Acaban de surgir nuevos detalles sobre el empresario venezolano Franklin Durán, uno de los detenidos en diciembre en Miami por el caso de la maleta dolarizada incautada a Guido Antonini Wilson en el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires aquel fatídico —para los gobiernos argentino y venezolano— 4 de agosto de 2007.
Franklin Durán y Guido Antonini Wilson
Como se recordará, los otros
detenidos son su amigo y socio en la propiedad de la empresa petroquímica
Venoco, Carlos Kaufmann, el abogado Moisés Maionica y el uruguayo
Rodolfo Wanseele Paciello, en tanto sigue prófugo el agente de
inteligencia Antonio Canchica Gómez, y todos están acusados por actuar
como “agentes encubiertos en territorio estadounidense” con el objeto de
presionar y amenazar a Antonini Wilson para que no revelara el origen y destino
del contenido de la famosa maleta que, según ya establecieron los fiscales
actuantes tras lo surgido de las grabaciones y declaraciones posteriores de
algunos de los involucrados, iba para la campaña presidencial de Cristina
Fernández de Kirchner.
La duda actual radica en por
qué Durán aún persiste en su silencio y en negarse a declarar como lo hicieron
ya Kaufmann y Maionica, quienes finalmente se quebraron y accedieron a cantar
como canarios a cambio de una importante reducción en sus condenas y la
obtención de visas de residencia permanente en Estados Unidos, ya que por obvias
razones después de esto nunca podrán regresar a Venezuela, al menos mientras
continúe Hugo Chávez en el poder. El caso es que días atrás la Corte negó
el pedido de los abogados de Durán y Wanseele Paciello para quedar libres bajo
fianza y esperar así el comienzo del juicio, pautado para el próximo 23 de
junio.
No se sabe hasta ahora el
motivo de Durán de encapricharse en su silencio, aislado de Kaufmann y Maionica,
con quienes por supuesto ya ni se habla, y enfrentando la posibilidad de una
condena no menor a 15 años, además de una abultada multa de centenares de miles
de dólares, ya que aparece mucho más comprometido aún que sus compañeros de
infortunio. Pero por algo la jueza Joan Lenard no quiere saber nada de
otorgarle la libertad bajo fianza. Teme que Durán, propietario de un avión que
solía pilotear bastante a menudo, se vaya volando del país.
Según consigna el diario
caraqueño “El Nacional” en una reciente edición, de acuerdo con los documentos
revelados en los últimos días el 17 de agosto del año pasado Durán se reunió en
el restaurante “Novecento”, en Miami, con Kaufmann y Maionica para arreglar los
detalles de la cita del 23 de agosto con Antonini. Días después, Durán le
informó a Kaufmann que mantenía contacto “con un alto funcionario del
ministerio del Interior y Justicia”, a quien informaba con frecuencia
sobre la marcha del plan. Al mismo tiempo, uno de los jefes de la DISIP
—la policía política— estaba al tanto de los documentos falsos que Durán
le entregó a Antonini para evitar que saliera a la luz pública la verdad.
El caso es que según pasan
los días, la Fiscalía va revelando nuevos detalles que comprometen seriamente a
Durán y van estrechando el cerco. Tras revisar los documentos obtenidos, surge
claramente que las autoridades venezolanas pidieron colaboración al
empresario para callar a Antonini. Incluso ya en una reunión posterior al 4
de agosto, día en que estalló el escándalo de la maleta, “Durán le aseguró a
la DISIP que él tenía bajo control a Antonini”, como se lee en el documento
titulado “Bases factuales para consignar el acuerdo de culpabilidad de Carlos
Kauffmann”. Claro que Durán nunca había sospechado que Antonini estaba
colaborando con el FBI para evitar su extradición a la Argentina o una probable
condena en Estados Unidos por lavado de dinero.
De boliburgués a boli-complicado
Al ser detenido en diciembre
junto a sus compañeros de infortunio, lo primero que Durán les dijo a los
agentes del FBI sobre su presencia en Miami era que le encantaba viajar a su
mansión de Key Biscayne —valuada en 4.600.000 dólares— para “bucear, nadar
con los delfines y estar tranquilo”. Pero esa tranquilidad, cortada
abruptamente el pasado 12 de diciembre con su detención, amenaza ahora ser muy
difícil de recuperar por largo tiempo.
