El gobierno entró ayer nuevamente en zona
de peligro en el Senado. Un conteo del kirchnerismo por la mañana, más
declaraciones públicas de algunos senadores que definieron su posición pusieron
al oficialismo al borde de un fracaso en el recinto en la sesión de mañana donde
deberán ratificar la Resolución 125. La negativa de la riojana Teresita Quintela
a apoyar el proyecto oficial sobre las retenciones móviles, el rechazo de Ada
Maza a estar siquiera presente en el momento de la votación, la protesta de la
chaqueña Elena Corregido y la definición en contra del oficialismo del neuquino
Horacio Lores, del MPN, obligaron a Cristina de Kirchner a entrar
personalmente en escena. Fue suficiente como para pensar que mañana el gobierno
podría sufrir un disgusto en el Senado.
Por eso empezó por la tarde la ronda de senadores por el
despacho presidencial, un privilegio que pocos de ellos habían disfrutado hasta
entonces. Cristina de Kirchner debió apelar al poder de convencimiento que sólo
los presidentes pueden tener con las necesitadas provincias. Una original manera
de instaurar un sistema productivo, éste de buscar la diferencia por un voto en
lugar de asentar el mecanismo en un consenso entre quienes actúan en él.
El desfile comenzó con la pampeana Silvia Gallego, quien
tenía definido su voto a favor del gobierno. El peligro allí es que La Pampa
votará dividida: Rubén Marín no apoyará la ratificación de la Resolución 125
y de ahí el miedo presidencial a dejar un cabo suelto. Por si quedaba algún
tema por definir, Gallego pasó luego por el despacho del jefe de Gabinete,
Alberto Fernández.
La rebelde riojana entró en segundo lugar. Por la mañana,
Quintela había sido clara: «Mi voto será negativo porque considero
inconstitucional y confiscatoria la Resolución 125». Tampoco le gustó a la
riojana la forma en que el kirchnerismo negoció la ley: «Hay que convencer más
que presionar».
Quintela pasó primero por el despacho de Cristina de Kirchner
para un encuentro a solas y luego visitó a Florencio Randazzo. No hubo
conferencia de prensa para anunciar algún cambio de posición de la senadora
riojana, pero el gobierno se quedó con la idea que había conseguido convencerla.
Entre las malas noticias que el kirchnerismo escuchó durante
la mañana estuvieron también las dudas sobre Ada Maza, la otra senadora riojana.
Hasta la semana pasada su voto era seguro a favor del proyecto oficial, pero
ayer se supo que hasta podría ausentarse de Buenos Aires en el momento de la
votación.
Se recordó entonces en el kirchnerismo el día que Ada Maza
permaneció un día entero en la sala de espera de la Casa Rosada para que algún
funcionario la escuchara en medio del proceso de destitución de su hermano. La
senadora se fue esa noche sin encontrar algún interlocutor en el gobierno.
Por eso ayer fue llevada rápidamente hasta el despacho de
Cristina de Kirchner para intentar revertir esa animosidad con el matrimonio
presidencial.
Para reforzar posiciones, el misionero Luis Viana también
pasó por el despacho de Randazzo. Por las dudas, Cristina de Kirchner suspendió
todas las audiencias previstas para hoy y dejó todo su tiempo libre para seguir
«conversando» con los senadores díscolos de su partido.
Después de ese maratón de legisladores por la Rosada el
kirchnerismo comenzó a respirar con más tranquilidad, aunque no hay seguridad
todavía sobre la decisión que tomarán algunos de ellos.
Endurecimiento
De hecho la lista de senadores en duda, que prácticamente
había desaparecido, volvió a nutrirse de algunos nombres. Hay casos como el del
catamarqueño Ramón Saadi que están definidos. Es sabido que éstos son los
momentos para endurecer posiciones, justo cuando el gobierno cuenta voto a voto.
Un caso similar sería el de la formoseña Adriana Bortolozzi y el radical K
santiagueño Emilio Rached. A pesar de las reticencias de estos días se da por
sentado que esos votos serán a favor de las retenciones.
Pero, en otros casos las dudas son mayores. Ayer, Miguel
Pichetto tuvo que soportar que la chaqueña Elena Corregido le comunicara
personalmente que votaría en contra de la ratificación de la Resolución 125:
«Perón no me perdonaría que votara por disciplina partidaria», le dijo. Sus
disidencias con Jorge Capitanich ayudan tanto en esa definición como el rechazo
que tiene Corregido contra un proyecto que, considera, termina impulsando la
siembra de soja en lugar de controlarla.
Distinta es la situación del arista fueguino Juan Carlos
Martínez. El no responde ni a Fabiana Ríos, como la otra senadora por esa
provincia, María Rosa Díaz quien votará en contra del proyecto oficial, ni a la
estructura del ARI. En la última elección apoyó a Fernando Pino Solanas. Se
asegura en el Senado que sólo Eduardo Buzzi, Claudio Lozano o la estructura de
la CTA, donde responde, podrían convencerlo.
Por ahora Martínez no define posición, aunque anunció una
conferencia de prensa para mañana a las 10 donde explicará su voto. El ARI y la
Coalición Cívica creen que terminará absteniéndose.
El kirchnerismo se reunirá hoy en las oficinas de
Pichetto para diseñar la estrategia final. Está previsto que esa reunión se haga
después del acto y movilización en la Plaza del Congreso donde hablará Néstor
Kirchner. Casi al mismo tiempo la oposición tendrá sus reuniones de bloque. Los
ocho senadores de la UCR lo harán después del acto en el Monumento de los
Españoles al que concurrirán en grupo. El resto de los bloques los imitará.
Rubén Rabanal
Ámbito Financiero