Es lógico que durante cualquier gobierno y
cualquier época, haya personas que estén a favor o en contra de tal o cual
medida o tal o cual política implementada por cada administración.
Sin ir muy lejos, podríamos citar como ejemplo el período del
"menemato", que si bien hoy es rechazado por la inmensa mayoría de la población,
obtuvo en las elecciones presidenciales del 2003 casi un 25% de los votos. Esto
significa que un cuarto de los votos válidos aprobaban la política de Carlos
Menem.
Si embargo, más allá de la cantidad de personas que aprueben
o no a un gobierno, existen hechos, acciones, actitudes, que además de ser
deplorables, son innegables.
Y si analizamos a los Kirchner, encontramos hechos y
actitudes tan innegables que los han llevado a convertirse en lo que siempre
criticaron: el terrorismo de Estado. Paradójicamente, los detractores a
ultranza mutaron en el objeto de su crítica, convirtiéndose en "estatistas del
terror". Para demostrarlo, citemos algunos hechos K indiscutibles:
Nos aislaron del mundo, con el agravante de asociarnos a un
loco mesiánico como Hugo Chávez.
Hicieron terribles negocios con la obra pública, y si no
veamos los casos Skanska y Romina Piccolotti.
Tenemos una economía cerrada. Vivimos una fantasía, con
índices que arroja un INDEC ultrajado e intervenido por un mafioso, Guillermo
Moreno, que aprieta a quien quiere con un revólver calibre 38 largo.
Extorsionan gobernadores e intendentes por medio de obras
públicas. Esto, traducido, es: "si me chupás las medias te mando fondos, sino
no".
Pisaron a los maestros de Río Gallegos, pero literalmente,
con la 4x4 de Daniel Varrizat.
Apretaron a las FFAA, a la Iglesia, a los medios y
periodistas, a la oposición a la industria, a la Justicia y al campo
Nunca dieron una conferencia de prensa, no vaya a ser que
algún periodista desubicado les pregunte por los fondos de Santa Cruz o el
título de abogada de Cristina Kirchner.
Transformaron el Congreso Nacional en una escribanía,
aprobando innumerables Decretos de Necesidad y Urgencia, avanzando sobre el
Consejo de la Magistratura y adquiriendo los súper poderes.
Se la pasan de acto en acto y de tribuna en tribuna, como si
permanentemente estuviesen en campaña, pero si no es con dádivas, viáticos,
micros, etc. no llevan gente.
Por último, patotearon a los manifestantes en Plaza de
Mayo. Tienen fuerzas de choque al mejor estilo fascista como las “brigadas
bolivarianas” de Chávez, comandadas por D´Elía, pérsico y Moyano.
Se burlaron de los 400.000 electores de Luis Patti,
cuando quien impulsó esta maniobra, Miguel Bonasso, es una persona que, como
montonero, secuestró, torturó y mató —está libre gracias a un oportuno indulto
menemista— y quien no posee ninguna autoridad moral para juzgar a nadie.
Y como si todo esto fuera poco, además de la soberbia, la
intolerancia y la descalificación constante hacia quienes piensan distinto, se
pretende crear el “Observatorio de Medios”, para poder controlar y censurar a la
prensa y crear, de paso, otro ente burocrático administrativo para acomodar a
algún chupamedias de turno. Y la lista podría ser mucho más extensa… como por
ejemplo decir que todo aquel que no esté de acuerdo con los K es tildado de
golpista o, por lo menos, desestabilizador.
Pero la realidad es que nuestro país está jaqueado por una
situación internacional pocas veces vista, y la estamos dejando pasar, sino
¿cómo se explica que el joven Lousteau está desesperado tratando de conseguir
créditos millonarios en el exterior volviendo a generar deuda?
Se puede estar de acuerdo o no con un gobierno, se puede
disentir, pensar distinto y hasta se puede consensuar, pero hay hechos, como los
enumerados, que no permiten el más mínimo acuerdo.
¿Alguien se atreve a decir que algo de lo aquí expuesto es
falso? si alguien se anima, me gustaría conocerlo.
Pablo Dócimo