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El caso Blumberg y la seguridad

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Cuando la miopía no permite ser objetivo
Cuando la miopía no permite ser objetivo

En un país con decenas de hipotecas que levantar cualquiera de ellas puede irrumpir sorpresivamente. Ocho años de dictadura criminal, con los horrores inenarrables que abrieron las puertas a políticas neoliberales continuadas durante la mayor parte del período democrático, crearon un escenario tan explosivo que supera la imaginación más tropical. Néstor Kirchner llegó a la Presidencia con apenas el 16% de los votos reales. A lo largo de diez meses despertó expectativas en función de discursos y actos que dejaron heridas en sectores del establishment. A través de una política contradictoria que rompió con el discurso dominante en la década del noventa, pero no con el sistema de distribución y producción del capitalismo de rapiña, cosechó un apoyo desproporcionado en relación a la distribución de los votos del 27 de abril del 2003, sin poder canalizar hasta ahora la simpatía y el optimismo en formas organizativas adecuadas. Sumido en las arduas negociaciones de la quita y financiación de la deuda externa, del cierre con justicia de un pasado que se niega a ser clausurado con las llagas abiertas, de la falta de inversión de las empresas de servicios privatizadas y de la carencia de anticipación del propio gobierno para suplir imaginativamente los déficits de la etapa del saqueo, el tema de la inseguridad irrumpió como un tornado.

 


El caso Blumberg

Más de 1500 casos de gatillo fácil, cientos de crímenes horrorosos no habían sacudido la gruesa piel de la clase media argentina. Axel Blumberg, joven y apuesto estudiante de ingeniería, hijo único, era integrante de una familia de clase media acomodada. Su muerte fue acompañada, en un principio, por una denuncia paterna en la que se afirmaba que había sido sometido a crueles torturas. Todo ello galvanizó fundamentalmente a la clase de la que formaba parte. Muchos se movilizaron por primera vez, manifestando su orgullo por su indiferencia política. En los años más brutales de la Argentina, donde se perpetraron atrocidades inenarrables y luego se remató el patrimonio nacional, muchos avizoraron la realidad pasivamente, haciendo zapping y sacándole músculos al pulgar.

Las dos versiones sobre su muerte implicaban fundamentalmente a la policía, como sucede en más del 50% de los delitos cometidos en la Provincia de Buenos Aires. En una de ellas habría muerto en un tiroteo cuando la policía intentaba interceptar el pago del rescate. En otra cuando habitando una casa precaria de un barrio paupérrimo de Moreno intentó escapar siendo apresado y luego asesinado. Las denuncias efectuadas por los vecinos fueron ignoradas por la policía que había habilitado en el lugar una zona liberada. Los secuestradores se movilizaban en un zona tan carenciada, con autos lujosos, inclusive en uno robado a un secuestrado anterior con la correspondiente orden de captura. La falta de las más elementales precauciones revela el grado de impunidad ostentado por la complicidad poliladrón.


El acto en la Plaza de los dos Congresos

Hábilmente fogoneado por los principales medios y multimedios de la Argentina, haciendo pie en un problema real y acuciante, la enorme movilización en la Plaza de los Dos Congresos resultó un enorme funeral cívico con la escenografía impactante de las velas encendidas. Fue una demostración contra la saturación que engendra la inseguridad cotidiana. Como habitualmente sucede, el miedo engendra actitudes que se encarna en un discurso con muchos puntos de contacto con la derecha más cavernícola. Juan Carlos Blumberg emergió de la misma como un referente relativamente moderado con un discurso enmarcado en algunas reivindicaciones caras al lenguaje de la mano dura. La concentración tuvo una composición fundamentalmente de clase media y media alta donde se insertaron los abandonados familiares de las víctimas de los sectores de menores ingresos. Las mismas formaron parte del coro dolorido, pero no fueron invitadas a integrarse como pares de Blumberg. El discurso tuvo tres propuestas rescatables - penalización de la tenencia de armas, registro de celulares y emisión de documentos con mayor seguridad en su confección - que por otra parte ya existían algunos proyectos en ese sentido dormidos en el Parlamento. El resto de las propuestas son meros placebos mediáticos.

