En el marco de los resultados de una reciente encuesta oficial sobre adicciones, donde se comprobó que casi medio millón de argentinos probó cocaína y que el 7% de la población de todo el país dijo haber fumado marihuana alguna vez, la presidente Cristina Kirchner se manifestó a favor de despenalizar el consumo de drogas y "perseguir" sólo a quienes comercializan drogas, en vez de tratar como "criminales" a los que no pueden superar una adicción, y pidió un compromiso de toda la sociedad para "comenzar a cambiar la realidad". Con sus palabras hizo un flaco favor en el camino de la despenalización del consumo y la tenencia de drogas, lo cual viene siendo impulsado por el impresentable ministro de Justicia, Aníbal Fernández.

   La mandataria participó de la presentación de la Encuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2008, realizada por el INDEC, en el marco de un trabajo conjunto con el ministerio de Justicia y la asistencia del Comité Científico Asesor y el ministerio de Salud. 

    Momentos antes, el ministro Fernández había regalado una frase miserable: que en la Argentina "no hay muertes comprobadas" por sobredosis de "cocaína, de la marihuana y el paco". ¿Qué opinarán las Madres contra el Paco ante semejante barbaridad, con sus hijos destrozados por esa droga?.

    En su insólito discurso, la Presidenta reconoció haber sido una "fumadora compulsiva, que consumía dos atados (de cigarrillos) por día", pero se enorgulleció al señalar que dejó de fumar hace "20 años" —el 31 de diciembre de 1988— y "no volví a encender un cigarrillo" desde aquel momento, relató. Muchos se preguntaron ¿qué tiene que ver el tabaco con la cocaína?

    Tras aclarar que no es una "especialista" en la temática de adicciones —algo que los concurrentes advirtieron fácilmente—, evaluó que el problema "tiene que ver con cuestiones culturales de la vida en las grandes urbes" y, en este sentido, sostuvo que no alcanza con hablar de "inclusión económica" sino que también es necesario hablar sobre "inclusión cultural, familiar y social". "Estamos ante un problema de adicciones que tiene un aspecto económico, pero también de modificación de los comportamientos de los valores, de los hábitos de vida", analizó en su mensaje Fernández de Kirchner, quien advirtió que "no deja de llamar la atención que muchas veces las adicciones se descubren en sectores de alto poder adquisitivo". A esa altura, quienes la escuchaban no podían salir de su asombro.

    Es dable mencionar que la encuesta fue realizada con la colaboración de un grupo de especialistas célebre por su postura a favor de la no penalización de la tenencia de estupefacientes —como la psicoanalista Eva Giberti, la fiscal Mónica Cuñarro (sospechosamente amiga del ministro Fernández) y el sociólogo Alberto Calabrese— y sería el paso previo a la presentación de un proyecto de ley del oficialismo para la despenalización del consumo personal de drogas.

   En marzo pasado, en sentido contrario a lo que se hace en todo el mundo, Aníbal Fernández planteó el tema durante una cumbre de la ONU, al pedir que se termine "con un sistema que atrapa al consumidor y lo criminaliza" y hoy retomó el tema con el sondeo que abarcó 51.000 casos en todo el país, entre abril y junio de 2008.

   Mientras la ciudad de Buenos Aires encabeza todos los rankings de consumo de drogas, sería conveniente que alguien le dijera al bigotudo ministro que se atreva de una vez por todas a combatir el narcotráfico, un flagelo que crece día a día y que, sospechosamente, nadie batalla.

Carlos Forte