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Cuenta su verdad: entrevista con la Dra. Hilda Molina

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(LANZAMIENTO DE LIBRO DONDE CUENTA LA HISTORIA DE SU VIDA)
(LANZAMIENTO DE LIBRO DONDE CUENTA LA HISTORIA DE SU VIDA)

Una de las personas que más irritó a Fidel Castro, y seguramente lo debe seguir haciendo, es la médica cubana Hilda Molina.

 

Esta mujer de 66 años que hoy vive en la Argentina y sólo se dedica al cuidado de su madre y disfrutar de su familia —como ella cuenta— fue una reconocida médica cubana que confió en la “Revolución” y que luego de comprobar las injusticias que había dentro del sistema médico cubano, pasó a ser una de las personas más críticas del castrismo, dentro y fuera de la isla.

La Dra. Molina comenzó a tomar notoriedad pública cuando en 1995 pidió salir de la isla para viajar a la Argentina a visitar a su hijo y conocer a sus nietos, lo que le fue negado por el gobierno de Castro durante 14 años.

Finalmente, el 14 de junio de 2009, mediante la intervención del gobierno argentino, pudo viajar y reencontrarse con su madre —quien había ido a la Argentina un año antes para ser tratada por su delicado estado de salud—, su hijo Roberto Quiñones y por fin poder conocer a sus nietos, Roberto Carlos y Juan Pablo.

Ahora, la Dra. Molina lanza un libro sobre su vida titulado “Mi verdad” en el que cuenta, además de su historia dentro de la isla, su relación con Fidel y cómo pasó de abrazar la causa comunista a criticar un sistema que, según cree, es “perverso”.

Molina fue diputada de la Asamblea Nacional del Poder Popular por el Partido Comunista. Como neurocirujana, fundó el CIREN (Centro Internacional de Restauración Neurológica), uno de los institutos de medicina más prestigiosos del mundo,  por lo que no hay muchas personas en Cuba que hayan visto la realidad tan desde adentro como ella, quien incluso mantuvo una estrecha relación y contacto permanente con el dictador.

Sus quejas comenzaron cuando se dio cuenta de que en el Centro neurocirujano que dirigía se atendían más extranjeros que cubanos, ya que los primeros “pagaban en dólares”.

 

-¿Cómo se encuentra en la Argentina?

-Bien, dedicada al cuidado de mi madre, disfrutando de mi familia después de tantos años y estos últimos meses terminando el libro.

 

-En su libro, ¿qué tipo de mensaje encontrará el lector?

-Básicamente, el lector se encontrará con la historia de mi vida, que no tiene tanta importancia porque sea mi vida en particular, sino porque es la vida de una persona que a los quince años entró en contacto con el sistema de la llamada “Revolución” de Fidel Castro, y es la historia de alguien que vivió durante treinta y cinco años dentro de ese sistema pero que además tenía importantes posiciones distintas al régimen, y que después pasó a una faceta totalmente opuesta, que es la faceta de disidente.

Creo que lo mejor que tiene el libro es que en él voy narrando los sufrimientos que tiene cualquier cubano que pudo haber recorrido ese mismo camino que recorrí yo.

Incluso, en el libro no califico, solo narro lo que me va pasando en diferentes etapas de mi vida y además, y esto lo pongo en la introducción, hago como un llamado de alerta  para que el mundo sepa que en los sistemas totalitarios de corte Estalinista como es el que hay en Cuba, el individuo siempre sufre, siempre es despersonalizado, humillado, mal tratado, reprimido… no importa si se es alguien muy importante dentro del sistema, como yo llegué a serlo, es un sistema mutilador de seres humanos, triturador de personas.

Si usted es alguien que tiene un poco de dignidad, aunque llegue a una posición importante dentro de ese sistema, igualmente va a sufrir muchísimo.

 

-¿Por qué el título, “Mi verdad”?

-Simplemente porque estoy narrando mis vivencias, y desde mi punto de vista. O sea, lo que yo viví, como yo lo veo y como yo lo sufrí. Es la verdad de mi vida.

