La oposición pareció en las últimas horas recoger el guante de las críticas por su pobre desempeño en la construcción de una alternativa al gobierno nacional y comenzó a acelerar definiciones de cara a las elecciones del 2011.
El radicalismo volvió a ocupar el centro de la escena política, aunque esta vez no por a partir de la figura del vicepresidente Julio Cobos sino de Ricardo Alfonsín, un apellido que por sí solo atrae a los seguidores del centenario partido.
El triunfo de Alfonsín en la interna de
El momentáneo resurgimiento radical contagió también a los peronistas antikirchneristas, que en pocos días firmaron la unidad, la conformación de una mesa nacional y el objetivo -aunque aún no saben cómo- de concluir en un candidato que represente al espacio.
Así, Eduardo Duhalde, Francisco De Narváez, Carlos Reutemann, Felipe Solá y Mario Das Neves, entre otros, acordaron trabajar juntos, aunque todavía sin definir si competirán dentro o fuera del PJ. No obstante, todos aguardarán la reglamentación de la ley de reforma política que delineará las nuevas reglas de juego. Aunque hay quienes apuestan que finalmente no se aplicará para el 2011.
La duda es qué papel tendrá Mauricio Macri en relación con ese nuevo conglomerado de peronistas disidentes. No hay dudas en los dirigentes justicialistas anti-K que el jefe de gobierno porteño los necesita si quiera pelear con chances por
Un dirigente ultrakirchnerista dejó en claro la siguiente reflexión: "La decisión de ser candidato es de Néstor, pero sí se decide a serlo, pónganle la firma que la nueva ley electoral se va a aplicar porque así podemos dividir al frente opositor". Lo que nadie asegura, siempre analizando un hipotético escenario en un política tan dinámica como la argentina, es qué puede pasar en una segunda vuelta electoral.
Por ahora, el peronismo oficialista y el opositor, constituyen la pelea de fondo.
Walter Schmidt
DyN