Título: Todo sobre las mujeres
Título original: The women
Género: Comedia dramática
Dirección: Diane English
Guión: Diane English
Interpretes: Meg Ryan, Annette Bening, Eva Mendes, Debra Missing, Jada Pinkett
Smith, Bette Midler
Música: Mark Isham
Montaje: Tia Nolan
Fotografía: Anastas Michos
Origen: Estados Unidos (2008)
Duración: 113 minutos
Web: http://www.thewomenthemovie.com
Año: 2008.
Calificación: Apta para mayores de 13 años
El film plantea “el mundo mujer”, gastando sus horas hablando
y pergeñando en contra de los hombres. La estética femenina impregna la
pantalla seduciendo y envolviendo todo a su alrededor. Mediante una falla
manifiesta del dispositivo del metamensaje, la presencia masculina es la gran
ausente.
Un grupo de amigas, liderado por Mary Haines (Meg Ryan), una
arrolladora y emprendedora mujer, que nunca pasa desapercibida, recibe una
noticia que la estremece: su pareja tiene un romance con una sensual vendedora
de cosméticos, llamada Crystal Allen (Eva Mendes). Sus compañeras, encabezadas
por Sylvie Fowler (Annette Bening), Edie Cohen (Debra Messing) y Alex Fisher
(Jada Pinkett Smith), acuden en su ayuda.
Cuando todo parece solucionarse, una discusión entre Sylvie y Mary (las
protagonistas principales de la película), logran un distanciamiento momentáneo,
plasmando las mejores escenas de tensión de la obra.
The Women, está basada en la obra teatral de Clare Boothe Luce, y en el film
Mujeres (comedia clásica de 1939), con dirección de George Cukor sobre el guión
de Anita Loos y Jane Murfin. Por tanto, es un remake tamizado de elementos
posmodernistas que resignifican la historia. El público dirá si lo logra. Salva
el éxito del film el trabajo descollante de las protagonistas. Sobremanera Sylvie Fowler (Annette Bening) logra torcer el eje del relato. Mientras en la
versión de 1939, la narración gira en torno a la reconciliación de Mary y su
marido, esta propuesta de Diane English, recorre deliciosamente los sinsabores y
las dichas de las dos amigas, y la consecución de su renovada amistad. Todo un
logro por cierto.
El teorema central a resolver, es el guión fílmico. Recordemos que en su origen,
vio la luz en gradas teatrales. No afirmamos que no se pueda lograr con éxito la
transposición de un dispositivo -como el teatro que es pura convención- a la
esfera fílmica, que es pura mediación subjetiva de una lente/cámara. Algunos
teóricos sostienen que todo se puede contar mediante discursos diferentes. Sólo
hay que adaptarlos. No estoy del todo de acuerdo con este aserto. En parte sí, y
en parte no. Ya que al adaptar los nuevos lenguajes a la dispersión visual que
conlleva el film de marras, se puede cambiar el sentido final de la historia. Y
en ese plano radica el éxito o su fracaso. En todo caso, se puede pero no se
debe. Hay estéticas que fueron creadas “ad hoc” y son intransferibles. En la
experimentación está el peligro y el ocaso.
La pregunta del millón: ¿ha tenido fortuna esta transposición versión 2008?.
Respuesta: a medias. Ejemplo de lo señalado, se vislumbra en las escenas
dialógicas extensas e innecesarias. Donde el espectador conoce el final de
antemano.Las personas no se identifican con las escenas jugadas. Elemento
significativo en la representación de una película. Y sin embargo se insiste,
fruto de una estética teatral que no se inserta en la dinámica cinematográfica.
Y es ese, el punto de inflexión medular de nuestra crítica.
Entonces ¿Que elementos visuales han redimido de un fracaso asegurado? Retomamos
el primer concepto: Lo trascendente es la recomposición del vínculo afectivo
entre las protagonistas Mary y Sylvie. Y en torno a este evento, hace girar el
relato y su cancelación. Lo demás viene por añadidura. Las peleas matrimoniales
o de alcobas, son moneda corriente y tediosa. No puede haber un megarelato con
este tópico solamente. No hay punch o fuerza. El ardid entronizado por el
director, ese que nos remite a la “gran presencia silente”, o la “presencia de
la ausencia” (el que nunca aparece en la historia, el hombre que engaña,
traiciona y abandona). Tomamos contacto con esta realidad, mediante objetos o
pertenencias físicas. En la historia, esta crónica de una ausencia anunciada, no
fue positiva.
El último elemento que señalamos para una mejor lectura, es el referido a la
similitud estética con Sex and the city. Ambas están ambientadas en la poderosa
Manhattan. Donde un sinfín de regodeos de planos detalles sobre “el mundo moda”,
es propiciatorio de nuevas aventuras para sus protagonistas. No es casual que
Sylvie Fowler (Annette Bening) – periodista de una revista de modas- anteponga
su trabajo, y mediante una ausencia de ética manifiesta, se materialice y
dispare el gran conflicto en pantalla. Su actuación conmueve. En cuanto a su
partenaire Meg Ryan (celebrada por Cuando Harry conoció a Sally -1989-donde
inmortalizó verbalmente un orgasmo en ámbito gastronómico), no brilló al ritmo
de la primera. Deslucida por momentos.
En síntesis: una película escrita, dirigida y protagonizada
por mujeres. De agradable y sencilla lectura, suave y sin aristas intelectuales
- ni grandes aspiraciones- patentizan esa presencia ausente. Es la versión
masculina en discusión: acaso, ¿no son las mujeres, una cosa de hombres?
Gustavo Contarelli
Puntaje del film: 3 Tribunas (correcta).
Puntaje actor protagónico: Annette Bening 5 Tribunas (excelente).
Referencias:
5 Tribunas: excelente/imperdible
4 Tribunas: buena
3 Tribunas: correcta
2 Tribunas: regular
1 Tribuna: mala/pésima