Siempre ocurre que a cualquier cubano que disienta con el sistema o critique al gobierno, en seguida lo atacan, y comienzan las ofensas, entonces, al que no le guste, que no lo lea, pero yo me siento con el derecho a contar mi vida, la verdad sobre mi vida.

A mí me encanta el diálogo, pero también me gusta la polémica, y no tengo ningún problema en polemizar con todos aquellos que son nombrados en el libro.

No tengo ningún interés en polemizar o debatir con Juan Pérez, por decir un nombre, si es que Juan Pérez no está nombrado en el libro, pero si a Fidel no le gusta lo que digo, bueno, entonces que me den la posibilidad de entrar a Cuba, pero con libertad de expresión, y tengamos una polémica, ante el mundo y en público, y que ellos digan lo que quieran, pero que yo también pueda decir lo que verdaderamente siento, y esto es tanto como para Fidel como para todos los que están nombrados en el libro.

Me encantaría debatir públicamente con todos los que aparecen en el libro.

 

-Más allá de lo que usted cuenta en su libro, y refiriéndonos a la actualidad cubana, ¿cómo es su visión acera de la distribución del poder en la isla de Cuba?

-Me parece que el poder en Cuba hace más de medio siglo que no está distribuido. Está concentrado, es un poder unipersonal, y no hay dudas de que en la isla sigue gobernando Fidel Castro.

 

-¿Cuál es su reflexión sobre lo que están haciendo tantos patriotas cubanos llevando adelante una huelga de hambre?

-Los conozco a todos, y es una verdadera lástima que haya diferencias entre ellos, incluso públicas. Es necesario que todas esas personas, que aunque tengan algunos enfoques y diferencias políticas se unieran. Son todos excelentes personas, y todos están luchando contra lo mismo, un sistema totalitario y además represivo. Hasta protestas pacíficas son reprimidas en Cuba.

Esas personas, como Orlando Zapata o Guillermo Fariñas, que son hijos de la revolución, ahora son calumniadas y perseguidas.

Creo que la disidencia cubana necesita más apoyo y reconocimiento internacional.

Ese apoyo y reconocimiento que muchos se lo dan al gobierno deberían dárselo a la disidencia, porque si bien ha habido violaciones de derechos Humanos en las dictaduras de derecha, también es cierto que salvajes violaciones a los Derechos Humanos están ocurriendo en Cuba. Y es bueno que el mundo lo sepa, por eso me afané, me concentré en terminar el libro, porque quería que por lo menos mis vivencias, mis treinta y cinco años dentro del sistema y mis quince frente a él en Cuba quedaran reflejados para que por lo menos, todos aquellos que quieran oír todos los gritos que están surgiendo desde Cuba los oigan, y sean capaces de tener una respuesta de sensibilidad ante la agonía de los cubanos, no solo de los que hablamos, los que protestamos y de los que disentimos,  de todo ese pueblo.

 

-Usted vivió en el sistema desde adentro, luego como disidente, y ahora, desde la Argentina. Después de todo eso, ¿qué es lo que ve como más grave de la situación cubana?

-Todo es grave, pero si hay algo que creo que ha enfermado a la sociedad, y yo me siento parte de ello, es la falta total de libertades.

Cuando Dios crea al ser humano, lo hace libre, y le da el margen para ser bueno o malo. Incluso, Dios permite hasta que haya personas que se opongan a él.

Sin embargo, Fidel Castro, erigido como Dios de Cuba, hace cincuenta años ha privado al pueblo de esa libertad que dios concede.

En Cuba las personas se pueden oponer a Dios, pero no a Fidel. Pueden discrepar de lo que Dios dice, de lo que aparece en los Santos Evangelios, pero no de lo que dice Fidel.

Esa falta de libertad tan horrible ha enfermado a la sociedad cubana, y muchas cosas que la gente no se explica de lo que pasa en Cuba tiene que ver, precisamente, con esa falta de libertad… ahí está el horror mayor, porque a partir de ahí, todo lo demás se explica.

 

-¿Cree que es acertado el camino que están transitando tanto las “Damas de Blanco” como los disidentes en general?