El público exteriorizó un fuerte contenido antipolítico, a la derecha del discurso de Blumberg. El punto de coincidencia más fuerte y que despertó aprensiones sobre la instrumentación futura de la concentración fue el slogan levantado por Blumberg, consigna arteramente sostenida desde hace varios años por la derecha cerril: " Los jueces deben defender los derechos de la gente y no de los delincuentes".

Un hecho sociológico interesante de remarcar, es que los negocios de las calles por donde se desplazan los manifestantes no cerraban sus puertas, ni bajaban las cortinas en un mensaje implícito que aseveraba: " Ustedes no nos asustan como los piqueteros, porque son iguales a mi "


Otra muerte, otra repercusión

Unos días antes del asesinato de Axel Blumberg, dos chicos que habían llegado hacía poco tiempo de Formosa se habían introducido clandestinamente en el CEAMSE para remover la basura en busca de encontrar materiales canjeables por comida. Al ver llegar la policía, los dos hermanos se escondieron tras sendas montañas de basura. Uno de ellos tuvo la mala suerte que justo en ese momento un camión descargó, en el lugar en que se había ocultado, diez toneladas de basura. Quince días después, una manifestación de apenas doscientas personas del barrio reclamaban para que se agilizaran las gestiones para encontrar el cadáver del pequeño formoseño. El escritor y periodista Orlando Barone describió los hechos, al momento de producirse, de la siguiente manera: " Mientras escribía esta crónica no se sabía acerca del muchacho perdido. Apenas si trascendía el asustado relato de su hermano. Los dos habían entrado al basural a hurgar y tratar de encontrar algo útil entre aquello que la civilización ya consideraba inútil. Hasta que el reflector del patrullero iluminó la noche y perforó el tufo espeso que forma un aura falsamente santa alrededor de la basura. Instintivamente, como un animalito perseguido, el chico se zambulló entre cartones fofos, envases destripados y comida podrida. Mi hermanito no se dio cuenta, dijo a la policía el que había logrado correr en la oscuridad hacia la salida mientras veía al otro desvanecerse. Un camión volcador en ese instante derramaba diez toneladas de basura donde se había escondido el chico. El hermano a salvo ya no lo vio más. La policía tampoco. ...No se porque me acordé que en los cuentos infantiles los niños siempre se perdían en el bosque. En la Argentina real no. No hay cuento. Cuando se pierden, si son pobres, hay que ir a remover la basura".


Algunas falacias del planteo de Juan Carlos Blumberg

A pesar que queda claro que la policía fue partícipe necesario del asesinato de su hijo, el discurso del padre que conmovió a sectores importantes de la sociedad argentina fue discurriendo posteriormente por otros carriles acompañado por Jorge Casanova el alter ego jurídico del gobernador prófugo Carlos Ruckauf

"Un amigo que es un ex magistrado me dijo que la Justicia se fue degradando, aparecieron jueces garantistas con ideas terriblemente equivocadas que priorizan la libertad de los delincuentes..... Juan Carlos Blumberg " La Nación" 3-04-2004

Imputar a un juez de garantista es como decir que un cura, un rabino o un imán son religiosos. Todos los jueces deberían ser garantistas, es decir que defienden las garantias individuales consignadas en la primera parte de la Constitución. A partir de ese reconocimiento básico puede discutirse, dentro de la amplitud que deja el Código Penal en la graduación de las penas, si los criterios aplicados resultan los más acertados.

"Los jueces trabajan unas pocas horas y así se atiborran de expedientes".

Seguramente habrá todo tipo de jueces. Pero lo que no se dice es que hay jueces que tienen que expedirse sobre tres mil o cuatro mil casos, los que resultan imposibles de evacuar aunque trabajaran las 24 horas los trescientos sesenta y cinco días del año. Esa situación a todas luces insostenible, produce una desmotivación que repercute en la intensidad del trabajo. Si no se le asigna a los jueces una cantidad razonable de casos sobre los cuales puedan ser controlados y evaluados, toda crítica queda ahogada en el descontrol imperante.


