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¿Qué son las TIFs?

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EL DESCUIDO DEL SISTEMA FINANCIERO (PARTE I)
EL DESCUIDO DEL SISTEMA FINANCIERO (PARTE I)

Como es posible deducir a partir de las numerosas noticias que nos bombardean a diario acerca de la creatividad para cometer ilícitos que poseen algunos; el flujo financiero no es fácilmente controlable, de hecho las transferencias internacionales de dinero de manera informal han sufrido incrementos más que considerables en los últimos años.

 

Resulta paradójico que en un mundo donde el control de los sistemas financieros sea una de las mayores preocupaciones del capitalismo, tanto en la órbita de los Estados como en la del sector privado, las Transferencias Informales de Fondos (TIF) o Sistemas Alternativos de Remesas (SAR) o Sistemas de Envío Alternativo (SEA), representen un serio problema de alcances a veces insospechados en tanto constituyen potentísimas fuentes de financiamiento, por ejemplo, para el terrorismo.

Si algo caracteriza al mercado de transferencias de dinero es su nivel de complejidad, dado que comprende una amplia gama de actores que de manera formal o informal -y ayudados por el desarrollo tecnológico de nuestros días-, incrementaron de manera exponencial las transacciones con diferentes objetivos y para un diversificado mercado, esto es, entre particulares, particulares con gobiernos y viceversa o particulares con empresas u ONGs y viceversa, entre naciones, dentro de una misma nación, de manera formal o informal, etc.

Por mencionar sólo algunas de tipo formal, es posible citar cheques, transferencias electrónicas, giros postales, etc. para pagos de sueldos, de facturas, de jubilaciones o retiros, subsidios y cobros a clientes.

Sin embargo, mientras las transferencias formales son minuciosamente registradas por las entidades bancarias y gubernamentales, quedando expuestas (más o menos) en las estadísticas oficiales y economía nacional, las informales se realizan casi imperceptiblemente, sin documentar, entre amigos, familiares y “asociaciones ilegales”, entre un 45 % y un 85 % del total de todas las transferencias realizadas a nivel mundial anualmente, según el país de que se trate.

Entre los Estados más vulnerables están Nepal, Sudán, China, Francia, Senegal e India. Países asiáticos, africanos y centroamericanos son los que más evidencian este tipo de metodología de transferencia informal de dinero, aunque en realidad, ningún país queda exento.

El éxito de estos sistemas se fundamenta en el atractivo que representan para sus clientes la velocidad en las transacciones, la ausencia de burocracia, su menor costo en virtud de la inexistencia de gravámenes, comisiones mucho menores que las que en el sistema formal cobran bancos y otros intermediarios, y la consecuente discreción de quienes los ofrecen.

En este contexto, entre las diecisiete modalidades informales más habituales pueden citarse: el “Hawala” (árabe), el "fe'chien” (chino), el Phei Kwan (tailandés), el Hui Kuan (en Hong King), el Padala (de Filipinas), el Hundi (en India)

Originariamente las TIF tenían como función exclusiva, financiar el comercio exterior en tanto constituían una forma segura de traslado de valores a través de rutas plagadas de bandoleros.

Este sistema, actualmente es muy frecuente en Canadá, Golfo Pérsico, Europa y EE. UU., desde donde trabajadores que alguna vez emigraron de sus países natales, envían dinero a sus familias en África, Asia, Centro y Latinoamérica, generalmente.

El hawala es un sistema informal, “no ilegal”, ya que las transferencias dinerarias bajo esta metodología son legítimas, el problema está en que al requerir documentación mínima, ser anónimo, más barato, no soportar cargas tributarias y ser más rápido, se torna fundamentalmente permeable a usos ilícitos. Inclusive permite, especulando con el tipo de cotización entre monedas, generar ganancias significativas.

La contratación es muy sencilla, mediante fax, e-mail o teléfono a los hawaladars (o hawala dealers), los fondos son entregados a domicilio generalmente en un plazo que no supera las 24 horas porque al haber menos controles contables y tributarios, se elimina gran parte de la burocracia habitual.

A modo de empresa familiar, muchos se dedican a esto por generaciones y se constituyen en las personas de confianza de otras familias para desarrollar la actividad sin problemas. Sin embargo, en numerosas ocasiones ocurre que, por sus propias características el sistema sea fácilmente utilizado por estafadores.

