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Parque de la Memoria, año 2050

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UNA HISTORIA NECESARIA Y CRUDAMENTE REAL
UNA HISTORIA NECESARIA Y CRUDAMENTE REAL

Es el año 2050. Don Matías y su nieto Manuel caminan en silencio por el Parque de la Memoria, leyendo aleatoriamente los nombres de las víctimas expuestos en pequeñas placas a lo largo de enormes muros de granito.

 

Manuel se detiene frente a una placa y lee "Aldo Roberto Garrido",

- ¿Quien fue, abuelo?

- Ese fue un policía que asesinaron de 3 balazos por la espalda en 2009. Tenía 62 años y estaba en edad de jubilarse, pero él decidió seguir trabajando de cuidar a la gente.

En otra placa lee un nombre que le llama la atención, porque dice simplemente "Isidro".

- ¿Abue, quien era "Isidro"?

Mirá Manu, Isidro fue un bebé que vivió apenas unos días, porque a su mamá la balearon a la salida de un banco cuando faltaba muy poquitito para que Isidro naciera.

Siguieron caminando y leyendo nombres anónimos en paredones que se sucedían uno tras otro, y parecían no terminar jamás... Axel Blumberg, Gustavo Lanzavecchia, Fernando Zalles, Eduardo Nieva, Cristian Aoum, Luis César Lozada, Leonela Aguirre, Antonio Larroca, Claudia Yilella, miles y miles de nombres que clamaban desde el silencio….María del Carmen Ponce, Sandra Brickman, Sergio Sagasti, Renata Toscano, Walter González……la nómina impresionaba por su vastedad y variedad…mujeres, hombres, jóvenes, viejos, de mediana edad, comerciantes, policías, maestros, estudiantes, gente común….simplemente gente asesinada.

Hasta que Manuel se detuvo en uno que le llamó particularmente la atención.

- ¿Y esta señora, abue?

- Ese fue un caso muy especial, Manuel.

Esa señora era muy rica y hermosa; vinieron unos tipos que la secuestraron y le robaron todas sus riquezas, le arrancaron su vestido azul y blanco y la vistieron de rojo, la violaron durante años mientras la llenaban de drogas, engañaron a su hijos diciéndoles que la madre estaba radiante y mejor que nunca, mientras ella se desangraba en silencio.

A pesar de que conocían muy bien el caso, ni la TV ni los diarios ni las radios contaban la verdad sobre ella porque habían sido comprados por los malos y solo mostraban partidos de fútbol, mujeres desnudas y propaganda.

En la placa se leía, simplemente "La Argentina".

 

Fabián Ferrante

 
 

17 comentarios Dejá tu comentario

  1. Señor Ferrante, humildemente le solicito me sirva aclarar a qué se refirió con su expresión “…le arrancaron su vestido azul y blanco y la vistieron de rojo…”. Trae reminiscencias de aquel “sucio trapo rojo” que de ser tan “derechos y humanos” significaron tanta tortura, tanta muerte, tanto sufrimiento al que fuera sometido el pueblo argentino, en especial sus trabajadores, cuyos reclamos por Justicia fueron ahogados en sangre bajo un régimen de terror no gratuito, ya que el mismo era necesario para imponer las políticas que aseguraran los privilegios de una minoría, conocida como establishment, sin importar si para ello se entregaba la Nación y sus recursos a la rapiña extranjera o se provocaba la degradación y disolución de su núcleo social. Represión y terror que ha continuado con los gobiernos pretendidamente “democráticos” que sucedieran a aquel de la Dictadura Militar. Hoy le llaman “judicialización de la protesta” o “excesos policiales”, los que son acompañados por formas novedosas como la “exclusión” y la miseria a que se ven sometidas cada vez más amplias capas de la población, sometidas por esta vía a un real exterminio por carencias (léase hambre y enfermedades). Y es que, en definitiva, para que exista un solo rico deben existir muchos pobres. Y para que los ricos sean cada vez más ricos, los pobres deberán ser cada vez más pobres. Si Usted, con su frase de “vestirla de rojo” se ha querido referir a aquel “trapo rojo”, no puede más que merecer mi repudio. Si, por el contrario, se ha querido referir al rojo de la sangre de las víctimas de la delincuencia, debo recordarle, en primer lugar, que la causante es delincuencia común y no una política criminal promovida desde el Estado y usando sus recursos. Pero por otra debo decirle que la delincuencia crece de la mano de las políticas implementadas desde 1976, y, en forma muy especial desde 1989, llamada “neoliberalismo”, y vigente desde entonces. No solo aquí sucede, también se da en todos aquellos países que la han aplicado, desde EEUU a Rusia, sin olvidar el resto de Latinoamérica. Políticas neoliberales, injusticia y aumento de la delincuencia y su agresividad, son inseparables y no es posible encarar una sin considerar las otras. A ello se suma la irrupción del narcotráfico, que entre otras causas, brinda un fácil recurso a la política para obtener “caja”, y la tantas veces denunciada connivencia o complicidad política y policial con la delincuencia, que hoy se va afianzando en el conocimiento social, no extrañando actualmente que tras un delito dado haya políticos y policías implicados, hasta actuando orgánicamente. Los delincuentes comunes no son como los canta el tango, aquellos pobrecitos que se equivocaron, pero que se redimen pensando en su viejita, como nos los quisieron presentar, periodistas incluidos. Recuerdo que hace unos años pasando cerca de la cárcel de Devoto los presos de una planta, que luego me enteré eran los de mayor peligrosidad, estaban en una de sus habituales protestas con quema de elementos, y un “periodista” (un movilero) de la radio que transmitía los acontecimientos, les decía a los gritos a esos buenos muchachos, que “se cuidaran de los policías malos”, que eran los que por su función tendrían que reprimir ese motín. Esto fue en pleno gobierno de Alfonsín. Recién cuando fue ese motín terrible, creo que en Olavaria, donde estuvo una jueza de rehén, la prensa y la opinión pública comenzaron a cambiar la forma de ver al delincuente. Hoy ya se está ante el espanto, que tampoco es buen consejero. Baste ver la histeria de los presentadores de los noticieros de TV (histeria no inocente, por demás), que hoy piden represión a sangre y fuego. Es el movimiento del péndulo. Con el tiempo llegará a su justo equilibrio. Pero lo que queda claro es que toda sociedad debe protegerse, es uno de los fundamentos básicos el brindar seguridad a sus miembros. Pero seguridad en TODOS los ítems. Nadie puede tener seguridad si no tiene futuro. Por lo tanto, seguridad no significa solo represión, que repito, todos las naciones la aplican, sean del signo político que fueren, sino también cambiar la estructura socio-económica que asegure futuro y justicia para todos. Mientras la Argentina no vuelva a una sociedad basada en la solidaridad y se persista en el individualismo y egoísmo del neo-liberalismo, no habrá solución posible a la inseguridad.

  2. ADHIERO A TODO LO ESCRITO POR HUGO RECIBISTE UNA CLASE DE DEMOCRACIA LOS PINGUINOS JAMAS FUERON DE IZQUIERDA SON PREDADORES DE JUVENTUD ,EN UNA CONSPIRACION ENTREGUISTA

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