Aumentar las penas

En los últimos años se sancionó la ley 25184/99 que agrava las penas para delitos culposos. Ley 25241/2000 crea la figura del arrepentido. Ley 25297/2000 que eleva en un tercio las penas para delitos con violencia o intimidación contra las personas, mediante el empleo de armas de fuego. Ley 25434/2001 permite que la policía interrogue a los sospechosos en el lugar del delito para orientar la continuación de las investigaciones. Ley 25601/ 2002 reclusión perpetua para quién mate a un policía. Ley 25742/ 2003 reclusión perpetua para quién mate en forma deliberada a la víctima de un secuestro. Ley 25767/2003 crea el artículo 41 por el que se aumenta en un tercio la pena de todos los artículos del Código Penal para los delitos cometidos con violencia o intimidación mediante la utilización de armas de fuego.

Observen como la ley 25742 del año 2003 no impidió el asesinato de Axel Blumberg.

No son las penas las que disuaden el delito sino la posibilidad de ser aprehendidos. Los medios, los cultores de la mano dura, los que alientan los placebos mediáticos, los que juegan a la demagogia con "hacer algo" raramente dicen que de cada 100 delitos cometidos sólo se denuncian 30. ¿Por qué? Es obvio: inútil pérdida de tiempo sin ninguna esperanza en el accionar investigativo que se reduce muchas veces a recibir la denuncia y la amplia posibilidad de ser atendido por el autor del delito. Del 30% denunciado se llega a identificar el 20 % de los autores es decir el 6% del total y apenas la mitad, un 3% son condenados. Es fácil observar que el endurecimiento de las penas sólo será aplicado al 3% de los delitos.

Derechos Humanos para los delincuentes y no para la gente decente.

En 1994 publiqué una nota sobre este tema que en la parte pertinente decía: " Cuando el sistema funciona, los derechos están protegidos precisamente en su funcionamiento. El problema surge cuando desde el Estado se crean los mecanismos que desamparan al ciudadano que no puede entonces recurrir a la Justicia o a un Poder Legislativo inexistente. Durante el gobierno de Lanusse comenzaron los primeros casos de desapariciones y en el último año y medio del gobierno peronista ( 1973-1976), después de la muerte de Perón y durante el gobierno de Isabel, desde las sombras, amparados y financiados por el Poder, se crearon grupos parapoliciales cuyo fin era el asesinato a mansalva de opositores políticos o personas molestas para el siniestro José López Rega. Este procedimiento amañado desde el Estado, se constituyó en un Plan Sistemático durante la dictadura criminal. En esos años, la justicia rechazaba sistemáticamente los hábeas corpus, no existía Parlamento, el poder actuaba clandestinamente en los campos de concentración. Es en ese contexto que nacen en el país las Comisiones de Derechos Humanos. De la misma forma, entidades similares habían surgido en la Unión Soviética."

En la Argentina, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos fue fundada en 1975.

Con claridad lo expresó el rabino Daniel Goldman: "la noción de derechos humanos se refiere a proteger de su violación por parte del Estado.....las acciones de los delincuentes corresponden al orden del delito común". Los ciudadanos todos teóricamente, tienen los mismos derechos reconocidos por la constitución y las leyes. Por lo tanto los delitos de todo tipo, desde un robo, un asesinato o una violación, entran dentro del campo del delito común y deben ser juzgados y sentenciados por la Justicia. No es competencia de las agrupaciones de Derechos Humanos. De ahí el bastardeo dialéctico de los que hablan de los derechos humanos tuertos cuando ante la muerte de un Policía, por ejemplo, no intervienen las agrupaciones que si lo hacen por violaciones cometidas por el Estado.

Considerar que una persona que está imputada de un delito pierde sus derechos es una visión arbitrariamente sesgada.

