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EN EL DÍA DEL HOMBRE DE PRENSA

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RAUL SCALABRINI ORTIZ: EL OLVIDADO PERIODISTA DE INVESTIGACIÓN
RAUL SCALABRINI ORTIZ: EL OLVIDADO PERIODISTA DE INVESTIGACIÓN

    “Nosotros llevamos al terreno económico y social lo que la revisión histórica iba descubriendo y percibimos el hilo conductor de los acontecimientos y la política que los dirigía. Esta fue sustancialmente la obra de Raúl Scalabrini Ortiz, cuyo talento de investigador y escritor y su voluntad sacrificada de servir al país, le costó la pérdida de todos los triunfos materiales que tenía a su disposición, pero lo premió con el título que ya nadie podrá discutirle de ‘descubridor de la realidad argentina’”. Arturo Jauretche


El periodismo revolucionario

    El 7 de junio de 1810, los juntistas de mayo fundan el periódico la "Gazeta de Buenos Ayres", la que es parte de un proyecto superador que plantean estos revolucionarios en pos de la libertad de los pueblos de América. Diez días más tarde, Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano le propone a Mariano Moreno la redacción de un plan muy secreto: el Plan de Operaciones. El 31 de agosto, está materializado. “El sabiecito del sur” lo presenta a consideración de la Primera Junta de Gobierno y logra el consenso del grupo.
    Moreno usa la publicación para difundir su ideario. Mientras, por un lado, se plantea la revolución –le dice Belgrano a Moreno: “Haré cuanto pueda para dar a usted pruebas de que pienso como usted por la Patria; no quedará un fusil, ni un hombre malo en el Paraguay”-y por el otro, un grupo pone en funcionamiento una contrarrevolución. Estos últimos son tan poderosos que el creador de la bandera aconseja al secretario de la Junta: “Créame que aunque para hablar en su Secretaría, enciérrese en su gabinete y que no le oiga más oficial que su dignísimo hermano, a quien dará mis impresiones”. No se equivoca. En diciembre, la Revolución inicia una caída estrepitosa.
    María Guadalupe Cuenca, resume el momento crucial en algunas cartas que envía a su esposo Mariano Moreno, de cuya muerte en alta mar aún no tiene noticias:

“Buenos Aires, 20 de abril de 1811.

    Mi amado Moreno de mi corazón (...) van a hacer tres meses que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz (…) Mañana canta Tedéum el Obispo en la Catedral por haber salido bien Saavedra, Funes, Molina y Cossio (…) los han desterrado, a Mendoza, a Azcuénaga y Posadas; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis; Vieytes, a la misma; French, Beruti, Donado, el Dr. Vieytes y Cardoso, a Patagones; hoy te mando el manifiesto para que veas cómo mienten estos infames; Agrelo es el editor de ‘Gacetas’ con dos mil pesos de renta, por si acaso no has recibido carta en que te prevengo que no le escribas a este vil porque anda hablando pestes de vos y adulando a Saavedra (…) se ha declarado enemigo nuestro (…) han puesto Tribunal de Vigilancia (…) Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho, que hace injusticias, no saben cómo acriminarlo, hasta han dicho que no los dejó confesarse a Nieto y los demás que pasaron por las armas en Potosí, ya está visto que los que se han sacrificado son los que salen peor que todos, el ejemplo lo tienes en vos mismo, y en estos pobres que están padeciendo después que han trabajado tanto, y así, mi querido Moreno, ésta y no más, porque Saavedra y los pícaros como él son los que se aprovechan y no la patria, pues a mi parecer lo que vos y los demás patriotas trabajaron está perdido porque éstos no tratan sino de su interés particular

“Buenos Aires, mayo 1º de 1811.

    Mi amado dueño mío, me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea, y te proporcione esa Corte diversiones, para distraerle del trabajo y fatigas que te acarreará tu comisión (…) Hace tres días que estuvo a darme un aviso, tu camarada, aquél que te daba muchos abrazos siempre que venía a visitarte; y me dijo que está Medrano como comisionado para indagar lo que se ha hablado desde el 5 de diciembre hasta el día que dieron la comisión; ha preguntado a los que llama que si te oyeron hablar contra los individuos de la Junta y si eras contrario de ellos y del gobierno. ¿Has visto Moreno hasta dónde llega el rencor de estos malvados? El sujeto que te digo me dijo que ya que no pueden hacerte ningún daño en tu persona, lo harán con los bienes; pero no sacarán nada, en el día el que es tu amigo es reo y perseguido como tal sin más delito que ser tu amigo (…)
     Bustamante ha hecho renuncia y se va mañana; ahora dos días estuvo a despedirse y me encargó que te pusiera memorias de su parte, yo le alabo el gusto de irse antes que lo echen, porque a estos no les gustan hombres como Bustamante; Gurruchaga también ha renunciado y le han admitido la renuncia, Ocampo ha renunciado (…)  a Moldes lo han atajado diciendo que es necesario en Buenos Aires y no le han dado el pasaporte que él pedía para irse a su casa. Fr. Cayetano [Rodríguez] anda en vísperas de caer, me parece que le quieren quitar el Provincialato (…) la obra de febrero me mandó cobrar Pico diciendo que es suya, yo le contesté diciendo que no tenía orden para dar a nadie nada y jamás te oí que tuvieras obras ajenas y que te escribiría para con tu orden darle la obra (…)

P. D. (…)El clérigo paceño está preso por haber dicho que un papel que hizo Funes fue copiado puro y verdadero de un autor francés, el principal motivo ha sido éste y ser tu partidario con otros pretextos que ellos alegan. Te prevengo que no mandes cartas sino bajo mi cubierta o de algún inglés conocido tuyo para que las entreguen en sus manos y no las pillen estos indignos porque si hoy están libres, mañana están presos. Larrea, ya te he dicho, que está desterrado en San Juan”.

