Llegamos al 7 de mayo fortalecidos, luego
de haber transitado tiempos difíciles, con un contundente paro de 21 días, y un
mes de intensas negociaciones con el Gobierno que nos permitieron lograr algunos
avances, pero que aún no alcanzan para destrabar todos los temas sobre los que
estuvimos discutiendo con las autoridades. Entre ellas, se destacan las
retenciones móviles, una medida de marcado tinte confiscatorio, que, sumada a un
larga serie de decisiones desacertadas para el sector, constituyó la gota que
rebasó el vaso y precipitó la situación que estamos viviendo ahora.
Nuestro compromiso con el diálogo fue total, lo que quedó
demostrado por las múltiples reuniones a las que asistimos, a pesar de las
continuas descalificaciones que sufrimos y los palos en la rueda que nos ponían
quienes encararon el diálogo, con el ánimo y las tácticas de quien negocia con
el enemigo y no con un sector importantísimo de la sociedad argentina en las
búsqueda juntos del bien común.
Normalmente se nos denomina representantes del campo, aunque
preferimos pensar que con nuestra protesta y con lo que sostenemos, estamos
actuando en beneficio de todo el país, para que no sólo esta generación sino
también las de nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de todos los alimentos
que hoy tenemos disponibles pero cuya producción peligra al no existir una
política agropecuaria integral, amplia, diversificada e incluyente.
Este camino que hemos emprendido no es sólo por nosotros.
Es por todos los argentinos que queremos un país federal sin prácticas
centralistas y unitarias. Porque vivimos y trabajamos en el interior y sabemos
las necesidades que existen en los diversos pueblos y ciudades de las
provincias.
También nos movilizamos porque no podemos comprender que en
un país rico, con una enorme producción de alimentos, haya pobres. Que se sigan
tomando medidas que generan el enriquecimiento de unos pocos en detrimento de
miles de argentinos que viven en la pobreza, sin poder acceder a su desarrollo y
a los alimentos básicos que permitan vivir con dignidad.
Nos acusaron de generar la inflación con falsas
argumentaciones, buscando tal vez enfrentarnos con el resto de los argentinos.
Todo el país se ve afectado por este problema que se genera por causas
estructurales y por acción de los grupos económicos favorecidos que acrecientan
su rentabilidad.
Intentaron menospreciarnos diciendo que el campo genera sólo
el 1,7% del empleo argentino, buscando relativizar su importancia en la economía
nacional, cuando la actividad agropecuaria, agroalimentaria y agroindustrial da
trabajo a cientos de miles de compatriotas (que en los hechos suma el 34% del
trabajo nacional), dotando de vida y riqueza a los pueblos y ciudades, así como
también dinamizando las economías.
Sin dudas, muchos argentinos pudieron ver estos motivos
profundos que derivaron en la protesta que protagonizamos, y por eso nos
respaldaron. "A lo largo de nuestras movilizaciones contamos con el apoyo y el
calor de las grandes ciudades, de los habitantes de cientos de pueblos que se
dieron cuenta de que no somos desestabilizadores ni quisimos perjudicarlos ni a
ellos ni al gobierno, sino que estábamos pidiendo por lo que creemos justo: por
el bien común y por el futuro de nuestro país.
Por último, acudimos a la fuerza del pueblo para que cada
argentino se acerque a sus políticos, en cada ciudad, en cada región, en cada
provincia y los ponga al tanto respecto a la realidad de la problemática del
sector agropecuario para que estos eleven al corazón del poder la sensación
de malestar que causa en el país la implementación de esta política agropecuaria
presente que fracasó y que se torna imprescindible modificar hacia otra política
agropecuaria nacional, incluyente y base de un modelo de desarrollo sostenible.
Todos somos el campo. Ponete la escarapela por el país.
Ponete la escarapela por el campo.