Existen en el tema de las retenciones algunos cuestionamientos que ningún
representante del kirchnerismo pudo responder aún, como por ejemplo: ¿para qué se
aumentaron si la economía —según el gobierno, por supuesto—
funciona tan bien?; o ¿en qué se destina lo recaudado a través de las retenciones?;
o ¿por qué dicen que quieren defender al pequeño productor cuando en realidad
este es el principal damnificado? A esta altura es innegable que el conflicto lo desató el
aumento de las retenciones al 44% como piso y de ahí para arriba móvil según
variación del precio internacional del producto.
Más allá de estas cuestiones, surgen algunas curiosidades
que no muchos han advertido. Una de ellas tiene que ver con que las normas en la que se respaldó la
Presidente Cristina Kirchner son un decreto-ley modificatorio de dos títulos
del Código Aduanero dictados por el ex-dictador Juan Carlos Onganía y un decreto
de necesidad y urgencia dictado por el ex-Presidente Carlos Menem, el cual
delega en el Ministerio de Economía facultades aduaneras inherentes y propias
del Congreso Nacional.
Resulta paradójico pues que se trate de golpistas a quienes se
manifiestan en contra de ellas. Más aún si ello proviene de un gobierno que
concentra en el Poder Ejecutivo la facultad de sancionar tarifas aduaneras que
son propias del Congreso Nacional.
Otro detalle interesante es que, a pesar de que la
Presidente se refiera a las 4x4 en las que están montados los productores
agropecuarios, a este tipo de vehículo —especialmente una 4x4 Grand CheroKee— la
hizo famosa un funcionario K de Río Gallegos llamado Daniel Varizat, quien dando marcha adelante y atrás
varias veces atropelló violentamente a un grupo de docentes que se manifestaban
por sus derechos laborales.
Y si de datos ilustrativos curiosos se trata, es raro que
pocos hayan advertido
las consecuencias que este nuevo aumento tendrá en el sector agropecuario. Para
que se entienda bien, uno de los diálogos que se extiende en todos los cortes de rutas
entre los pequeños productores y los administradores de pooles de siembra de
grandes extensiones es más o menos el siguiente: "con este nuevo aumento, la rentabilidad sólo alcanza para los gastos".
A su vez, el administrador de pooles de siembra responde: "No te preocupés, la cosecha que
viene te alquilo el campo y te olvidás de estos quilombos". De hecho la primera
entidad que facilitó el diálogo con el gobierno y levantó las medidas de fuerza
fue la Sociedad Rural que representa al segmento más concentrado del sector.
No menos significativo es que nadie haya advertido el
contexto internacional en el que se dictó el aumento de las retenciones, que es
la inestabilidad financiera de EEUU por la crisis del mercado hipotecario que se
extendía al resto del mundo y la moneda estadounidense en baja.
En un modelo de país atado a un dólar "recontraalto" o peso
sobrevaluado, sus consecuencias empeorarían los términos de intercambio de la
balanza comercial y por ende el superávit fiscal basado en las retenciones
sojeras. Resulta paradójico que la verdadera motivación que desató la medida de
un gobierno "progre" estuviera orientada a garantizar el riesgo de un
desequilibrio fiscal que provenga de la más ortodoxa escuela liberal de
Chicago.
Por último, es curioso por que no se apliquen las
retenciones a la exportación de nuestras riquezas metalíferas de oro y plata que
no son renovables como los recursos agrícolas, que apenas sí alcanzan el 4% y,
cuando se intentaron subir uno o dos puntitos más, el lobby internacional
desbarató esa posibilidad con mayor éxito que el sector agropecuario.
Pablo Dócimo