“Buenos Aires, 25 de mayo de 1811

    “no se cansan tus enemigos de sembrar odio contra vos ni la gata flaca de la Saturnina [Otárola de Saavedra]  de hablar contra vos en los estrados y echarte la culpa de todo”

“Buenos Aires, junio 9 de 1811
   

    El Paraguay ya se ha unido con nosotros, lo han tomado preso a Velasco y otros, y piden a Belgrano porque es precisa su persona para dirigirlos en el Paraguay (…) le quitaron el grado de Brigadier, llega Belgrano y no quiere asistir a la Junta diciendo que él es reo y viene a ser juzgado, empiezan los otros a decirle que todo quedará en nada, se compusieron, lo hicieron callar, en esto lo piden del Paraguay como a su ángel tutelar (…) después de haberle dicho que todo queda en nada, salen con que no puede ir y que es preciso que se le haga consejo de guerra, así se están portando estos señores con el pobre Belgrano”.
    Valiosa heurística para que entendamos las tensiones entre los bandos. Cuesta creer que en tan poco tiempo el grupo revolucionario que se entrega en cuerpo y alma para destronar al absolutismo sea destronado. Uno a uno van cayendo - de una o de otra forma- todos los “muchachos” morenistas. Los que siguen ese afán libertario, tampoco terminan bien, léase Manuel Dorrego (fusilado) y José Gervasio de Artigas (exiliado y olvidado en el Paraguay).
    Muchos años después, en 1938 - aún falta correr  mucha sangre- en el Primer Congreso Nacional de Periodistas que se realiza en Córdoba se establece como “Día del Periodista” el 7 de junio en recuerdo la fundación de la "Gazeta de Buenos Ayres".
    (Ver  https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=715 En el día del periodista... Mariano Moreno, hombre de prensa revolucionario.
    También, https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=2965
    Día del periodista ¿qué periodismo celebramos?

