Los creyentes en lo que no existe, inventaron una falsa ciencia que da risa a los escépticos y racionalistas. Se trata de la angelología (supuesta ciencia de los ángeles, cuyo término no figura en el diccionario) que viene de “ángel”, ser mítico creado hace mucho tiempo por la rica fantasía humana, y para los creyentes religiosos: espíritu celeste creado por un dios omnipotente, como sustancia inmaterial, dotado de inteligencia, superior al alma de los hombres. (¡Casi nada en cuanto a criaturas! ¡Qué les parece amigos lectores escépticos en materia de ciencias angélicas?).
Sabemos que el término ángel proviene del latín angelius que deriva del griego ángelos que significa mensajero.
Desde tiempos antiguos, estos “seres” se representan con alas empleadas quizás para acortar distancias en la antigua Mesopotamia entre el Éufrates y el Tigres, patria de sumerios y acadios. Hijos de antiguas creencias en el bien y el mal, surgieron en la imaginación de los hombres como ángeles malos hace mucho tiempo y ángeles bonachones otros, seguramente para explicar tanto mal en el mundo dónde sobrenada el santo bien, en lucha constante a lo largo de los milenios.
A tal punto ha arribado la rica fantasía del hombre, que raya en el puro mito comparable sin tacha con la antigua rica mitología griega, que ha inventado toda una categoría de seres angélicos a saber: serafines, querubines, tronos, dominaciones, virtudes potestades, principados, arcángeles… sin olvidarse de sus antepasados malignos, con don Lucifer a la cabeza y sus hordas de diablos de segunda categoría.
Para tener una idea acerca del mundo demoníaco, basta con leer la alucinante leyenda bíblica denominada Apocalipsis. No se la recomiendo a los cultores de otros credos distintos al cristianismo, ni siquiera a los ateos, salvo para estallar todos en carcajadas si desean divertirse.
No amigos lectores, no es cierto que la angelología sea una ciencia más “del montón”, pues ante los ojos de los racionalistas, sólo se trata de una mera superstición (es decir, menos que una pseudociencia), de modo que señores lectores amantes de lo sorprendente en materia de mitología, no tomen estas cosas al pie de la letra, sino como un mero entretenimiento como los que leen la antigua mitología griega por mera curiosidad.
Señores lectores: ¡No existe demonio alguno! No le teman a “don Lucifer”, alias Satanás y otros motes, ni a sus “prosélitos”, porque ¡no existen! en la realidad.
Esto va como consejo para que no se les ocurra asistir a los rituales satánicos, pues en tiempo pasado y no hace mucho, conocimos mediante las crónicas, los lamentables hechos criminales por parte de obnubilados sino de dementes sectarios satanistas que dejaron un luctuoso saldo de muertos inocentes crédulos, en suicidios colectivos.
Realmente, estas creencias tontas al mismo tiempo que peligrosas, con veleidades de ciencias: logos: razón en forma de discurso inteligible; se hallan a distancias siderales de la auténtica realidad del mundo.
La angelología es a todas luces de la razón, tan sólo una miserable pseudociencia que pretende hacernos creer que existe otro mundo; un mundo espiritual pleno de seres espirituales que nos quieren mucho unos, los ángeles buenos, mientras que nos quieren destruir los otros: ángeles malos y el peligro de esta última creencia consiste en caer algunos incautos en las redes del satanismo con su tendal de víctimas inocentes.
Ladislao Vadas