Si hay alguien hoy que en el espectro
político busca su "ascenso", es el intendente de Morón, Martín Sabbatella. Un
mero análisis de su gestión de gobierno, mostrará cómo detrás del reality
show y marketing, el moronense paga un alto costo social.
El camaleón presidenciable y los tiburones del conurbano
Los proyectos alejandrinos de Sabbatella no son
menores e incluyen el "sillón de Rivadavia" a partir de 2015. Esa ilusión
enajena a su entorno chico de obsecuentes, algunos de look pseudobolchevique,
de barbita candado y miradas obnubiladas. El problema es que intendentes de pura
cepa peronista como Luis Acuña de Hurlingham le marcaron con firmeza la cancha:
el camino a la rosada pasaría por el Congreso y no por los distritos del
conurbano. El travestismo que lo lleva a embanderarse con los K, le está dando
pingües gananacias, claro que el parto feliz podría abortarse cuando un juez
federal se decida a investigar las arcas municipales y el posible patrimonio
off-shore de Sabbatella. Apuestas fuertes tienen también grandes riesgos.
Lucas Ghi, su nuevo delfín, hace arder feroces internas
puertas adentro de Nuevo Morón, donde se mezclan intereses políticos
personales y problemas de alcobas, secretos muy bien guardados bajo siete
llaves.
Agenda social pendiente: mugre y degradación hasta el tope
Morón es un gigantesco basural (camine y vea), hay cada vez
más homeless en sus calles, inseguridad urbana y suburbana, dealers
y deliverys de drogas. Sumemos a esto la falta de cloacas,
impuestazo del 25%, medio ambiente colapsado, hospital y salas periféricas en
deplorable estado, vecinos furiosos y abandonados y esto es sólo es la punta del
iceberg.
Los pueblos tienen los dirigentes que merecen, la
irresponsabilidad cívica de los que votaron a Sabbatella coloca grandes
karmas colectivos sobre el resto que no lo votó. La ley causa-efecto actúa
inexorable: malas elecciones traen malas consecuencias. El piloto automático de
su gabinete ha entrado en declive peligroso y es proporcional a la degradación
social del distrito en los últimos cuatro años.
La vergonzosa designación como defensor del pueblo de un
sabbatelista muestra que jamás el Nuevo Morón fue democrático:
infiltra gente en los organismos y luego opera para elegir a sus hombres,
sencillo y maquiavélico.
La oposición: socia del silencio negociable
Desde el Frente para la Victoria local no faltan
dirigentes que confiesan ser amigos personales del intendente. La militancia
sospecha —y con razón— de acuerdos secretos rentados detrás de esas
declaraciones. La interna del PJ dará nuevo oxígeno a un peronismo golpeado y
dividido por las operaciones del sabbatelismo.
El antiperonismo del intendente es visceral; ambas
corrientes son antagónicas como el agua y el aceite, por eso dan náuseas algunos
"coqueteos" que ambas líneas mantienen a través de ciertos dirigentes.
El resto del espectro opositor (ARI, UCR, dualdistas,
macristas) no quiere o no puede enfrentar con energía al régimen local, de cara
al 2009 una posible coalición de target moderado podría colocar más
concejales que el PJ. El moronense no dará saltos imprevistos y seguirá la
tendencia actual.
Lavado de cerebro cívico desde los medios genuflexos: la vergüenza local
El dinero en pautas publicitarias a medios nacionales,
provinciales y locales es escandaloso. Operadores de prensa y directores de
medios, antes hambreados, hoy son gerentes mediáticos; jamás hubo tamaña
claudicación de la prensa ni tanta venta de conciencias al poder oficial. La
pauta de Diego Spina logra que no haya medios que disientan ni critiquen, no hay
voces que denuncien, por ejemplo, el nepotismo.