Un nuevo periodista revolucionario en la línea de Moreno

    Hoy, quiero recordar al Raúl Scalabrini Ortiz periodista. Un “maldito” al decir de Arturo Jauretche y Norberto Galasso. Ambos nacionales usan ese epíteto para referirse a los argentinos condenados por el poder al silencio, al olvido o a la deformación biográfica. También, suelen ausentarlos de la nomenclatura de las calles y avenidas. En el caso de este intelectual, debido a su lucha contra George Canning -ministro de Relaciones Exteriores de Inglaterra-  los golpistas de 1976, mientras secuestran y torturan, se dan tiempo para cambiar la denominación de la calle Scalabrini Ortiz por Canning. Finalmente, triunfa la cordura: la nomenclatura Scalabrini Ortiz queda plasmada por Ordenanza 40.480/ 1984, B.M. N° 17.458.
    Aprovecho la oportunidad para agregar que por Decreto 2185/2008, se declara a 2009 como “Año de Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz”, en un buen intento de “desmalditización”. Transcribo el texto oficial:
    “Bs. As., 22/12/2008 Visto el Expediente Nº 24.769/08 del Registro de la Secretaria General de la Presidencia de la Nación y, Considerando: Que el próximo 30 de mayo de 2009 se cumplen Cincuenta (50) años de la desaparición física del destacado pensador y escritor nacional Raúl Scalabrini Ortiz.
    Que el Poder Ejecutivo Nacional considera importante resaltar y difundir la labor de quien realizara tan importantes aportes para la defensa del ser nacional.
    Que Raúl Scalabrini Ortiz perteneció a una generación que hizo propias las consignas del desarrollo de la industria nacional y la lucha contra el colonialismo dilucidando la historia oficial.
    Que el pensamiento nacional se vio ampliamente enriquecido por los aportes de este intelectual, entre cuyas obras, se inscriben: ‘El hombre que está solo y espera’; ‘Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino’; ‘Bases para la reconstrucción nacional’, ‘Política Británica en el Río de la Plata’, ‘Historia de los Ferrocarriles Argentinos’; entre otras.
    Que la vigencia de su pensamiento a Cincuenta (50) años de su desaparición puede resumirse en las palabras que Arturo Jauretche pronunciara en su homenaje: ‘...más allá del estrecho límite de los partidos y de las fracciones, de los perecederos gobiernos, de la transitoriedad de los éxitos y las derrotas. Somos vencedores en esta conciencia definitiva que los argentinos hemos tomado de lo argentino’.
    Que la vida e historia del pensador Raúl Scalabrini Ortiz son un ejemplo a seguir por la ciudadanía argentina.
    Que el servicio jurídico pertinente ha tomado la intervención que le compete.
    Que el presente se dicta en uso de las facultades otorgadas por el artículo 99, inciso 1 de la Constitución Nacional.
    Por ello, La Presidenta de la Nación Argentina Decreta:
    Artículo 1º - Declárase el año 2009 como el ‘Año de Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz’
    Art. 2º - Dispónese que a partir del 1º de enero de 2009, toda la papelería oficial a utilizar en la Administración Pública Nacional, centralizada y descentralizada, así como en los Entes autárquicos dependientes de ésta, deberá llevar en el margen superior derecho un sello con la leyenda ‘2009 -Año de Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz’
    Art. 3º - En orden a lo establecido en el artículo 1º del presente, el Poder Ejecutivo Nacional auspiciará actividades, seminarios, conferencias y programas educativos que contribuyan a la difusión en el país de la trayectoria pública de Raúl Scalabrini Ortiz, para valorizar a aquellos hombres excepcionales que contribuyeron con el pensamiento nacional.
    Art. 4º - Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial, y archívese.
    - Fernández de Kirchner - Sergio T. Massa. - Aníbal F. Randazzo”.
    A pesar de los esfuerzos de los “desmalditazadores” hasta los que más aman a Scalabrini pueden errarle feo. (Ver ANEXO “Jorge Scalabrini Ortiz vs. Norberto Galasso”)
    Dice el texto oficial: “Pensador”, “escritor”, “intelectual”…y a no olvidarlo: ¡periodista!
    ¿Morenista? Sí, no hay dudas. En 1937, invitado por el centro de estudiantes de la carrera de ingeniería, da una charla sobre la relación entre los ferrocarriles y la independencia nacional. Al final de la conferencia, incentiva a los estudiantes para que retomen el camino de Mariano Moreno “esclarecido patriota que fue envenenado por la diplomacia inglesa”. Ubica al jacobino desde una posición revisionista distinta a la de los historiadores rosistas y, además, opuesto a la Historia Oficial, Liberal o mitrista.
    En agosto, retoma y amplía su visión en un curso de historia económica argentina que dicta en FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina) y titula “Las dos rutas de Mayo”. Por esos caminos transitan Moreno y Bernardino Rivadavia. Pero, a no confundirse, los trayectos son opuestos. El primero, es nacional, proteccionista, americano y popular. Mientras que el otro, es antinacional, liberal, europeizante, localista y elitista. Años después, no solo reivindica a Moreno, sino a Juan Manuel de Rosas, Hipólito Yrigoyen y a los caudillos de interior. Asimismo, lanza sus dardos contra el mitrismo y la guerra de la Triple Alianza.
    Y retomo lo antedicho: periodista y amplío: de investigación. Más claro aún, antecede en esta especialización al gran Rodolfo Walsh.
    Y en este “Día del periodista”, que centro en Scalabrini Ortiz, quiero reivindicar -sobre todo- a los periodistas que se juegan en sus investigaciones. No solo la vida, sino sus trabajos. ¿Conoce usted muchos periodistas que hablen con libertad de la ley de radiodifusión? ¿Los que trabajan en “Clarín”, están a favor o en contra?
    Muy bien lo dice Daniel Santoro: “Cuando trabajamos dentro de una empresa tenemos que recibir luz verde, es decir, la garantía de publicación para no trabajar en vano”. Debo leer entre líneas que no hay libertad de prensa y periodismo independiente. Por ejemplo, es probable que si  él investigase, como hace Pablo Llonto, las actas de nacimiento de Marcela y Felipe Noble –hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble- y notase irregularidades, no las podría publicar, pues es empleado de “Clarín”. Es posible que no le den “luz verde” y no pueda ahondar la investigación. Tengamos presente que la directora del multimedio es acusada, en su momento,  de sustracción, retención, ocultamiento y cambio de identidad de menores, según especifica el periodista y abogado Llonto.
    (Ver https://periodicotribuna.com.ar/articulo.asp?Articulo=3330 “El poder oculto de Clarín. Pareidolias periodísticas de un país sin memoria)
    Lo planteo como posibilidad, como “mundo posible”. Pero tal vez me callen la boca los colegas de “TN” que dicen practicar el periodismo independiente.
