La actual podría ser una época de bonanza para Argentina, y para la primera mujer electa presidente, Cristina Fernández de Kirchner. Los precios de los commodities agrícolas crecen a gran velocidad, el consumo también crece y la inversión extranjera está ingresando.
    (Sin embargo) la estrategia económica diseñada por el marido de Cristina Kirchner, que la precedió como Presidente, está mostrando crecientes signos de tirantez.
    La creciente inflación se ha convertido en la preocupación de muchos argentinos. Un conflicto iniciado hace dos meses, entre el gobierno y ruralistas acerca del incremento de impuestos a la exportación ha debilitado la popularidad de la Sra. Kirchner y causó fisuras en su "partido peronista". Y con el invierno a solo semanas de llegar en Sudamérica, las chances argentinas de sufrir otra crisis energética como el año pasado, dependen del clima y la buena voluntad de Brasil, con la promesa de exportar algo de electricidad.
    Incluso, el discurso de la Sra. Kirchner el domingo, en el aniversario de la Revolución de Mayo argentina, no conformó sus propias ambiciones. El "pacto social" que ella había planeado anunciar junto a sindicatos de trabajo y otros grupos para combatir la inflación no sucedió. En cambio, la Sra. Kirchner fue opacada por un enorme acto organizado por grupos de ruralistas, los cuales se han convertido en un naciente movimiento político en las últimas semanas.
    La Sra. Kirchner quería utilizar el acto del 25 de mayo como una oportunidad para los argentinos "de dejar atrás 200 años de fracasos y frustraciones". Pero en lugar de utilizar su discurso para anunciar algo nuevo en su discurso de cerca de 15 minutos en la ciudad norteña de Salta, lo utilizó para enumerar los logros del Gobierno pasado (el de su marido).
    No hizo mención directa del conflicto con los ruralistas.
    A lo largo del país, en Rosario, un estimado de 300 mil ruralistas flameando banderas dieron su demostración. Hablaron a la Presidente por abandonar el apoyo al campo del interior del país. "Sra. Presidente, no nos mienta más", dijo Alfredo de Ángeli, presidente de la Federación Agraria Argentina de Entre Ríos.
    La Sra. Kirchner, una ex Senadora que fue hábilmente electa presidente en octubre, es vista como una moderna Eva Perón. Ella prometió continuar con la prosperidad del país y adoptar programas sociales adicionales para redistribuir riqueza.
    El Sr. Kirchner se volvió fuertemente popular después de revivir al país de una invalidante crisis económica en 2001 devaluando el peso; subsidiando el trasporte, la energía y la comida; usando impuestos de exportación al agro para acumular ingresos. La economía ha crecido por más del 8% cada año desde 2003 y ha creado más de 3 millones de trabajos. Muchos economistas privados esperan que ese ritmo de crecimiento caiga este año.
    Casi al principio, la administración de la Sra. Kirchner estuvo definida por un conflicto. Sólo días después de hacerse cargo en diciembre, un fiscal de Miami anunció un caso controversial relacionado a una valija conteniendo cerca de 800 mil dólares, el cual dijo estuvo destinado a la campaña contributiva a la Sra. Kirchner desde el gobierno de Venezuela. La Presidente argentina reaccionó furiosamente resultando tensionadas las relaciones con los Estados Unidos.
    (...) La Sra. Kirchner vio en la protesta de los ruralistas una treta política. Para los productores el incremento impositivo fue "el equivalente de decir a alguien que está yendo a la bancarrota dentro de los próximos cuatro años", dijo Alfonso Prat-Gay, ex jefe del Banco Central.
    Con precios a los alimentos y otros ítems subiendo rápidamente, la Argentina está pasando un momento de resistencia a creer en estadísticas gubernamentales oficiales, las cuales, según algunos economistas privados, están siendo manipuladas.
    Esas incertidumbres prendieron luces de alerta en la clase media argentina, la cual está guardando sus ahorros comprando dólares, un signo de que piensan que el gobierno está en problemas. Esas compras están estimuladas por el miedo de que el gobierno pueda congelar cuentas bancarias y prevenir retiros de dólares, en una repetición de las medidas económicas tomadas en 2001, para detener una corrida bancaria.
    (...) Las políticas económicas argentinas están empezando a limitar las inversiones extranjeras. Mientras las inversiones directas foráneas en Latinoamérica se han incrementado un 46% en 2007, en Argentina roza sólo el 14%, detrás de Brasil, Chile, Colombia y Perú.

Alexei Barrionuevo
New York Times
Traducción Christian Sanz, Tribuna de Periodistas

Artículo original: http://www.nytimes.com/2008/05/26/world/americas/26argentina.html?_r=3&ref=americas&oref=slogin&oref=slogin&oref=slogin