Las medidas económicas adoptadas por la nueva gestión han sugerido finalmente que uno de los síntomas empeorará antes de mejorar, inequívocamente se trata de la inflación. Sin embargo es interesante descomponer el mostrador entre oferta y demanda para analizar frente a un mismo precio dos fenómenos.
En los últimos tiempos, la propia inestabilidad de la macro argentina sumada a la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos reales, algunos sectores de la población han optado por dolarizarse, sea por medio de dólares propiamente dicho como así también accediendo a alternativas de inversión que se han popularizado como los CEDEARS via bursátil o hasta incluso Fintechs. El objetivo es simple, protección de capital (cobertura) con vistas a incrementarlo o bien la generación de ingresos pasivos que eviten la merma de poder adquisitivo de los ingresos generales de un hogar.
Estos sectores que lograron, en diferentes niveles, proteger el poder de compra o bien generar ingresos auxiliares, consiguieron un grado de diferenciación en su comportamiento a la hora de ser parte de la demanda agregada heterogénea.
La demanda agregada heterogénea es aquella que puede, en un determinado grupo, mantener una conducta de consumo pese a las variaciones de precio de los bienes y servicios finales de una economía. Ahora bien, ¿cómo influye esta demanda frente a una espiral inflacionaria?
Cuando dividís la demanda agregada encontrarás un sector que frente a un aumento del 47% en el precio de un corte de carne, opte por reducir su consumo, en contraste otro sector de la demanda puede mantenerlo porque al haberse “cubierto” de la inflación, su posición frente al aumento aún le da margen para mantener su hábito de consumo. Sin embargo, con el tiempo ese sector que logró mantener ese hábito de consumo también puede mermar su capacidad de compra, en muchos casos, muchos productos de consumo masivo tuvieron aumentos superiores incluso al rendimiento anual de un activo dollar linked. Nótese como ejemplo la variación de precio de una conocida gaseosa que en su botella de 2.25 lts subió un 40% durante diciembre del 2023, frente a 26% de aumento que tuvo la cotización del bono soberano AL30 (uno de los más operados en el mercado).
Vista esta situación ¿puede la inflación ser una socia temporal del gobierno? Una primera aproximación podría creer que si. El carácter de shock de una espiral inflacionaria fuerte puede mermar a tal punto el consumo, provocando presiones en los precios que deberán luego retraerse por falta de ventas y así que las fuertes oscilaciones de precios encuentren un punto de equilibrio, sin embargo esta teoría choca con la realidad precisamente por la demanda agregada heterogénea, puesto que la capacidad de respuesta de la población no sería ecuánime frente a una misma canasta de consumo.
El poder adquisitivo de la demanda agregada aumenta su carácter heterogéneo con otros componentes, tales como las paritarias por ejemplo, dónde acuerdos de suba de ingresos pueden ser desiguales entre gremios y sindicatos frente a un mismo indicador de inflación.
EL interrogante, ¿qué estrategia sería la más apta para contener aquella demanda de los sectores más vulnerables con respecto a los productos más básicos para la supervivencia? ¿Esta alternativa debe abordarse desde la demanda o desde la oferta? Una cosa es segura, el gobierno necesitará lidiar en los próximos 60 días con las consecuencias de una liberación de precios sin precedente.