    Cabe aclarar que el primer Scalabrini Ortiz, el joven intelectual lector de Guy de Maupassant, Edgard Alan Poe, Oscar Wilde, Nikolai Gogol, LeónTolstoi, Máximo Gorki, Fiódor Dostoieski, Leonid Andréiev , Karl Heinrich Marx, Friedrich Engels, Lenin (Vladímir Ilich Uliánov) y Volgui (Gueorgui Valentínovich Plejanov) no hace periodismo, sino que como alumno de la Facultad de Ingeniería publica “Errores que afectan a la taquimetría”.
    La lectura de autores de izquierda lo llevan, en 1919, a ser cofundador del grupo de orientación comunista que denominan “Insurrexit”, que abandona al poco tiempo, pero del que guarda buen recuerdo durante toda su vida.
    Ya ingeniero, empleado en la Dirección de Puertos y campeón de boxeo amateur, publica un libro de cuentos: “La Manga”, que nada tienen que ver con investigación.
    Hace sus primeras letras en el periodismo en “La Nación”, “El Hogar” y “El Diario”. Tiempo después, en “Noticias Gráficas” escribe en la sección “Panorama”, donde puede volcar su interés en la cuestión nacional. Previamente, esa búsqueda de lo nacional lo hace pifiar fiero al unirse a un grupo nacionalista oligárquico. Se retira pronto, pero su impronta lo lleva a apoyar, el 6 de septiembre de 1930, al golpista general José Félix Uriburu quien derroca al legítimo gobierno de Yrigoyen.
    En octubre de 1931, publica “El hombre que está solo y espera”, ensayo sobre el porteño que en un año agota cuatro ediciones.
    Luego, aprovecha su formación universitaria para ahondar en la cuestión económica. Desde el periódico “Ultima Hora” vocifera contra la subordinación semicolonial argentina.
    Apoya el 28 de diciembre de 1933, junto a Arturo Jauretche y Luis Dellepiane, la “Revolución de Paso de los Libres”, que luego es derrotada y Scalabrini Ortiz cae preso. Las fuerzas dominantes de la llamada “Década Infame” lo “invitan” a abandonar el país o continuar su carrera de presidiario en Ushuaia. En 1934, se casa con su novia Mecha Comaleras en el Departamento de Policía y vuelve a la prisión. Poco después, la joven pareja es desterrada por el “desgobierno” del general Agustín Justo. Viven en Italia y luego en Alemania. A fines de ese año, los golpistas que los exilian, permiten su regreso al país.
    En 1935, escribe en el semanario “Señales (económicas, financieras y sociales)” contra la explotación de que es objeto la Argentina en manos de Inglaterra.
    El 13 de mayo, publica “La Argentina está peor que las colonias británicas” una investigación en la que muestra las pésimas condiciones por las que atraviesa el país.
    El “periodismo independiente y objetivo” de la época hace oídos sordos y no retoma sus artículos. El 27 de marzo de 1935, dice “El periodismo está en su totalidad supeditado a esas enormes potencias económicas y financieras. La opinión pública argentina es la opinión de los ferrocarriles y del Banco Central”
    Debido a la calidad ideológica de Scalabrini Ortiz, “Señales” se enriquece con las brillantes plumas de Arturo Jauretche, Manuel Ugarte, José Gabriel, Manuel Ortiz Pereyra, Amable Gutiérrez Diez y Luciano Catalano.
    La publicación ayuda a Lisandro de la Torre en su investigación sobre las carnes.
    La labor es ardua. Por su línea editorial están solos, pues le pegan a la derecha pero también al Partido Comunista. Abandonados por colegas, apretados por las finanzas y castigados por la Justicia, logran llegar al año de vida de su publicación.
    Cuando en 1936, “Señales” baja sus defensas por la liberación nacional, Scalabrini y Jauretche se abren y concentran sus fuerzas en FORJA.
    El 15 de noviembre de 1939, sale a la calle el primer número de “Reconquista”: “Salimos a proclamar exactamente lo mismo que desde hace muchos años gruñimos en la media voz de un folleto (…) salimos para defender lo argentino, para desbaratar los planes que urden en la penumbra las compañías extranjeras, para romper las mallas de la red que nos aprisiona e impide que los argentinos desarrollen las grandes facultades de que están dotados”.
    Desde el primer número le ponen palos en la rueda. Aprovechando la situación de conmoción mundial se los acusa de pronazis. Scalabrini responde el 15 de noviembre de 1939: “En el orden interno argentino somos decididos adversarios del nazismo y del fascismo (…) son formas gubernamentales perjudiciales para nuestro país”.
    El acoso continúa y  Scalabrini contesta el ataque el 20 de noviembre de 1939 : “En el orden interno estamos decididamente y francamente contra la tiranía de las empresas inglesas de las cuales aspiramos a vernos libres (…) ni somos germanófilos mirando hacia Europa ni podemos dejar de ser antiingleses mirando hacia nuestra patria”.
    Pero “Reconquista” no es un multimedio que se acomoda a lo que le conviene. Como no son los dueños del “papel prensa” el problema financiero los hunde. El papel de 17,5  sube a 37 centavos.
    La embajada alemana se les acerca y propone ayudarlos…con la condición de que la dirección del medio pase a manos del nazismo. Scalabrini no lo duda y teclea como título:
    “’Reconquista’ muere hoy”. El 25 de diciembre de 1939, sale el último número. Una valiente experiencia que solo dura 41 días.
    En 1940, con el apoyo monetario de algunos amigos, con deuda contraída y suscripciones por anticipado publica: “Política Británica en el Río de la Plata”, trabajo que recopila muchos de sus escritos. Allí arremete desde sus primeras páginas sobre la “Realidad argentina”.
    En uno de sus secciones apunta sobre “El periodismo, instrumento de la dominación británica”, tema que retoma en “Bases para la reconstrucción nacional. Aquí se aprende a defender la patria”:
     “En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizás la más eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente a los países más débiles (…) Su acción es casi indenunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede proporcionar una visión integral y sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa.
En su extraordinariamente documentado libro América conquers Britain (América conquista Inglaterra), Ludwell Benny nos relata la lucha silenciosa, públicamente disimulada, invisible para los pueblos, pero no por eso menos encarnizada y decidida, en que se trenzaron EE. UU. y Gran Bretaña durante el decenio 1920-1930 para conquistar mercados, el uno; y para evitar ser desplazada la otra.
    Uno de los capítulos del libro está dedicado a detallar aspectos desconocidos y a veces de carácter reservado de los procedimientos puestos en juego para lograr el predominio de la información periodística en China. La técnica utilizada no se caracteriza por su corrección y quizás tampoco por su moralidad, pero no, eran esos valores el objetivo por los cuales pugnaban ni los británicos; ni los norteamericanos. La documentación de Ludwell Denny, es aparentemente imparcial y muy completa pues tenía todos los documentos a mano, en su carácter de Jefe de prensa del Departamento de Estado. El pueblo chino no tuvo nunca conocimiento de esa lucha que se desarrollaba para decidir quién iba a ser el informante. Las acciones rivales aparecen como actos individuales, independientes los unos de los otros. La voluntad y la inteligencia central, que los dirigen en ambos bandos permanecen absoluta y totalmente ignorados por el pueblo chino.