Los presos deben trabajar. Teoría y práctica

Eduardo Galeano, el escritor uruguayo ha afirmado: " La cárcel no tiene el propósito de la redención, ni siquiera de escarmiento. La sociedad enjaula el peligro público y tira las llaves". Raúl Kollmann, en Página 12 del 4-04-2004, recoge el testimonio de un preso que se encuentra recluido desde hace diez años condenado por robo, armado de autos con partes robadas y otros delitos. Está próximo a recibirse de abogado. Afirma: " Acá en Devoto, de los 2700 presos sólo trabajan 800, en los talleres de carpintería, panadería, chapa y pintura de automotor, la huerta, la administración o limpieza. Si un preso de los que ahora no trabajan quiere trabajar, no puede, porque ya están todos ocupados dentro de la cárcel. Al mismo tiempo, en uno de los pabellones más pesados....el que pide trabajo lo matan o le pegan una paliza infernal. Los capos de esos pabellones de homicidas, secuestradores o ladrones de bancos son protegidos por el Servicio Penitenciario porque los capangas les mantienen el orden a cambio de dejarlos hacer negocios dentro de la cárcel." Más adelante el detenido brinda un cuadro dantesco: " Acá en Devoto en los últimos años vemos algo terrorífico: las esposas de muchos presos, en la visita, no vienen a traer comida sino a buscarla. Hay internos que comen media ración o no comen para guardar una parte a su familia. Esta situación de miseria impulsa mucho a la reincidencia. Y encima el Instituto del Liberado, que debería controlar y darle una mano a los que salen en libertad, no existe"


La seguridad: visiones de derecha y de izquierda

A la derecha sólo le interesa actuar sobre los efectos: ampliación de penas, cárceles, visto bueno para la pena de muerte clandestina, incremento del personal policial, cercar las zonas conflictivas. Como casi todos los problemas que hacen a lo social lo intentan arreglar con la policía. Ocultan con intensidad la complicidad en los delitos de la policía y del Servicio Penitenciario

La izquierda tradicional sólo ve las causas. El factor determinante es el económico. Cuando se redistribuya equitativamente el ingreso, la delincuencia bajará significativamente. En el mientras tanto, las ideas brillan por su ausencia. Es como si a un enfermo de cáncer, el médico le ofreciera como única solución esperar el descubrimiento de la droga que en un futuro imprevisible cure la enfermedad.


Algunas reflexiones sobre el problema

En primer lugar el incremento del delito está vinculado a la exclusión y a la falta de posibilidades de volver a entrar para ocupar un lugar entre los incluidos. La separación social es obscena. En 1991 cuando la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de quince veces se denunciaron en Argentina 489.290 delitos. En el 2001, cuando esa brecha se había duplicado, los delitos denunciados fueron 1.178.530. "El odio en la sociedad de exclusión dice el escritor, periodista y filósofo José Pablo Feinmann es más cruel que en la sociedad de clases y el modelo vigente consiste en acentuar las condiciones que hicieron del excluido un excluido. Así las cosas, solo queda el odio". El odio que engendra la desesperanza lleva a un razonamiento primario, que todo incluido ocupa el lugar que un excluido no tiene. La sociedad se cubre de alarmas, policías privados, rejas y alarmas. Todos detrás de los barrotes, prisioneros del miedo. El sistema mundial único es un barco que arroja pasajeros al mar. El periodista Oscar Raúl Cardozo lo define con precisión: "Se llega a un punto que lo que producen los incluidos no puede ser comprado por los excluidos y lo marginal que producen u ofrecen los excluidos, no interesa a los incluidos". La exclusión acentúa la desintegración familiar y contribuye a la subestimación. Si algunos de los excluidos entra al mundo, le esperan salarios miserables en jornadas flexibilizadas de trece o catorce horas. No es la pobreza la que fabrica delincuentes, es la marginalidad y la desesperanza. A minutos de morir, el demócrata cristiano Carlos Auyero le contestó al menemista pertinaz y luego duhaldista Eduardo Amadeo : "No te equivoques: los jóvenes de los setenta luchaban por cambiar el mundo, los de los noventa por entrar a él". Ocho años más tarde, lo mismo sostiene llamativamente, el dirigente sindical y piquetero Néstor Pitrola, perteneciente al Partido Obrero quién declaró : " Le dijimos al Ministro de Trabajo que somos socialistas, pero que no vamos a esperar la revolución para volver a trabajar. Queremos volver a que nos explote un capitalista". Por otra parte hay una tendencia en muchos sectores a resolver los conflictos sociales mediante la represión. Como afirma Eduardo Galeano: " Los problemas sociales se han reducido a problemas policiales. El mismo sistema que fabrica pobreza, es la que declara la guerra sin cuartel a los desesperados que genera".