Los pocos que cuestionan son perseguidos o aislados. Hay
listas negras de periodistas críticos —nos honra la distinción— a quienes se los
busca bloquear desde todos los ángulos; mientras decenas de colegas "adictos"
venden la imagen mesiánica del intendente y programan la conciencia cívica local
tal como lo hacen las sectas fundamentalistas. Los que creemos en el periodismo
independiente sabemos que en Morón, el apogeo sabbatelista significa el
oscurantismo de la libre expresión.
Morón: el “Moulin Rouge” local y los piratas a resguardo
Según una investigación privada existen entre 35 a 70
prostíbulos en Morón, un 40% funciona a puertas abiertas y el resto como
departamentos privados. Hay una relación directamente proporcional entre los
años sabbatelistas y el crecimiento exponencial de casas de cita, éstas no
pueden funcionar sin la venia o complicidad del oficialismo: delincuentes,
piratas del asfalto y otras excelencias tiene allí sus bunkers
transitorios y zonas liberadas.
Según estadísticas recientes del Ministerio del Interior,
este distrito es uno de los más inseguros del conurbano, encabezando el ranking
de robo de automotores; todo el partido es un gran aguantadero del delito
y la responsabilidad del intendente y la policía no puede ser ignorada, aunque
Sabbatella reclame patrulleros o quiera ser alguacil de la policía local, él
conoce dónde anida el delito y deliberadamente lo omite.
Cannabis, minga y rock and roll: el marketing juvenil directo
La contención de buena parte de los votos juveniles
sabbatellistas —que lo hacen ganar elecciones— se basa en actividades culturales
y artísticas, un target antes explotado por el pseudoprogresismo de la
Alianza. En megarecitales de rock a cielo abierto, en el complejo Gorka-Grana
o la plaza central —denominados “la minga”— se consume todo tipo de
drogas entre mayores y menores, ante el beneplácito de los organizadores o
de la policía… cuando la hay.
Una muestra emblemática de la desidia de la administración
actual está en el hecho de que todos los fines de semana en la vereda misma del
Concejo Deliberante ubicado en calle Belgrano, algunos “artesanos” venden
pipas para fumar marihuana junto a la exhibición de revistas que defienden el
libre consumo de la misma, incluso les enseñan a los jóvenes transeúntes
cómo fumarla y esto ocurre abiertamente.
Sin duda, el sabbatellismo jamás tendrá una política
antinarcótica porque claramente promueve lo contrario.
Un producto híbrido con final incierto
Martín Sabbatella, cual el mago David Copperfield —nada por
aquí, nada por allá—, prestidigita y manipula frente al silencio de los
"corderos" y junto a un grupo de granujas de medio pelo, seguirá
vendiendo hologramas virtuales para modificar la percepción de la realidad.
Gestos simbólicos "de izquierda", como abrazar a las madres de Plaza de Mayo o
de derecha como aparecer en diarios norteamericanos, o llenar con su nombre
placas de bronce en cada monumento local cual si fuera un prócer o abrazar a las
minorías sexuales y de género, todo vale para mantenerse en el poder.
En esta etapa postsabbatellista 2009-2011, recordemos
la parábola bíblica del libro del profeta Daniel acerca de la "imagen de la
bestia", la cual tenía una apariencia imponente pero pies de barro, hasta que
una gran piedra golpeó su base y la derrumbó.
Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
Pedro Alejandro Ivanoff
Pedro Alejandro un prestigioso y digno periodista que no se deja embaucar por el mentiroso, trepador ,ambicioso. y traidor ex intendente Martin Sabbatella Sanatela marketinero nos dejó un sabor amargo y un puñal por la espalda
La gente de Morón es muy indolente, muchos la utilizan como ciudad "dormitorio" y se interesan poco por la política comunal. Por otro lado están entre elegir la espada y la pared. Del otro lado están los mafiosos de Juanchi Zabaleta que son igual o peores. El radicalismo no existe y menos otros partidos. estamos condenados a perder siempre.