El revuelo causado por el fallo del juez de Faltas cordobés Carlos Gigena, al eximir de pagar una multa a dos motociclistas por no usar casco, es como para tener en cuenta, casi siempre, el humor de aquella región tiene algún mensaje pintoresco de la vida cotidiana pero es simplemente eso: humor.
Es de esperar que este “chiste” de Gigena llame a la reflexión a jueces y políticos que, inmersos en su podredumbre e ignorando la voluntad de la ciudadanía nunca se les ocurrió tomar en cuenta los verdaderos alcances del daño producido por sus leyes y demás decisiones erróneas.
El juez explicó que su resolución se fundó estrictamente en consideraciones jurídicas y se basa en una resolución sobre dos casos particulares del Tribunal Superior de Justicia sobre la despenalización de la tenencia de drogas para el consumo propio.
“El uso del casco o cinturón de seguridad en personas mayores comprende la intimidad, la conciencia, el derecho de disponer de sus actos, de su obrar, de su propio cuerpo, de su vida, en ejercicio libertad”, expresó un párrafo de la resolución firmada por Gigena, Todo un insulto a la razón, pero de mucha menor gravedad que el dictamen del Superior Tribunal o sea el órgano máximo provincial.
Al agregar los cinturones de seguridad en su fallo la intención del mensaje está más que claro, “Si vamos a vivir en anarquía, que sea completa”.
“En esas causas,
“En ese caso,
Y agregó: “En mi resolución hago lugar a la posición de los infractores cada vez que hacen uso a su derecho de libertad a usarlo e invocan la inexistencia de daños probables a bienes de terceros. En función a la interpretación que hace
Si analizamos el razonamiento del Dr. Gigena, (Juez de Faltas) siguiendo la línea argumental y filosófica del máximo tribunal provincial, nos encontramos con que su fallo (aún siendo un disparate) es a mi entender, infinitamente más sólido y razonable que el del Superior Tribunal. Según
Si preguntaran su opinión, por ejemplo, a las “Madres del Paco” y si se tuvieran en cuenta los delitos —entiéndase sólo robos y asesinatos—cometidos por delincuentes bajo los efectos de estupefacientes, entenderían mejor las consecuencias de sus decisiones; éstas, en la mayoría de los casos, tomadas sin convicción propias, es decir “Obediencia Debida Judicial” basada en la línea marcada por el Ejecutivo Nacional.
Creo que la esencia y la intención de esta resolución del Dr. Gigena, fue una manera inteligente de darle entidad a su descontento (compatible con el 80% de la sociedad argentina) y poner a consideración de todo el sistema jurídico argentino, sobre la gravedad del error que significó la despenalización del consumo y tenencia de drogas.
Lo del uso del casco es casi anecdótico, por tratarse de un problema de pronta solución y sin riesgos ni consecuencia para terceros, sin embargo, el del consumo de drogas, sobre todo si está alentado desde el gobierno y con la obediencia ciega de la mayoría de los jueces, si que es un verdadero y grave problema para la sociedad.
Carlos Morán