Con relación al campo propicio para la proliferación de este tipo de costumbre transaccional, puede observarse mayoritariamente su desarrollo en regiones donde haya exceso de restricción económica, criterios financieros demasiado represivos, situaciones políticas inestables e instituciones ineficientes. Lo que no obsta a que se realice en lugares que no reuniendo estas características, cuente con personas que vean “sus beneficios” para otros usos, tales como el financiamiento de actividades ilícitas (narcotráfico, trata de personas, contrabando, terrorismo, etc.)

Básicamente, el mecanismo por el cual se pone en funcionamiento el hawala es una transacción inicial desde un país “X” a otro país “Y”, ya sea en concepto de cancelación de una obligación o cualquier otro concepto, que el emisor remite a un hawaladar del país de origen (país X), en una determinada moneda, asignándole a la transacción un código para su autenticación, código que el remitente debe comunicar al destinatario.

El hawaladar se contacta con su representante en el país de destino y le indica entregar al destinatario el dinero remitido por el emisor del país de origen, en tanto éste le confirme el código, lo que pondría a priori en evidencia que es quien debe recibir esos fondos (porque si se vulnera la confidencialidad del código, cualquiera podría recibir el monto).

La suma en cuestión, recibida en moneda de origen, es entregada convertida a su equivalente en moneda local, previo descuento de las comisiones pertinentes de los intermediarios.

Tomemos por ejemplo que un remitente de EE. UU. quiere trasladar fondos a la India, entonces contacta vía e-mail, fax o teléfono a una hawaladar de EE. UU. y le entrega los fondos en moneda de ese país.

Este hawaladar le asigna un código que el emisor debe comunicar inmediatamente al receptor a efectos de confirmar ser el destinatario cuando sea contactado por el hawaladar de la India, representante del hawaladar de EE. UU.

El hawaladar de EE. UU., se contacta con su par de la India y le ordena que lleve al destinatario en cuestión un importe equivalente al monto de origen pero convertido a moneda local, previo descontarse las comisiones pertinentes.

Generalmente, los sistemas TIFs, funcionan tras la fachada de negocios lícitos tales como importación/exportación de bienes y servicios, agencias de viajes, compra y venta de metales o piedras preciosas, obras de arte, alquiler de vehículos, telefonía celular, etc. entre los países involucrados, lo que permite adulterar los montos en la documentación respaldatoria de las transacciones.

En este contexto, un emisor de fondos por ejemplo, simulará (hawaladar mediante), que adquiere ciertos bienes o servicios del destinatario de esos fondos, quien a su vez simulará (representante del hawaladar mediante), vendérselos y recibir ese dinero en concepto de cobro. Dicho en otros términos, se sub-factura o sobre-factura conforme lo requiera cada caso en particular para evadir controles financieros, tributarios y todo tipo de regulación gubernamental o privada.

Por último, es importante tener presente antes de continuar el desarrollo del tema próximamente, que el ejercicio de ilícitos de esta naturaleza no es monopolio de las TIFs, sino que los sistemas formales siempre, en algún momento, han participado de ellos, vulnerando controles quizás, con mayor ingenio que en las transacciones informales.

Los grandes monopolios internacionales y las más importantes entidades financieras a nivel global difícilmente resulten ajenos a estas cuestiones, lo que nos vuelve a poner cara a cara con la eterna paradoja en la que tiene su esencia el sistema económico-financiero mundial instaurado por el “elite”. 

 

Nidia G. Osimani

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. perfecto lo tuyo nidia todo lo q vos describis es tal cual y responde a ancestrales costumbre de ayuda y hermandad, yo los veo como sistemas parafinancieros sanos a pesar de todo la financiacion de los grupos extremistas y terroristas no pasa por ahi, muchas pero muchas veces se canaliza a traves de ong de legalidad aparente y tantas otras de actores insospechados como algunos gobiernos q se situan en la antipoda de lo q financian (para mantener influencia o en defensa propia)

  2. Cuando estallo la crisis financiera en el 2oo9,los cuantiosos fondos publicos(800.00omillones),que les dieron a los bancos,estos como lo devuelven,que negocios hacen para obtener semejantes ganancias,o se lo regalaron. Nunca me quedo claro esta crisis.

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