Las cárceles argentinas tienen un 84% de procesados y apenas un 26% de alojados con sentencia firme. La composición social corresponde a los estratos más bajos de la sociedad. A las cárceles raramente llegan los que vaciaron la Argentina, los ladrones mayoristas, los defraudadores impositivos, los privatizadores enriquecidos. Según una excelente nota del senador Rodolfo Terragno publicado en la revista Debate hay actualmente 44.969 detenidos de los cuales el 94,72% son hombres. De ellos el 73,36% son solteros, divorciados, viudos o separados. En materia de educación el 45,23% tiene la primaria completa. El 22,42% la primaria incompleta y un 11,15% no ha pasado por la escuela. Es decir que el 78,80% de los presos van de no haber ido a la escuela, tener la primaria incompleta o apenas haber concluida su educación con la primaria. Si pasamos a la relación laboral, al momento de la detención el 61,76% estaba desocupado o subocupado. Estas cifras reflejan con patetismo la relación entre exclusión, imposibilidad de reinserción y delito.

En segundo lugar, la policía en general y la bonaerense en particular es una asociación ilícita de cuarenta y cinco mil hombres. La bonaerense actúa en estrecha relación con la mayoría de los intendentes duhaldistas y radicales de la Provincia de Buenos Aires. Además hay una hipocresía enorme desde hace muchos años en donde se convalida "legalmente" que si el presupuesto de una comisaría es de $ 6.000 y sólo recibe $1.200 se asume tácitamente que por el resto los policías deben cubrirlo con actividades ilícitas. Aceptado y convalidado este comportamiento luego se hace una cadena de distribución que pasa por el comisario, el intendente, y se sigue en forma escalafonariamente ascendente. No es una casualidad y una exteriorización patética ce caradurismo que en el despacho del vicepresidente del Senado bonaerense, Antonio Arcuri, hombre de Duhalde, descanse a la espera del momento oportuno, el controvertido proyecto que establece que los intendentes de la provincia de Buenos Aires no pueden ser detenidos durante la tramitación de causas penales en las que se los acusare por corrupción o mal desempeño de sus funciones.

El experto Marcelo Fabián Sain que es uno de los que ha denunciado este contubernio delictivo por lo que en las huestes de Duhalde se lo denomina Caín, afirma en su libro: " Seguridad, democracia y reforma del sistema policial en la Argentina": "En numerosas ocasiones, desde el poder político se le garantizó a las agencias policiales la posibilidad que se autogobernaran en torno de los criterios de mano dura y de que se organizaran sobre la base de un circuito de financiamiento extrainstitucional resultante casi siempre de la participación de sectores claves de esas fuerzas en una extendida red de actividades delictivas que iban desde el juego clandestino y la prostitución hasta el robo calificado y el narcotráfico. Como contrapartida el poder político espero ingenuamente que la corporación policial le garantizara una labor eficiente en la preservación de márgenes de seguridad y tranquilidad ciudadana frente a los delitos de menor porte....Ello, sumado a la caótica privatización de la seguridad, fue quebrando el monopolio estatal en la provisión de la seguridad pública e hizo que el Estado perdiera la capacidad de dirigir integralmente a la institución policial. Si la conjunción de la crisis social, el desempleo y el crecimiento del consumo de drogas y del tráfico de armas alentó el gatillo fácil de la delincuencia, la falta de una política de seguridad y el desgobierno político - institucional sobre las policías permitió el gatillo fácil policial"

En tercer lugar la anarquía e insuficiencia judicial crea un cuello de botella insuperable.

En cuarto lugar las cárceles constituyen verdaderos masters de perfeccionamiento en el delito.

En quinto lugar, el servicio penitenciario federal es cómplice o socio de los delitos planeados y ejecutados desde las cárceles.