El diario estadounidense
“The Wall Street Journal” acaba de señalar, afirmando que tuvo acceso a una
copia de los interrogatorios, que Durán describió en detalle la corrupción
generalizada del gobierno de Hugo Chávez, y que su ascenso como
empresario fue pavimentado por el “soborno de políticos y de funcionarios
de alto nivel del gobierno”.
Sus declaraciones también
reflejaron una visión de la fascinante vida de los “boliburgueses”:
empresarios acaudalados, con un estilo de vida extravagante, que se jactan de
sus lazos con el gobierno chavista y que eligieron a Miami como su refugio
predilecto, tanto de ellos mismos como de numerosas y abultadas cuentas
depositadas en sus bancos.
La versión del
interrogatorio del FBI también indica que Durán afirmó que de lo único que se
declara culpable es de “tener montones de dinero, negocios exitosos, muchas
admiradoras y autos costosos”. Para seguir la costumbre de sus colegas de la
“boliburguesía”, el travieso de Franklin no pierde oportunidad para hacer
alarde de su riqueza y su acelerado estilo de vida.
Pero además de las
complicaciones por el caso de la maleta dolarizada, Durán puede enfrentar
otros cargos que el FBI había mantenido hasta ahora en el freezer. El
empresario ya estaba en la mira de las autoridades norteamericanas desde hace
unos diez años. Precisamente el tiempo en que comenzó su meteórico ascenso y el
que lleva Hugo Chávez en el poder.
Según los documentos
acumulados por los fiscales, venía siendo investigado por lavado de dinero
proveniente del narcotráfico, y las autoridades recibieron información
detallada sobre al menos 13 millones de dólares en transacciones financieras
sospechosas efectuadas por Durán y sus socios desde 1998 a 2001. Los
procesos del gran jurado son secretos y “The Wall Street Journal” no pudo
determinar el resultado de esa investigación. Pero ello bien podría derivar
hacia un segundo caso judicial que también tendría jugosas secuelas.
Lo cierto es que el juicio inicial, previsto para el próximo
23 de junio, promete ser muy colorido y seguramente concitará la atención de la
prensa de gran parte del mundo. en especial de la argentina y la venezolana, la
que según su independencia o su aceitada relación con los respectivos gobiernos
informará en forma fidedigna o, en el último caso, tratando de lavar
desesperadamente la imagen de sus mandantes.
Ni hablar de los sacudones
que producirá en ambas sedes gubernamentales: las pruebas acumuladas sobre
lavado de dinero del narcotráfico, la intromisión de funcionarios del gobierno y
de la DISIP en el caso de Venezuela, y el vergonzoso señalamiento del destino
del dinero de la maleta para la campaña presidencial de la actual gobernante de
la Argentina, puede transformar los despachos de Miraflores y de la Casa Rosada
en una olla a presión.
Un síntoma que puede estar
relacionado con estos temas: el gobierno norteamericano, que suma al
narcolavado la ya inocultable sociedad de Hugo Chávez con la
organización narcoterrorista FARC, estaría a punto de incluir a Venezuela
en la lista de “países que apoyan al terrorismo”, es decir en la misma
lista en la que tiene a Cuba, Irán, Siria y Corea del Norte —si bien este último
país ya habría sido quitado de la misma—, en tanto el Departamento de Estado, en
su reciente informe sobre derechos humanos, corrupción y otros aspectos, no fue
muy contemplativo con la Argentina, citando casos de corrupción como los de
Skanska y el baño-gate de la ex ministra de Economía Felisa Miceli,
entre otros.
Elegantemente, o en bien de
sostener por ahora la endebles buena relación entre Argentina y Estados Unidos,
en realidad prendida con alfileres, no se hizo mención en ese informe al caso de
la maleta de Antonini Wilson.
Pero la maleta está vigente
y su sombra, en constante crecimiento, terminará por cubrir a la inquilina de la
Casa Rosada. Todo estallará, seguramente, a partir de la iniciación del juicio
en Miami, coincidiendo con el comienzo del invierno en la Argentina. Un invierno
que promete ser muy crudo, y no sólo por la crisis energética.
Carlos Machado