Hace algunos años, cuando tuve mi primer
programa radial, “Domingo Interactivo”, comenzaba cada emisión con un recorrido
y posterior análisis sobre los hechos políticos, sociales, culturales,
económicos e incluso deportivos y del espectáculo más destacados de la semana.
Con el correr de los programas, me fui dando cuenta de que en
la inmensa mayoría de los casos, entre casi la totalidad de los temas que
tocábamos con mis compañeros de equipo, siempre, indefectiblemente, existía un
“hilo conductor”.
Lógicamente, no es muy difícil adivinar que, en la inmensa
mayoría de los casos, ese hilo conductor era casi siempre el mismo: nuestra
propia idiosincrasia, nuestra propia incapacidad, nuestra propia inoperancia
para resolver nuestros propios problemas.
Hoy, si tuviese que hacer mi programa dominical, sin dudas
hablaría del conflicto del fútbol, la controversia que desataron las
declaraciones de Graciela Fernández Meijide sobre sus polémicas declaraciones
por el número real de desparecidos, el fracaso de la farsa del llamado al
diálogo y finalmente, sobre las inefables declaraciones en el último acto
público de quien ocupa virtualmente la presidencia de la Nación, la supuesta
abogada Cristina Fernández, que es Kirchner.
Sobre el primer caso, el conflicto generado por Néstor
Kirchner entre la AFA y el Grupo Clarín y TyC Sports, no es
necesario abundar en el tema. Sin mucho preámbulo, no creo necesario aclarar que
la única verdad es la realidad y, como ya lo hemos expresado en artículos
anteriores, el ABC de la cuestión es el siguiente: A) La venganza, por parte de
Néstor contra el Grupo Clarín, B) Un gran negocio y C) Tener bajo el
control del Estado, también a los clubes de fútbol.
La gran incógnita es, ahora, cómo sigue esta historia, ya que
resulta muy difícil creer que quienes no han podido, todavía, erradicar la
violencia del fútbol y eliminar a las barrabravas, o sea, los dirigentes del
popular deporte y el Estado, cuando además ellos mismos son los verdaderos
responsables de la calamitosa situación, un poco por incapaces y otro poco
por corruptos —léase un 50% de cada cosa— puedan hacer algo bien.
Cabe recordar que la violencia en el fútbol y la existencia
de barrabravas se eliminarían muy fácilmente aplicando la ley del deporte, pero
claro, tratándose del Estado y los dirigentes del fútbol como máximos
responsables y/o ejecutores, no es de extrañar que no sólo el conflicto no se
haya solucionado, sino que además, se agravó.
Entonces, ¿estos señores, mitad incompetentes mitad corruptos
solucionarán el problema? Imposible, porque sencillamente ellos, sí, ellos, son
el problema.
El segundo punto es lo que generaron las declaraciones de
Graciela Fernández Meijide sobre el número real de desaparecidos durante la
última dictadura, y resulta realmente triste y lamentable ver y escuchar a
personas como Hebe de Bonafini y Estela de Carlotto seguir insistiendo sobre lo
mismo.
¿Por qué reclamar por un número ficticio de desaparecidos?
eso desvirtúa, literalmente, la valiente y destacable labor realizada a
principios del advenimiento de la democracia, además de mostrar pueriles
intereses políticos.
Siguiendo con los hechos destacados de los últimos días, nos
encontramos que finalmente, y como lo habíamos anticipado, el “llamado al
diálogo” no fue más que otra de esas típicas tácticas kirchneristas enmarcadas
dentro del “gatopardismo”, cambiar algo para que nada cambie, y si no miremos
los resultados del “nuevo INDEC”. Nos siguen mintiendo y tomando por idiotas.
Para finalizar, y como broche de oro, encontramos las
declaraciones de Cristina, que de a poco va tomando el ritmo normal anterior a
las elecciones y hacer lo único que hace, presentarse en actos pagos para
prometer cosas que nunca se cumplirán. Esta vez la promesa fue la creación de
100.000 puestos de trabajo.
Simplemente por una cuestión de sentido común, creo
totalmente innecesario hacer algún comentario a respecto, ya que se trata,
sencillamente, de otra fantasía —o mentira, si usted prefiere— kirchnerista.
Sí merece un párrafo la inefable idea de la casi abogada
Cristina Fernández, realizar en la AFIP un padrón de ricos. Y digo que merece un
párrafo aparte por una sola razón, lo gracioso, ridículo y contradictorio que
resulta esta declaración teniendo en cuenta quien lo dijo, ni más ni menos que
una persona que presenta una declaración de bienes millonaria, que además
muestra un plazo fijo en millones de dólares, que además amasó su fortuna
ejerciendo la función pública desde 1983 y que además, no puede demostrar como
fue, por lo menos de manera clara, su crecimiento patrimonial del 158% en el
último año.
Como dije al principio, cuando en mi programa radial hacía un
recorrido por los hechos más destacados de la semana, en la inmensa mayoría de
los casos encontraba un hilo conductor que relacionaba un tema con otro.
Hoy, como en tantísimas ocasiones, también existe un hilo
conductor, la inoperancia, la maldad y el resentimiento de Néstor Kirchner.
Pablo Dócimo