    Los grandes diarios cambian de propietario sin que la operación trascienda al público. Se establecen agencias informativas que compiten y desalojan con la modicidad y amplitud de sus servicios a las agencias locales y a las establecidas con anterioridad. Los directores y redactores de los periódicos influyentes y a veces de segundo orden son sobornados con tan hábil y distinguida urbanidad que el soborno aparece como un mezquino honorario de actividades profesionales (…) El pueblo chino se enterará de los hechos mundiales que a las agencias les interese difundir. Esos conocimientos serán sus puntos de referencia para medirse a si mismo, para fundamentar sus pretensiones o para consolarse de sus desventuras. Si el pueblo chino cree que el resto del mundo come tan poco como él, nadie se quejará, si cree que el resto del mundo paga por el petróleo el mismo precio que el paga, no protestará. Si cree que para su arroz no se obtiene más precio que el que el logra, no discutirá. Si cree que para progresar necesita recibir al capital extranjero, nadie podrá válidamente oponerse a que recurra. En una palabra, desposeído de sus medios colectivos de información, el pueblo chino queda a merced de sus infamantes extranjeros que poco a poco, insensiblemente, influirán hasta en sus sentimientos nacionales, en la jerarquía de sus apreciaciones y en la calidad e intensidad de sus gustos y apetencias (…) Según la detallada documentación de Ludwell Denny, en China no actuaban anárquica y aisladamente los variados intereses norteamericanos y británicos: eran sólo dos ases de intereses cohesionados y dirigidos por sus correspondientes diplomacias, amparados y protegidos por sus correspondientes escuadras. (aún dentro de cada país, a medida que se asciende en la escala de valores, la multivariedad  de las actividades económicas se van refundiendo en líneas de fuerzas financieras que al final son manejadas por pocas voluntades que obran en estrecha cercanía con los responsables visibles de la conducción política”.
    Tiempo después, publica el primer tomo de la “Historia de los ferrocarriles argentinos”. Expone Scalabrini: “Publiqué una historia de los ferrocarriles argentinos que el público agotó aunque no mereció ni una noticia bibliográfica de la ‘prensa libre’. Ese libro me costó diez años de búsqueda, que me fueron recompensados  con el privilegio de poder demostrar (…) que el llamado capital ferroviario invertido en la Argentina, no era más que el producto de una maligna organización económica, merced a la cual el trabajo y la riqueza argentinos se iban conglomerando en contra del país mismo”.
    Asimismo, explica cómo realiza la detallada investigación: “Permanecí largo tiempo chapoteando en el tema ferroviario, hurgando documentos, juntando datos, coleccionando informaciones, cotejando y comparando citas, desentrañando memorias y balances (…) en las memorias ministeriales, en los desteñidos folletos de librerías de viejo, en los archivos y en algunas bibliotecas bancarias inaccesibles al público, girando en torno a las concesiones de toda laya, descubrí en su punto de confluencia a los tramitadores ingleses que fueron el origen de los inmersos capitales extranjeros (…) y el estudio de los trámites administrativos y los debates parlamentarios que dieron origen a las concesiones me deparó la enorme sorpresa de ver los más calificados prohombres de nuestra historia política actuando unas veces como funcionarios públicos y otras como directores, abogados o técnicos de las empresas explotadoras de las concesiones que ellos mismos habían otorgado”.
    A comienzos de 1942, Scalabrini es un desocupado más y se ofrece en los Clasificados de “La Prensa: ”Caballero argentino, casado, 44 años, con amplias relaciones, estudios universitarios, técnicos, una vasta cultura general, científica, literaria, filosófica, con experiencia general y profunda de nuestro ambiente económico y político, ex redactor de los principales diarios, autor de varios libros premiados y de investigaciones, aceptaría dirección, administración o consulta de empresa argentina, en planta o en proyecto, en los órdenes industrial, comercial o agrario. Dirigirse a Raúl Scalabrini Ortiz, Vergara 1355, Vicente López”.
    A mediados de 1942, es dueño y único periodista, de un semanario de orientación nacional de dos hojitas que titula “La gota de Agua”, en donde explica el entente Gran Bretaña-EEUU.
    Publicaciones adversas como “La Hora”, “La Vanguardia”, “Bandera Argentina” y “Acción Argentina” lo acusan de pronazi.
    Tiempo después, conoce a Juan Domingo Perón, a quien le aconseja la nacionalización de los ferrocarriles.
    Funda la “Unión Revolucionaria” y la “Comisión Pro Nacionalización de los Ferrocarriles”.
    Escribe en el diario "Política" y mantiene una buena relación con el Perón presidente.
    Participa del proceso de la Revolución Nacional y su honestidad molesta a muchos adulones del Presidente. No es un paranoico, pero nota que alguien lo persigue: la revista “Sexto Continente” le publica un artículo y luego no sale más; “Latitud 34” lo entrevista y cierra; da unas clases en la Universidad de Cuyo y el rector es amonestado por haberlo invitado.
    Se retira de la escena pública y decide plantar árboles en las márgenes del río Paranacito.
    En mayo de 1954, la revista “Actitud” lo entrevista y renueva su defensa de los ferrocarriles estatales.
    Caído Perón, publica algunas notas en “El Líder”, único medio no coptado por el gobierno del general Eduardo Lonardi.
    El 10 de diciembre de 1955, aparece el semanario “El federalista” en donde ataca al plan Prebisch, que tiene una orientación antinacional.
    También, colabora con “De Frente”.
    En enero de 1956,  la censura de los “libertadores” cierra todas las bocas de expresión nacional.
    Unos meses después, Rogelio Frigerio le ofrece libertad de prensa en la revista “Qué”.
    El 23 de febrero de 1958, Arturo Frondizi  es presidente. Scalabrini disiente en muchos aspectos, pero decide apoyar al gobierno democrático.  También, acepta la dirección de la revista "Qué", que se convierte en revista oficialista. La claudicación del Gobierno en los contratos petroleros a fines de julio, lo impele a renunciar. Se despide del medio con un artículo titulado "Aplicar al petróleo la experiencia ferroviaria". Allí constan su disentimiento con los contratos, en especial con lo pactado con la Banca Loeb.
    Está triste y mortalmente enfermo. El dolor de la traición frondizista es tan fuerte como su maldito cáncer.
    El 31 de diciembre de 1958, Frondizi informa la adhesión de la Argentina al FMI (Fondo Monetario Internacional).
    El 30 de mayo de 1959, muere este gran luchador de lo nacional, pero su obra se mantiene viva en cada glóbulo rojo, en cada respiración de los periodistas que día a día lo reivindicamos. Por ese motivo, hoy y siempre: ¡Feliz día, periodista!

