Quienes se encuentran en la búsqueda de
departamentos para alquilar, se someten a situaciones constantes de inseguridad,
padecimientos y sometimientos por parte de quienes se encargan de ofrecerlos ya
se trate de intermediarios como las inmobiliarias, administración y dueños
directos.
Los precios de los alquileres son exhorbitantes y quienes
deben renovar su contrato porque finalizó el mismo al término de los 24 meses de
locación, deben elegir entre quedarse y pagar un fuerte aumento o bien salir a
buscar.
Si eligen la opción de no renovar y salir a buscar, deben
soportar no solamente largas colas o intentar ser los primeros para realizar un
reserva —que no es segura toda vez que hasta que se realicen las averiguaciones
de rigor y tradicional, tanto del inquilino-ingresos económicos, estado en el
que se encuentran en el Veraz, etc—, sino que deben soportar una cadena
interminable de trámites.
Uno de los mayores problemas tiene que ver con las garantías,
que terminan siendo compradas. Los precios de estas son equivalentes al valor
del alquiler de un inmueble que oscila entre los $900, $1.000 y $1.500, y quien
la compra debe enfrentar estos valores y la eventual respuesta negativa por
parte del propietario.
Por otra parte, en las inmobiliarias ya son conocidos quienes
realizan y lucran con este negocio en perjuicio exclusivo del inquilino, que no
puede acceder a otras garantías, ya que las de amigos o parientes se encuentran
muchas veces inscriptas como "bien de familia" y no son aceptadas.
Pero a quien no se les exige garantía propietaria es a los
turistas extranjeros que alquilan inmuebles en zonas cotizadas de esta ciudad,
quienes ante la falta de la misma, ofrecen pagar la totalidad del contrato,
tanto en dólares como en euros, con la inseguridad y riesgo para el propietario
de que, al finalizar el contrato, le devolverán el departamento y en las mismas
condiciones que lo alquiló.
A ello se suma que las comisiones de las inmobiliarias
—intermediarias— son exhorbitantes y en muchos casos existen abusos, ya que
solicitan desde un mes y medio de comisión, hasta dos meses del valor del
alquiler. De allí que la búsqueda a "dueño" es difícil y poco habitual, ya que
todo queda en manos de tales inmobiliarias y administraciones.
Efectivamente, quien debe enfrentar un nuevo contrato de
locación debe contar con una suma elevada que suele constar en un mes de
depósito, un mes adelantado de alquiler, dos meses de comisión, y una cifra no
menor a $200 para la reserva en el día que se visitó el inmueble.
Concretamente, en un alquiler de dos ambientes de $1.200 de acuerdo a una zona
mas o menos razonable el inquilino necesita un total de $5.000 para la firma del
contrato y así poder ingresar al inmueble.
A través de diversos relevamientos realizados en el año 2007,
se estableció que los alquileres crecieron 2,5 veces más que la media de
inflación y en lo que va del año 2008 se prometió duplicar o triplicar ese
índice.
Así es cómo la Cámara de Propietarios (CAPRA)
estableció que, si bien muchos contratos se están firmando en lo que va del año
2008, esto es con subas de hasta un 25 y 30 % anual, resultando de gravedad los
escalonamientos que se realizan cada seis meses.
Si bien es cierto que la ley 25.561 prohíbe subir las
locaciones por inflación, en la práctica, propietarios e inquilinos pactan
nuevas formas de contrato que se llama "escalonado", en virtud del cual desde el
inicio del contrato se determina cuál será el precio a los 3, 6 o 12 meses.
El articulo de esta normativa legal que establece la
prohibición de aumentos es el art. 7º en virtud del cual se determina: "El
deudor de una obligación de dar una suma determinada de pesos cumple su
obligación dando el día de su vencimiento la cantidad nominalmente expresada.
En ningún caso se admitirá la actualización monetaria, indexación por precios,
variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa,
haya o no mora del deudor, con las salvedades previstas en la presente ley."
Por otra parte, se pudo establecer que el alza de los
alquileres —debido a la inflación— afecta al resto del país y no se limita a la
ciudad de Buenos Aires.
Entre las quejas de quienes soportan esta odisea de alquilar
se encuentra el fuerte aumento de las expensas que en muchos casos llega al 100%
. En este tema, la reflexión se debe a que las mismas son soportadas por el
inquilino, que debe mes a mes encontrarse con liquidaciones, que por el motivo o
ítems que fuere debe soportar dichos aumentos, con consorcios de propietarios o
administraciones que exceden su funciones y que cometen abusos variados desde
sus honorarios hasta arreglos que no existen.
Otra de las novedades a la hora de alquilar y que se
encuentran desde hace un tiempo son los combos de alquileres, que están
compuestos por el valor del alquiler, mas las sumas de las expensas y el
impuesto de alumbrado, barrido y limpieza (ABL), ofrecidos como una gran
oportunidad para el inquilino, intentando hacerle creer que no paga expensas
porque están incorporadas y que son pagadas por el propietario, lo que en la
práctica no es así.
Frente a esta situación, que se vive a diario por el tema de
los alquileres y que es histórico, la desprotección del inquilino es total y con
la crisis que vive actualmente nuestro país, el acceso a una vivienda digna es
inalcanzable, porque los créditos que se otorgan, son irreales y con cuotas que
nunca se terminan de saldar, más allá que existan entidades bancarias, que
promocionan líneas de créditos con publicidad, que entra por los ojos y son
encantadoras socialmente para una familia tipo pero, que sólo quedan para la
pantalla del televisor.
Finalmente y, en el caso de necesitar consultar situaciones
de abusos o dudas acerca de un contrato de alquiler, la Union Argentina de
Inquilinos (UAI), ofrece su pagina web en la cual se pueden contactar todos
aquellos que desconocen y no saben cómo manejar ciertas situaciones en torno al
contrato de alquiler de inmuebles.
Esta es la realidad y testimonio que a esta redactora
ofrecieron quienes se encontraban en la búsqueda de departamentos en espera para
alquilar.
Graciela Catalán Álvarez