Este lunes, tras su victoria en el balotaje contra Sergio Massa, Javier Milei anunció que Mariano Cúneo Libarona será su ministro de Justicia cuando asuma como presidente de la Nación.
Se trata de un abogado polémico, que estuvo con frecuencia vinculado a causas con alta exposición mediática, incluso supo defender a Walter Bento. A continuación, los casos más resonantes:
El caso Cóppola
En 1996, el nombre de Cúneo Libarona explotó con el famoso “caso Cóppola”, en 1996. En ese momento, el joven abogado, de 35 años, era nombrado en todos los programas de chimentos como el defensor de Guillermo Cóppola, acusado de narcotráfico luego de que le encontraran 406 gramos de cocaína en un jarrón en su casa.
Esa causa, que pasó por tribunales de cuatro ciudades y que fue discutida hasta el cansancio por TV, finalmente fue anulada.
Cúneo Libarona logró dar vuelta el expediente en ese caso que se convirtió en un verdadero reality show: los acusados, Cóppola principalmente, quedaron libres; y los investigadores (policías, juez, secretario del juez), presos.
En declaraciones a Infobae, Cúneo Libarona dijo que ese caso marcó un antes y un después en su carrera “y en la historia de los policiales”.
Incluso llegó a mostrarse como “novio” de Samanta Farjat, una de las protagonistas del escándalo de aquellos días.
Causa AMIA
En 1997, Cúneo Libarona, integrante de un estudio que lleva su apellido y en el que trabajan los cuatro hermanos, volvió a las pantallas de televisión. El juez Norberto Oyarbide lo mandó un mes preso, acusándolo de coacción agravada y de encubrimiento, en una causa que investigaba el robo de un video del despacho del juez Juan José Galeano, en el marco de la causa AMIA. Cúneo Libarona defendía a dos policías acusados del robo, pero finalmente los policías fueron absueltos y todo se declaró nulo.
Yomagate
Cúneo Libarona fue el defensor de Emir Yoma y Amira Yoma, cuñados del entonces presidente Carlos Menem. Uno estaba involucrado en la causa de tráfico de armas y la otra en un escándalo de narcotráfico internacional.
“Es víctima de una conspiración. No hay pruebas”, dijo el abogado entonces en defensa de Emir, mientras descalificaba testigos y testimonios.