 

Néstor Genta

Obras de Raúl Scalabrini Ortiz

     * 1923 "La Manga" (cuentos)

    * 1931 "El hombre que está solo y espera"

    * 1934 "La Gaceta de Buenos Aires" (artículos periodísticos)

    * 1935 "Señales" (artículos periodísticos)

    * 1936 "Política Británica en el Río de la Plata" (Cuaderno de FORJA)

    * 1937 "Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional"(folleto)

    * 1938 "El petróleo argentino" (Cuaderno de FORJA)

    * 1938 "Historia del Ferrocarril Central Córdoba" (Cuaderno de FORJA)

    * 1938 "Historia de los Ferrocarriles" (Revista Servir)

    * 1939 "Historia del Primer Empréstito" (Cuaderno de FORJA)

    * 1939 "Reconquista" (artículos periodísticos)

    * 1940 "Política británica en el Río de la Plata"

    * 1940 "Historia de los Ferrocarriles Argentinos"

    * 1942 "La gota de agua" (folleto)

    * 1946 "Los ferrocarriles deben ser del pueblo argentino"

    * 1946 "Defendamos los ferrocarriles del Estado" (folleto)

    * 1946 "Tierra sin nada, tierra de profetas" (poesías y ensayos)

    * 1948 "Yrigoyen y Perón, identidad de una línea histórica" (folleto)

    * 1948 "El capital, el hombre y la propiedad en la vieja y la nueva Constitución
                 Argentina"  (folleto)

    * 1950 "Perspectivas para una esperanza argentina" (folleto)

    * 1955/56 "El Líder" y "El Federalista", "De Frente" (artículos periodísticos)

    * 1957 "Aquí se aprende a defender a la Patria" (folleto)

    * 1957/58 "Qué" (artículos periodísticos)

    * 1960 "Cuatro verdades sobre la crisis" (folleto)

    * 1965 "Bases para la Reconstrucción Nacional" (recopilación de artículos)

Anexo: “Jorge Scalabrini Ortiz vs. Norberto Galasso”

