Mientras el gobierno brasileño anuncia medidas de estímulo
al consumo y a la producción, que incluyen una renuncia fiscal calculada en unos
3.540 millones de dólares, destinado a asegurar un crecimiento económico del 4%
en 2009, pese a la crisis financiera internacional, en nuestro país se siguen
anunciando, y digámoslo con todas las palabras, una mentira tras otra que, en
lugar de reactivar la economía, y muy por el contrario, producen desconcierto y
más recesión.
Como es habitual en la metodología K, la idea es
anunciar, anunciar y anunciar, no importa qué, la premisa es esa, anunciar y que
los medios se ocupen de ello.
Citemos, como algunos ejemplos, las inversiones
chinas, los créditos a inquilinos para la compra de la primera propiedad, la
promesa del gasoducto Bolivariano, el Banco del Sur —la lista es larguísima y ya
la hemos publicado en varias ocasiones— y, más recientemente, el pago al Club de
París, las supuestas candidaturas de Néstor Kirchner a diputado por la provincia
de Buenos aires primero y a senador después... esa es la metodología.
El Frente Para la Victoria se maneja de una manera muy
particular para solucionar problemas, muy similar a la de muchos programas de
radio. Abren el diario y hablan de lo que se publica ese día; entonces NK llama
a sus eminentes asesores, y les pregunta: "¿Que podemos anunciar hoy?"
Y ahí comienzan a surgir las ideas. Eso sí, algunas
llegan a cristalizarse, como el robo de los aportes de los afiliados a las AFJP
o la expropiación de Aerolíneas Argentinas, y otras, que ya rayan con la locura como la del
Tren de Alta Velocidad, mueren en el intento.
No es necesario aclarar que todas, absolutamente
todas estas “ideas” tienen otro fin demás del propagandístico, que es el de
recaudar.
Evidentemente, el desconcierto de los K es enorme,
prueba de ello es el mamarracho del supuesto plan para la compra del “primer
auto” que a más de 15 días de su anuncio, no sólo no está implementado, sino que
todavía, ni ellos saben cómo es. Pero es sólo eso, un anuncio, porque si en
realidad lo que quiere el gobierno es incentivar la venta de autos, lo único que
se debería hacer es lo que habría que hacer, algo tan simple como reducir la
cantidad de impuestos que se aplican en un automóvil, que equivale a más del 50%
de su valor, sin ninguna necesidad de fabricar un plan que nunca se llevará a
cabo.
Un párrafo aparte merece el payasesco y ridículo
anuncio de la creación la “canasta navideña” a un valor de $9, que no es más que
una burla, especialmente a los más humildes, que son a quienes dicen representar
y defender.
El ejemplo de salvataje es lo que está haciendo el
presidente brasileño Lula Da Silva,
no sólo para con la industria automotriz, sino con toda la economía brasileña.
El plan brasileño incluye:
-Recortes en el impuesto de renta pagado por brasileños
con ingresos entre 600 y 1.500 dólares por mes. Según el ministro de Hacienda,
Guido Mantega, el gobierno espera que los brasileños beneficiados por la medida
destinen al consumo el monto ahorrado en impuestos.
-Recortes en los tributos cobrados sobre los préstamos
hechos por los bancos a los ciudadanos brasileños.
-Anular, a partir de hoy, el cobro del Impuesto sobre
Productos Industrializados (IPI) para los modelos de automóviles considerados
como populares y con motor de baja potencia (hasta 1000 cc), y bajar el tributo
sobre otros modelos con motores cuya potencia no supere las 2000 cc.
-El Banco Central invertirá por un año parte de las
reservas internacionales (10.000 millones de dólares) y nacionales para
préstamos a las empresas brasileñas.
Lula anunció, desde el estallido de la crisis, a fines
de septiembre, una serie de medidas que, sumadas los créditos para apoyar a
sectores como agricultura, producción de vehículos y construcción civil y los
sucesivos recortes en el encaje obligatorio de los bancos, inyectaron en la
economía casi 50.000 millones de dólares.
Cualquier estudiante de segundo o tercer año de
economía entendería cuáaes son los caminos más acertados para transitar en una
situación de crisis, muy similar por la que están atravesando la Argentina y
Brasil.
Como se puede apreciar, son muy distintas las medidas
tomadas por un gobierno y otro, pero como decía el general, “la única verdad, es
la realidad”, y la realidad nos demostrará, en algunos meses, cuál de las dos
estrategias —la de Lula o la de Kirchner— es más efectiva para estimular la
economía y salir de la crisis.
Usted, ¿qué se imagina?
Pablo Dócimo