Los alineamientos detrás de la concentración y el petitorio

La manifestación contó con la implementación de Radio Mitre, Clarín, La Nación, TN, Crónica, Radio La Red, Radio 10, Canal 9, Canales 11,13 y el 2, Infobae, Ámbito Financiero. Son los mismos medios a los cuales le había corrido un escalofrío por su columna vertebral en el acto de la ESMA. Medios que salvo Ámbito Financiero y La Nación ( de actitudes cuasi golpistas) han estado alquilados por el gobierno en sus primeros nueve meses de gobierno. El acto del 24 de marzo produjo una divisoria de aguas y " los alquilados", como el alacrán de la fábula volvieron a su esencia natural. Se esperaba el contragolpe vía cortes eléctricos y desabastecimiento de gas. Pero el caso Blumberg permitió que las privatizadas, los sectores financieros, los bonistas, las huestes dispersas del menemismo, los sectores duhaldistas potencialmente amenazados en su "caja", los nostálgicos del empate monetario, se montaran sobre la manifestación y el petitorio para arremeter contra el gobierno. Todos ellos no atacan a Néstor Kirchner por sus defectos y notorias limitaciones, sino por sus virtudes o por las potenciales acciones populares que pudiera realizar. No es una casualidad que en el diario "La Nación" del domingo 11-04-2004 coincidan el habitual comentario maníqueo y brutal de Mariano Grondona, el divagador griego nostálgico del General Camps, y el lector de Sócrates, el semiprófugo ex Presidente Carlos Menem. Deben ser otros intereses además de las " lecturas griegas", los que lo llevan a la coincidencia en la descripción de este gobierno: los montoneros se apoderaron del país. Yo no son los delirios de Julio Ramos, defensor del contrabando, la usura, la exacción financiera y el Padre Grassi. Es el Diario La Nación que entre el 27 de abril y el 25 de mayo, a través de su alto empleado jerárquico Claudio Escribano le exigió a Néstor Kirchner el cumplimiento de un petitorio que implicaba la rendición incondicional del nonato gobierno. Mención aparte merece la impericia política del Ministro del Interior que en lugar de descubrir el revés de la trama de ésta maniobra, sale a criticar la realización del reportaje a Carlos Menem.

Si los enancados tras un justo reclamo tendrían una visión histórica y no meramente coyuntural, deberían correlacionar el terrorismo de Estado padecido, con el carácter de asociación ilícita incontrolable de las mal llamadas fuerzas de seguridad.

Mientras no se aplican las leyes que ya existen y se siguen intentando modificarla, no se implementan medidas elementales como una receptoria donde las denuncias telefónicas queden grabadas fuera del ámbito policial y lo mismo suceda con las órdenes telefónicas de direccionamiento de los patrulleros. Eso hubiera podido salvar, tal vez, la vida de varios Axel Blumberg y facilitar el contralor policial que desbarate el otorgamiento de " zonas liberadas"

Mención aparte merece la manipulación del petitorio Blumberg bajo el slogan "Cruzada Axel por la vida de nuestros hijos" sin que en ninguna hoja figuren los siete puntos propuestos. En esta maniobra están implicados los medios antes señalados, otros que se sumaron después, y gremios que supongo de buena fe como canillitas y garajistas .

Bochornosa por otra parte fue la actitud de la mayoría de los genuflexos legisladores levantamanos y la actitud autoritaria de Juan Carlos Blumberg denostando a aquellos parlamentarios que no comparten la totalidad de su petitorio. El Congreso demostró una vez más, que las convicciones no se sientan en las bancas.

Igualmente desafortunadas e imprudentes fueron las declaraciones del gobernador Felipe Solá, quién afirmó que se había llegado a acostumbrar que la violencia fuera parte del paisaje diario.

En mérito a la equidad, es interesante resaltar que en los últimos días Blumberg ha tratado de desprenderse de acompañantes nefastos como Carlos Ruckauf y Jorge Casanovas.


Dos testimonios reveladores

Luis Brunatti fue el primero, que como Ministro de Gobierno del Gobernador Antonio Cafiero, intentó desarmar el accionar delictivo de la bonaerense. En un reportaje realizado por Martín Piqué en Página 12, del 11-04-2004, se cuenta que su primer acercamiento con la Bonaerense, en diciembre de 1987 se efectuó en una cena organizada por un grupo de comisarios con la ayuda de un abogado ligado al Partido Justicialista. "Tenemos unos obsequios para Ud., una Itaka, un ovejero alemán adiestrado, porque va a necesitar seguridad. Y le ofrecemos un aporte mensual, porque usted sabe que en los recursos en política son necesarios" le dijeron aquella vez mientras le entregaban un sobre. Brunati no aceptó el sobre y en ese momento terminó la etapa de acercamiento y comenzó la confrontación.