-Me parece que es el camino acertado. Cada grupo tiene su proyección… las “Damas de Blanco” son muy valientes, y es absolutamente normal que una madre, una hermana, una hija de un preso político salga a la calle pacíficamente como lo hacen pidiendo por la libertad de ellos. O sea que es una posición, además de valiente, absolutamente normal.

Lo que sí me gustaría es que muchos proyectos que se gestan fuera de la isla con el propósito de ayudar a Cuba se asesoraran un poco más de lo que realmente está pasando en nuestro país, porque a veces veo que algunos acaparan muchísimos recursos que no llegan a Cuba.

Los disidentes cubanos sufren necesidades extremas… muchas veces no tienen ni para comer o para ponerse un par de zapatos.

Hay muchos, de esos proyectos, que están elaborados con las mejores intenciones, pero lamentablemente no conocen la realidad de Cuba.

 

-¿Cómo conoció a Fidel Castro?

En la década del '70 yo estudiaba medicina y era dirigente estudiantil de la universidad. Estábamos en la oficina de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria) y nos avisaron que estaba ahí y que quería hablar con nosotros. Durante esos años ya venía decepcionada, aunque confiaba en la Revolución.

 

-La primera vez que lo tuvo en frente, ¿qué impresión le causó?

-Yo digo que a ese mito viviente, porque él es un mito viviente, que yo tenía frente a mi en ese momento, si lo hubiera tenido unos años antes, seguramente hubiera llorado de la emoción, pero me pareció ególatra.

El segundo encuentro fue en 1987. Me pareció un hombre sumamente inteligente.

Creo que de una inteligencia superior, no me cabe duda. Pero si lo hubiera conocido en 1959 no hubiera nunca seguido su Revolución, porque los ojos de Fidel Castro son los ojos de un cuerpo e inteligencia sin alma. Y una inteligencia sin alma, es una inteligencia temible.

 

-En cierta oportunidad, usted dijo que Fidel la mostraba como una propiedad de él, como un amuleto,  algo así como que la exhibía como el prototipo, el ejemplo del médico cubano, ¿cómo era su relación con él?

-Efectivamente, cuando Fidel me conoció, y vio como era mi dedicación al trabajo, me empezó a ver como algo digno de orgullo para él, como un objeto, entonces me exhibía como la científica abnegada, brillante, que no importara la hora en la que apareciera en el hospital yo siempre estaba trabajando, que todo me salía bien, que nunca me cansaba, que operaba perfecto, que no tenía miedo a operar siendo mujer.

Mi relación con Fidel fue esa. Me usaba como propaganda.

Incluso, cito en el libro cuando cierta vez me invitan al Concejo de Estado, sin yo saber para que.

Cuando llego, me entero que era él mismo quien me estaba esperando porque había una reunión de ministros, y me quería presentar ante ellos para que vean que había una persona que trabajaba mejor que ellos.

Algo que realmente me desagradó mucho, porque en realidad hay algunos ministros que son buenas personas, y no merecían esa humillación y esa crítica tan despiadada.

 

-¿Por qué dejó de creer en la Revolución?

-La Revolución, como para la inmensa mayoría de los cubanos en aquel entonces, fue mi gran sueño de adolescente.

La prédica de Fidel me cautivó, incluso coincidía con el evangelio que yo había sido educada. En ese memento pensé “esto es una obra de Dios”, y realmente me entregué con pasión, con ilusión, pero en realidad comencé a chocar desde el principio con situaciones que no comprendían y a las que siempre traté de encontrarles una respuesta. Y siempre las respuestas eran dogmáticas. Hay decepciones que están en el orden de índole personal que no tienen que ver nada con la política y la ideología: la mala educación, la vulgaridad, las obsenidades, yo no había sido educada en un ambiente así. Yo siempre preguntaba y me decían “esos son resabios burgueses, tu tienes resabios burgueses”.

 

-¿Usted cree que Hugo Chávez será el sucesor de Fidel?

-Puede ser que muchos no estén de acuerdo con lo que le voy a decir, pero lo digo desde lo que yo pude valorar en Cuba. A mi me parece que a Fidel siempre lo han subvalorado, subestimado, incluso desde joven, y lo que quiero decir, específicamente, es que han subestimado hasta donde él podía llegar.

