Fuera de la convicción para defender sus ideas, el enorme parecido a Cristo,
cuando murió, son los hechos más relevantes del ícono latinoamericano de
todos los tiempos: Ernesto Guevara de La Serna, un rosarino, que
le apodaron el Che, y puso a parir una nueva historia.
La
prensa mundial en castellano, alemán, inglés, italiano, francés, ha vuelto
sobre las huellas del “mito” de un hombre que combatió junto a Fidel
Castro, coronó con éxito la revolución cubana, y murió en Bolivia, hace 36 años,
sin alcanzar la quimera de una nueva revolución.
Abandonó todo antes de partir a Bolivia para encabezar una
rebelión en América del Sur, menos sus ideas. Murió con coraje, dignidad,
como presidió cada uno de sus actos en vida, asesinado en una escuelita de Las
Higueras, por sus captores, los militares bolivianos. Le amputaron sus manos y
lo enterraron en un lugar desconocido, cuyas osamentas fueron ubicadas hace un
par de años y reposan en Cuba.
El
Che le quitó el sueño al establishment norteamericano por años y su fantasma
recorrió el mundo, con su boina, barba lampiña, la estrella y esa aureola
indefinida del romanticismo revolucionario.
Los
restos de su pequeño ejército de sobrevicienets, llegaron a Chile, cruzando la
cordillera, donde el senador Salvador Allende los recibió y dio protección.
Cuando era un joven anónimo argentino decidió recorrer
América latina en motocicleta, y de ese viaje da cuenta una reciente película
estrenada con éxito en el reciente Festival de Cannes, comentado por el New
York Time con las siguientes palabras:
“El cine latino florece de las semillas de la revolución”. El periódico
neoyorkino tiene
términos elogiosos también para el cine argentino, mexicano y brasileño.
Diarios de bicicleta,-
Las Roads movies- el filme presentado en Cannes, ha traído una lluvia de
titulares de los diarios más
influyentes del
mundo de todos los continentes. En “Diarios de motocicleta”,
el actor mexicano Gael García Bernal (“Amores Perros”, “Y tu mamá también”)
interpreta al joven Ernesto Guevara de 23 años, estudiante de medicina, que una
crisis de identidad recorre América en una motocicleta.
Alberto
Granados, el compañero de viaje de El Che, hoy octogenario y radicado en Cuba,
fue presentado en Cannes
y dijo que el Che fue un hombre, con defectos y virtudes, pero no un
mito, porque actuó en la vida real.
Rolando
Gabrielli