.

Solo un nivel de dureza desconocido en el planeta Tierra y quizás proveniente de combinaciones físicas que llegaron de otra galaxia puede explicar que algunos personajes sigan, primero hablando, y luego diciendo las cosas que dicen.

Es el caso de Mirta Tundis -la compungida “asesora” de jubilados que lloraba por la televisión cuando el dólar estaba a 18 pesos y el gobierno de Macri acababa de aprobar una legislación que, pese a las 14 toneladas de piedras arrojadas contra el Congreso, si hoy estuviera vigente haría que los jubilados tuvieran un ingreso mayor del que tienen bajo las normas peronistas que ella apoya- acaba de tuitear: “El 13 de agosto se juega el futuro de la Argentina, elegimos si vamos para adelante o para atrás, elegimos un país con trabajo, con arraigo, federal, pensando en la conectividad. El 13 de agosto es con Sergio Massa”.

Vamos a ir por partes, porque, cuando te tiran un centro así, tan preciso para embocarla en un ángulo, a lo mejor, por tan engolosinado con la definición, te atolondras y te perdes el gol.

Tundis dice que el 13 de agosto se elige si se va para adelante o para atrás.  ¿Qué quiere decir esta impresentable con eso?, ¿Qué hay que profundizar el rumbo de desastre que trae la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019?, ¿Qué hay que insistir con más de los mismo?.

Porque “ir para adelante” solo puede interpretarse en ese sentido, en el sentido de seguir con la dirección que se trae.

Pues bien, Tundis, déjeme decirle que esa dirección no solo ha hundido a sus preferidos jubilados (si toda esa sarta de actuación suya alguna vez fue cierta) en una de las peores remuneraciones en moneda constante desde que existen registros, sino que se ha insistido en el castigo a los que, cumpliendo con la ley, han aportado toda su vida a una especie de bolsa socialista que, como no podía ser de otra manera, el Estado se robó.

El peronismo que usted venera ha engañado, en una de las patrañas más inmorales que se recuerdan (porque fue hecha contra los más viejos y contra los más desprotegidos), a quienes esperaron toda su vida para vivir de su retiro. Les dijo que les ampliaba sus derechos permitiendo el ingreso al sistema de personas que no cumplían con los requisitos legales mínimos lo que produjo una debacle aplanadora (en el sentido literal del término) porque condenó a todos a ingresos mínimos sin relación con el esfuerzo hecho durante toda la vida. Hoy los jubilados que no tienen hijos que puedan encargarse de ellos se mueren literalmente de hambre, de una muerte a las que los condenó su peronismo.

¿Está proponiendo acaso, con su “ir para adelante”, aplicar más medidas que respondan a esta misma concepción? ¿Más socialismo cuya única virtud, como decía Churchill, es el reparto igualitario de la miseria?

Luego desafía diciendo que elegir a otro que no sea Massa sería “ir para atrás”. ¡Pero por supuesto que hay que ir para atrás! Es más, yo sé que usted indirectamente se refiere al inmediato anterior período de gobierno que protagonizó Cambiemos (que aunque así fuera ya significaría un enorme progreso respecto de la delincuencia peronista), pero desde aquí le digo que lo ideal sería que la Argentina fuera 100 años para atrás y allí retomar la plena vigencia, no solo de la letra, sino, fundamentalmente, del espíritu de la Constitución de 1853 que había convertido al país en pocos años en una estrella fulgurante en el firmamento mundial de las naciones.

Aquel país de los años ’20 del siglo XX era un país moderno, integrado al mundo (de cada 100 dólares que se comerciaban en el planeta 3 eran argentinos, hoy no llega al 0,2 dólares); era un país de oportunidades, al que todo el mundo quería venir, y de hecho venía, multiplicando por dos cada 10 años la población; un país con educación, con trabajo, con inventos, con industria, con exportaciones, con presencia mundial, con protagonismo; un país afluente, pujante; un país que reunía, él solo, todo el PIB combinado del resto de América Latina, incluidos Brasil y México; el país que más vías férreas tenía, el país con más locomotoras del hemisferio occidental detrás de EEUU, el país más educado y alfabetizado de América Latina; el país con más libros editados, el primero en la región con trenes subterráneos; un país abierto al mundo con competencia, con 70 años de estabilidad democrática y económica; un país que solidificó y pacificó su propio territorio, expulsando invasores exteriores que ahora el peronismo que usted defiende, Tundis, quiere, no solo traer de nuevo, sino reconocerle y cederle parte de la soberanía argentina.

Usted habla de un país con trabajo, cuando el peronismo logró el milagro de que aun los que trabajan en blanco son pobres, ni hablar de aquellos a los que expulsó a la informalidad y a la verdadera ley de la selva. Habla de “arraigo” cuando los disparates peronistas que usted parece querer profundizar (porque quizás no esté conforme con las dosis de delirio aplicadas hasta ahora) han derivado en el éxodo de jóvenes más grande que registra la Argentina en toda su historia.

Habla de “conectividad” cuando lo primero que hicieron fue derogar la Ley de la Economía del Conocimiento que estimulaba la creación de unicornios para, en cambio, llenar de impuestos a quien se le cruce la peregrina idea de invertir y trabajar en la Argentina.

La verdad, Tundis, usted, obviamente, nunca fue una luz. Unos segundos de escucharla alcanzan para darse cuenta que no entiende nada, si por “entender algo” nos referimos a cosas que hagan de la Argentina un lugar más moderno, más desarrollado y más pujante. Quizás de lo que sí entiende es de aquello que dominan a la perfección muchos “buscas” argentos que logran desentrañar dónde están los lugares para refugiarse y encontrar allí un yeite para vivir de la sangre que producen otros, como los parásitos.

¡Ojalá la Argentina el 13 de agosto de una señal de querer volver para atrás, Tundis! ¡Bien para atrás! Tan atrás que ese viaje en el tiempo haga desaparecer al peronismo de la faz de esta tierra bendecida y que peronistas como usted y Massa han destruido quizás para siempre.