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SE REFUERZA EL DOBLE COMANDO

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EL KIRCHNERISMO JUEGA A TODO O NADA
EL KIRCHNERISMO JUEGA A TODO O NADA

En el transcurso del primer año

    En el transcurso del primer año de administración de Cristina Kirchner, su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, pasó por diversos estadíos en cuanto a su participación en el manejo del poder real: primero pareció dejarla actuar a su libre albedrío, después se involucró de lleno en la toma de decisiones, más tarde regresó a cuarteles más silenciosos y ahora protagoniza un nuevo desembarco decisivo. En el transcurso de tan sólo doce meses, la primera mandataria pareció ir cediendo muchas de sus responsabilidades a su esposo: la primera fue la de resignar su anticipada resolución de iniciar una etapa de reconciliación y acuerdos políticos y sociales.
    Lejos de haberse materializado esos declamados propósitos de mejorar la calidad de convivencia democrática, la Presidenta se mostró convencida de que si dejaba las decisiones clave en manos de su esposo el barco del Gobierno navegaría con más firmeza y precisión hacia los objetivos planteados. Después de la gravísima crisis generada por el rechazo del Senado a la resolución 125 de retenciones agropecuarias, se comentó en los corrillos del poder la increíble maniobra de Néstor Kirchner para impulsar a su esposa a la renuncia. Se señaló entonces que uno de los más firmes opositores a esa posibilidad era el entonces todopoderoso jefe de Gabinete Alberto Fernández. Al parecer, el rechazo de ese Fernández a la idea de un acto tan grandilocuente como innecesario y peligroso selló el principio del fin de su ubicación áurea en la Casa Rosada. Hoy padece un ostracismo impensado hace tan sólo unos pocos meses. La crisis con el campo nunca cesó y marcó casi en forma indeleble lo más desacertado del pensamiento kirchnerista. Tal vez por esa errónea política como por la urgencia de rearmar un redil con vistas a las elecciones legislativas, el poder del ex presidente creció al punto de generar casi un desplazamiento real de la primera mandataria de la toma de las decisiones centrales.
    Las medidas del gobierno antes del reconocimiento de la influencia de la crisis global en la Argentina tenían el sello indeleble de Néstor: después hubo una impasse cuando con el cambio de algunas figuras del gabinete la primera mandataria comenzó a anunciar sin solución de continuidad medidas para paliar la crisis. Sin embargo, alumbrado ya el clave año 2009, Cristina Fernández vuelve a desdibujarse y su esposo barrunta la manera de dar al grupo cada vez más estrecho de gente de confianza el sello más rígido e implacable del apellido santacruceño. La designación de Ricardo Echegaray al frente de la AFIP es uno de los actos más notables de la actual administración tendientes a redondear el círculo de hierro en torno a las decisiones más importantes del Estado. Dominado el INDEC con la intervención de Guillermo Moreno, faltaba que la mano estricta del poder llegara al manejo del organismo que tiene toda la información sobre la actividad económica de todos los rincones del país.
    Todavía le falta dominar el Banco Central, en manos de un Martín Redrado que hace increíbles malabarismos para conformar al matrimonio y al mismo tiempo evitar la debacle financiera
. Mientras tanto, Cristina Kirchner, que se tomó un largo descanso de fin de año, prepara una serie de giras por el mundo que la mantendrán mucho tiempo lejos de su despacho en la Casa Rosada. Ese período será aprovechado por su esposo para seguir tejiendo estrategias con el sueño de evitar la caída en las elecciones que ya se cuecen a fuego moderado. El éxodo de importantes figuras del peronismo ahora disidentes es una clara señal de alarma que lejos de preocupar al ex presidente, lo azuza para estrechar más el puño. Se anticipan para los próximos meses cambios en el elenco ministerial para completar al equipo de gobierno con nombres de la más pura cepa ultrakirchnerista. El matrimonio presidencial ahora se lanza a un juego por el todo o la nada. Se sabe que no le falta audacia a ninguno de los cónyuges para apostar lo más fuerte que tienen. Pero habrá que ver si la suerte seguirá estando de su lado, en un escenario que difiere años luz de aquel que permitió a Cristina Kirchner lograr un gran triunfo electoral.

 

Carmen Coiro

 

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