Como le dije, no tengo dudas de que Fidel es un ser superior, sino como uno se puede explicar que haya durado más de cincuenta años en el poder. De hecho, se salió con la suya, puesto morirá en el poder, pero no tenga dudas de que es un ser sin alma.

Mientras él exista, va a haber una amenaza latente de subversión en América Latina, de esto, no tenga la menor duda.

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Armin Vans

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10 comentarios Dejá tu comentario

  1. Estimado Sr. Juan Carlos: Creo que no ha interpretado correctamente mi comentario. Le aclaro que de modo alguno “consumo” propaganda comunista; solamente me limito a tratar de escuchar las dos campanes. Por el contrario, detesto al régimen castrista que “detenta” el poder en la isla (por las dudas, le sugiero que consulte el significado real de esta palabra). Creo que Hilda Molina ha sido parte muy activa del régimen, y lo que me extraña que haya tardado tanto tiempo para darse cuenta de sus aspectos negativos. Lo que he expresado lo he recogido de diversas fuentes, y lo que intento manifestar en mi mensaje es que hay puntos pocos claros acerca los cuales habría que investigar. Reitero, yo no inventé lo que expresé; tan solo lo recogí de numerosas publicaciones y blogs de la web (por ejemplo, acabo de leer un artículo en www.revista-zoom.com.ar un artículo firmado por Esteban Collazo, el que se expresa -entre otras cosas- que la donación de Jaroslavsky habría sido mayor a los 10000...). Queda claro que no estoy afirmando enfáticamente lo que digo, lo cual sería necio de mi parte porque no tengo las pruebas, sino que estimo que estos puntos deberían ser objeto de investigación para poder juzgar la actitud de la Dra. HM. Por si no le queda claro cual es mi idea con respecto el régimen de la isla, le hago saber que es mi deseo que pronto haya una Cuba realmente libre del nefasto grupo que la gobierna desde hace medio siglo. Grupo del que HM ha formado parte (de esto no hay duda alguna). Le envío un cordial saludo

  2. Luis: Ud dice, como todo el mundo, que en Cuba no hay democracia, no se respetan los derechos humanos, ni hay libertad ni justicia. De acuerdo, pero que tal si echamos una miradita para adentro?. A este circo que soportamos todos los días se le puede llamar democracia?, con un pueblo cada vez más pauperizado, con la cantidad de niños que mueren cada dís o quedarán retardados por falta de nutrición temprana, podemos hablar de respeto por los derechos humanos? Con la gente común viviendo atemorizada y perdiendo calidad de vida dia a dia y temiendo salir la calle, podemos hablar de libertad?. Y con la delincuencia impune por la aplicación de "garantismos", podemos hablar de justicia?. Yo diría que dejemos por un rato de mirar la paja en el ojo ajeno, tratemos de mejorar lo nuestro y dejar a los cubanos mejorar lo suyo. Saludos.

  3. la verdad es que la historia de esta familia es oscura, deberian aclara como un simple medico comunista como el hijo de la doctora ,logro instalar 2 clinicas en argentina , cuando para un medico argentino eso es casi imposible , porque en ambas le fue mal quebrando y dejando una pesada carga . porque hoy vende articulos kinesiologicos de dudoso efecto , que meritos tuvo para ser preferida por fidel , ycual fue su verdadera actuacion . Hoy son solo expresiones sin base probatoria los que declama la doctora , pues nada puede probar, quien la apoya ?

  4. Señora Hilda.....siento una gran admiración por Uds y por su madre......Leí su libro "Mi verdad" y no le puedo explicar con palabras lo que sentí...viví ,sufrí y valoré todo lo que hizo por la medicina y su país.....Y ahora qué hacemos con todo ese caudal de conocimientos....no puedo creer qué habiendo tanta personas qué necesitan de Uds. no lo pueda aplicar por la decisón de personas sin alma.......Qué distinto sería el mundo con gente como ustedes....muchos cariños para su flia

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