El otro testimonio es el del juez de la Cámara Penal de San Isidro Fernando Maroto a la Revista Debate del 9-04-2004: "....Hay una policía irrecuperable, que es la policía de investigaciones.....como vamos a combatir el delito, si la policía de investigaciones genera el delito y domina completamente la situación......Si yo fuera delincuente y quiero robar con usted, tenemos que venir a hablar con el jefe de calle de acá, o con el de la DDI y decirle: "Queremos robar coches ¿ Cuanto cuesta por semana? Preguntado que porcentaje de la policía de investigaciones está encuadrada en ésta modalidad la respuesta fue contundente: LA TOTALIDAD.


Otra muerte, otra repercusión

"El aire es irrespirable, pero la vía de acceso al lugar se llama Camino del Buen Ayre. Es uno de los basurales más grandes del país, pero se lo autodenomina " relleno sanitario". En el lugar se acumulan los desechos de miles y miles de personas, que en horas se transformarán en alimento de otros cientos. Es el CEAMSE de José León Suárez, en el partido de San Martín. Hay montañas de basura de hasta treinta metros de altura, y en la base de una de ellas está Alicia González. El sol la castiga de frente desde hace horas y ella sigue ahí, con la vista fija en una retroexcavadora que desde la cima no para de revolver desechos.......Alicia espera el segundo que la pala extraiga el cadáver de su hermano Diego Duarte, de quince años, que quedó sepultado cuando intentaba escapar de la represión policial por el delito de revolver basura.....es una interminable e inhumana agonía que se repite cientos de veces durante once horas diarias, desde las ocho de la mañana hasta la cinco de la tarde, todos los días de la semana, desde hace un mes. " No salimos en la tele. Somos pobres" resume Alicia su angustia. Todos los días Alicia permanece en el lugar, de pie, sola, en una infinita espera." Página 12 11-04-2004

Los mellizos Diego y Federico de quince años son originarios de Pireré, Formosa. Habían quedado huérfanos y Alicia, que tiene tres hijos de 8,6 y 3 años, lo adoptó como hermanos. Se hizo cargo de su guarda. Comenzaron el séptimo grado del EGB del barrio. Cuando Silvestre, el marido de Alicia, quedó sin sus changas habituales, las tres piecitas de material quedaron inconclusas. Había que optar entre ladrillos y comida. La comida nunca faltó, afirma Alicia. Los mellizos fueron al basural para buscar metales y con su venta poder comprar unas zapatillas para que Federico pudiera seguir concurriendo a la escuela.

"Somos los villeros, somos pobres. Por eso nadie habla de nosotros Sin dejar de mirar lo que puede ser la tumba de Diego, es el único segundo que se quiebra, lagrimea y recuerda que, unos días antes de desaparecer, Diego la había abrazado y dichos la más hermosas palabras: " Te parecés a mamá". Se despide llorando, lentamente se va para su casa a encontrarse con sus cuatro hijos. Mañana volverá a estar once horas a la intemperie, atenta a cada palada de la excavadora. Comienza a anochecer en el CEAMSE y nubes de pequeños insectos eclipsan una pequeña luz cercana a la montaña. En pocas horas, centenares de vecinos comenzarán a metalear, otros tantos buscarán en la basura la cena" Pagina 12 12-04-2004

Hay mucho más dolor en la Argentina que no tiene marchas, velas, concentraciones, medios y petitorios. Hay dolores tan ancestrales como los de Alicia. Hay vidas sin futuro como la de Federico. Y hay muchas vidas pérdidas como la de Diego, sepultado en la basura, procurando unas zapatillas, para que su hermano pudiera seguir estudiando. Si solo nos importa Axel e ignoramos a Diego, el CEAMSE es mucho más grande que la superficie que cubre.

 

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