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Las cacerolas guardadas

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Aún no se puede creer. La fórmula Menem-Romero obtuvo el 24, 3 de los votos en todo el país, y se colocó primero de cara al ballotage del 18 de mayo. Segundo, se ubicó el binomio Kirchner-Scioli con el 22%. Tercero, quedó el Bulldog López Murphy con un 16,4%, mientras que Elisa Carrió se tuvo que conformar con un 14,2% mientras que Adolfo Rodríguez Saá sufrió un vapuleo sin precedentes que lo tiró a un exiguo 14,1.

 

Mirando quien quedó primero, muchos se agarran la cabeza y piensan con bronca “otra vez sopa”. ¿No alcanzaron diez años de sufrimiento, para asistir nuevamente al retorno del Sida de la sociedad, como acertadamente denominara el malogrado Carlos Chacho Alvarez a Menem?

 

¿Con qué se vota?

 

Los especialistas se desgañitan etiquetando a las distintas modalidades de sufragios. Por ejemplo, cuando Menem obtuvo la reelección en 1995 fue mediante lo que se denominó el voto cuota. Es decir, los sufragantes pensaron más en el bolsillo que en la corrupción galopante, la desocupación desbocada y demás agregados del folklore menemista. Cuando Fernando De la Rúa fue vapuleado en octubre del 2001, se denominó al causante de la debacle como voto bronca. Mes y medio después, el repiqueteo de las cacerolas de la rebelión popular lo obligó a huir en helicóptero.

Pero un año y medio después, el domingo 27 de abril, con las cacerolas bien guardadas, el sufragio que consagró la paridad Menem-Kirchner fue denominado voto útil.

Si el primero de todos, es generado con la parte del cerebro donde reside el egoísmo, el segundo es producto de la pasión del enojo, el tercero, ¿viene directamente del tujes?

Puede ser así. El tujes bien pudo enseñorearse por sobre la pasión y el cerebro, y guiado la mano de muchos argentinos que votaron a Menem.

Mientras los adoradores del tujes siguen festejando, al compás de los bombos del Tula, el resto de los argentinos no sale de su estupor. Para ellos, este resultado es un golpe en el plexo solar de la memoria colectiva. Pocos se explican que, a 20 años de la recuperación democrática, obtenga más consenso el candidato que en sólo diez años acabó con 50 años de conquistas sociales.

 

¿Masoquismo u obsesión por el orden?

 

Tanto Menem como López Murphy -quien se impuso en la Capital Federal- amenazaron con apelar a un remedo de orden cerrado para “pacificar” la nación Argentina. Incluso, se habló de la circulación de listas negras en poder de allegados del primero.

También la visión económica se complementa, pues ambos son decididos sostenedores de la falacia conocida como economía social de mercado. O sea, como se explicó en un análisis anterior, el plan depredador del Oreja Martínez de Hoz corregido y aumentado.

No obstante esto, el Koala salió cabeza y el Bulldog se ubicó claramente como la tercera opción a futuro.

Sistemáticamente, se olvidó a la hora de votar, los estragos acontecidos en la nefasta década menemista, por la garantía del orden y la estabilidad económica. Se optó por más de lo mismo, haciendo gala del más tremendo masoquismo. Porque cuando se obtura la memoria, hasta Videla puede ser presidente si tiene un hábil equipo de marketing detrás, que le prometa al electorado volver a los dorados días de la paridad "1 a 1" dólar-peso.

Las cacerolas quedaron bien guardadas, abolladas y entumecidas, porque otra vez en nombre del “pragmatismo” y el “realismo político” la conciencia colectiva no puede competir con bolsones de comida y fajos de billetes.

 

 Fernando Paolella

 

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