    Dice el diario “La Nación” del lunes 1 de junio de 2009, en la Sección Política, en un suelto titulado “Discusiones con la historia”: “Bastante mal la pasó el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, cuando el viernes último se aprestaba, en ausencia de la Presidenta, a inaugurar una muestra en homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz, ideólogo del primer peronismo. Parrilli iba a inaugurar la muestra, que incluye documentos escritos, gigantografías y material fílmico, junto con el escritor Norberto Galasso. El problema lo tuvo Jorge Scalabrini, hijo del fallecido escritor, quien amenazó con no asistir si Galasso hablaba. El historiador optó por no hablar, pero vetó a Scalabrini Ortiz en la lista de oradores (…) Parrilli convocó al también historiador Pacho O’Donell que estaba entre el público. El exfuncionario alfonsinista salió airoso del compromiso: habló sobre el homenajeado con material que iba a usar para destacarlo en un acto en la Biblioteca Nacional”.
    Para entender la “discusión”, llamo por teléfono a Galasso  y le pido explicaciones. Muy apenado me responde:
    “El problema comenzó antes. Parece ser que hay un texto que circula por Internet, que habría publicado el hijo de Raúl Scalabrini Ortiz, que se titula “El hijo de Scalabrini refuta a Galasso”. Allí retoma una vieja disidencia que manifestó en 1970. Dice que yo habría sostenido que su padre era marxista. Más tarde, la viuda, Mercedes Comaleras (en el texto dice Coraleras) publicó la misma crítica en “Mayoría”, el 5 de diciembre de 1975; momento inoportuno para charlar sueltamente sobre marxismo, cuando las “Tres A” dominaban la escena nacional.
    Te comento que mi libro sobre Scalabrini de 1970, fue presentado por Arturo Jauretche. El hijo mayor, Pedro Scalabrini, me invitó a cenar y apoyó la biografía y me agradeció por recordar a su padre. Nuca tuve inconvenientes. Tan es así que Martín, un nieto de Scalabrini, al promover una reedición de “Historia de los Ferrocarriles argentinos”, me pidió que lo prologara como un reconocimiento a mi trabajo biográfico.
Siempre reivindiqué a Scalabrini Ortiz. Pero desde ese momento, Jorge embistió contra el libro y lo sigue haciendo hoy. Ahora, se le agrega Del Bruto quien cree ver que con la biografía apoyo a los Kirchner.
    Parece que a Jorge le molesta que en mi biografía yo diga que el padre era marxista.
    [como el tema da para mucho Galasso me ofrece más aclaraciones vía email. Son las que transcribo a continuación]
    << Sostiene Jorge: l) que en el prólogo a la primera edición, Jorge A. Ramos “desmintiendo las afirmaciones de Galasso”, sostiene que Raúl no era marxista. Por lo que parece, no me reconoce demasiada inteligencia ni picardía como “tergiversador” pues si hubiera publicado un libro falseando que Raúl era marxista, no habría recurrido a un prologuista para que me desmintiese.
    2) Reproduce la carta de “Mecha”, ya una señora anciana donde, en 1975, le hacen decir que “doy a entender que Sacalabrini se nutrió ideológicamente con las ideas de Lenin, Marx y Trotsky”. La imputación es falsa. Lo que yo digo es que Raúl integró el grupo Insurrexit en 1919, citando palabras de Scalabrini: “Contribuí a fundar el grupo Insurrexit... Esos dogmas dejaron luego de desvelarme, aunque la práctica del comunismo dejó en mí una huella tan honda que mi espíritu parece un par de brazos fraternales” (R. S. O., en Cuentistas Argentinos de hoy, autorreportaje, Ediciones Claridad, Bs. As., 1929)
    3) Agrega Jorge que en p. 439 de mi libro, hago referencia a un comentario de Scalabrini sobre la conveniencia de formar un partido de izquierda nacional o comunista nacional. El texto dice: “Raúl viaja a La Plata y se encuentra en el tren con Juan José Hernández Arregui y en la conversación le dice: -¿Usted no cree, Arregui que ha llegado el momento de formar un partido comunista nacional? ¿No cree que dado el avance que hemos logrado últimamente es necesario un partido de izquierda que incida sobre el peronismo, una izquierda nacional?”. Este testimonio proviene de Hernández Arregui, y el libro se publicó en vida de este extraordinario intelectual del campo nacional, por lo cual yo no podía inventarlo, y en el caso supuesto que así fuera -que no va con mi rigurosidad histórica- Arregui lo habría desmentido.
    4) También mi libro reproduce un texto del folleto “El capital, el hombre y la propiedad en la vieja y en la nueva constitución”, p.21, donde Raúl comenta la frase de Perón “humanizar al capital” y señala “El capital no fenece y por eso fundamentalmente es inhumano. Humanizar el capital significa entonces -a mi entender- emplazarlo, transformarlo en mortal y perecedero como las cosas a las cuales está aplicado. La frase del general Perón entreabre un nuevo mundo de posibilidades técnicas y matemáticas en que aparece factible una nueva relación entre los seres humanos”. Claro, comprendo, hay gente que esto no le gusta, pero no lo digo yo, lo dice Scalabrini.
    5) Después, Jorge hace referencia al hermoso artículo de Scalabrini sobre el 17 de octubre y señala que las masas “no vivaban a Marx, a Lenin, ni a Trotsky. No fue una gesta marxista. Lo vivaban a Perón”. Por supuesto, a nadie se le ocurre suponer otra cosa. Y yo lo transcribo tal cual es, pero ocurre que como soy un historiador riguroso, trascribo también lo que dice Scalabrini, pocas semanas después, el 9 de enero de 1946, en el semanario “Política”, y esta trascripción parece que irrita a alguna gente: “Dentro de pocos días, se cumplirá un nuevo aniversario de un acontecimiento que en mi juventud me conmovió profundamente, tanto como en el correr de los años debía de conmover al mundo: la rebelión del pueblo ruso, bajo la dirección de un genio político trascendental: Nicolás Lenin. Las revoluciones destinadas a marcar una huella perdurable en la historia presuponen la existencia de dos factores: primero, un pueblo dotado de una elevada tensión espiritual y de un ímpetu de generosidad colindante con el mesianismo, como era el pueblo ruso, de acuerdo a sus intérpretes más fehacientes y como yo creía que era la facción más genuinamente diáfana del pueblo argentino. Segundo, conductores que estén íntima e inseparablemente imbuidos de ese espíritu, hasta el punto de ser sus intérpretes como lo fue Lenin. Lenin era un doctrinario dogmático, pero un ruso ‘profundamente nacional’ según el testimonio textual de Trotsky quien agrega: Para dirigir una revolución en la historia de los pueblos es preciso que existan entre el jefe y las fuerzas profundas de la vida popular un lazo indisoluble y orgánico que alcance a sus raíces esenciales” (pág. 303 de la primera edición de mi libro). Esto lo reproduzco yo, pero lo escribió Scalabrini, aunque a Jorge no le guste.
    6) Curiosamente, en su crítica de estos días, Jorge transcribe una frase de un artículo de la revista “Qué” del 18/9/56 donde Raúl se refiere a que “los ferrocarriles se hicieron con el trabajo de los argentinos” –sobre lo cual estamos de acuerdo-, pero omite señalar, que en el mismo artículo, pocos párrafos después, su padre señala que “la construcción de los ferrocarriles en las colonias y países poco desarrollados no persigue el mismo fin que en Inglaterra. Es decir, no son parte esencial de un proceso general de industrialización. Esos ferrocarriles se emprenden simplemente para abrir esas regiones como fuentes de productos alimenticios y materias primas tanto vegetales como animales, no para apresurar el desarrollo social por un estímulo a las industrias locales. En realidad, la construcción de ferrocarriles coloniales y en país subordinado, como el nuestro, es una muestra de imperialismo, en su función antiprogresista que es su esencia”. ¡Magnífico!, ¿no es cierto? Es el eje de la posición scalabriniana. Sólo que Jorge leyó hasta la página 93. Si hubiera seguido hasta la 95, se hubiera encontrado con esta notable definición de imperialismo, pero seguramente le hubiera disgustado que su padre sostenga que estas palabras entrecomilladas no son de él, sino que pertenecen a Allan Hutt, en su libro This final crisis, y Hutt -¡horror!- era una marxista inglés.
    7) Con respecto a Perón, parece que yo también lo tergiverso, según mi crítico. Eso les pasa a algunos peronistas o nacionalistas por no leer a Perón. Vean el libro “Esta es la hora de los pueblos”, donde el General sostiene: “Frente a la caducidad insoslayable del capitalismo demoliberal, se puede predecir que el mundo será en el futuro socialista”. Líneas antes, Perón ha dicho: “Algunos creen que la solución puede ser el socialismo internacional dogmático, otros creen que la solución depende de un socialismo nacional” (La hora de los pueblos, 1968, p. 187). Lo dice Perón, aunque yo modestamente estoy de acuerdo.
    Esto es todo. Raúl no era marxista (nunca lo afirmé), pero había leído a Marx, a Lenin, a Trotstky, como había leído a Anatole France, a Poe y tantos otros, especialmente al marxista Hutt que le sirvió para entender el trazado colonial de los ferrocarriles en la Argentina. Esto lo afirmo, en base a documentos, esto es lo que destaco. También destaco, y eso le gusta más a alguna gente que Scalabrini estuvo muy cerca de Gregorio de Laferrere, y de los Irazusta, en las tertulias del café Richmond , en la época del golpe contra Yrigoyen y que en principio, fue favorable al golpe. Si a alguien le gusta ese Scalabrini y prefiere quedarse con él, yo no le rendiría homenaje por maurrausiano y fascista. En ese caso, yo no tendría tampoco la culpa, pero sería una visión parcial de quien estaba en una búsqueda y en esa búsqueda angustiosa, aislado, con todos los medios en contra, también publicó en un diario alemán sus primeros escritos sobre el imperialismo inglés, el Franfurter Zeitung. Relatar ese hecho no es convertirlo en nazi. Como relatar que estuvo en Insurrexit o que citó a Trotsky no es hacerlo trotskista. Era un patriota y en su búsqueda para develar la tragedia argentina hurgaba en todos lados, pero cuando los nacionalistas de derecha de “Nuevo Orden”, en 1940, le pidieron un artículo -que sería como escribir en “Cabildo” o “El Caudillo”- les contestó: “Hay algunos amigos que cayeron seducidos por las sirenas de la propaganda alemana y hoy quieren hacernos creer que el triunfo germánico abrirá para nosotros perspectivas más holgadas. Nosotros estimamos que esa suposición es una ingenuidad que puede acarrearnos graves males. Con ‘viejo orden’ o con ‘nuevo orden’, del extranjero no podemos esperar nada más que humillación. Nosotros sabemos que la libertad, la riqueza y la dignidad se conquistan. La obra de FORJA es la preparación de esa conquista que algún día hemos de emprender los argentinos”. Clarito, ¿no es cierto? No era nazi, como les gustaría a algunos. No era marxista. Era un antiimperialista consecuente, al cual algunas lecturas marxistas le sirvieron para descubrir los mecanismos de opresión imperialista, de esos que hablaba un tal Lenín en “El imperialismo, etapa superior del capitalismo”.
    Aquí termina -o empieza la cuestión- porque ya en anterior ocasión, hace una “temeridad de años”, como acostumbraba a decir Atahualpa Yupanqui, le propuse a Jorge Scalabrini que buscáramos un coordinador serio y un lugar neutral para discutir estas cosas, suponiendo desde ya que su intención es sana en tanto resguardar las ideas del padre; pero que seguramente su padre no coincidiría con la perspectiva desde donde analiza este asunto. Yo lo hago desde la izquierda nacional. Estoy cansado de decirlo, aunque tal ha sido mi defensa de los nacionalistas revolucionarios y del peronismo, que hay gente que se disgusta, en vez de agradecerlo; y entonces descalifican mi obra creando oblicuamente la sospecha de que no soy riguroso, ni científico. Hay algunos de esos y ya son bastantes, que atacan desde el campo proimperialista. Seguramente, su padre se enojaría mucho si lo viera coincidiendo con ellos, preocupado angustiosamente, durante 40 años, por denigrar a quien, precisamente, desde el campo nacional ha redoblado esfuerzos para rendirle homenaje a él y reivindicar su lucha antiimperialista a través de una vida y una obra incuestionables”.>>
    Hasta allí Galasso. Dejo abierta la puerta de mi email a Jorge Scalabrini Ortiz, aunque le sugiero que charle cara a cara con el biógrafo de su padre.
    Para finalizar, recuerdo la tendenciosa despedida del diario “La Nación” a la muerte de Raúl Scalabrini Ortiz:
    “Sus ideas lo llevaron a estimar con su apoyo medidas que hoy la Nación ha juzgado y que a partir de la Revolución Libertadora han quedado caracterizadas para la historia”.

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