Son tiempos que le cambian el reloj a la historia. ¿Nos alejamos o acercamos
a la caverna? Marte que prisa llevas, rojo planeta, por conquistarnos, si recién
descubrimos los restos de La Vizcaína de Colón, 500 años después del
naufragio en Panamá.
El
Amirante ya estaba casi loco, medio ciego, nunca supo realmente donde estaba.
En Nombre de Dios le llamaron a ese lugar, por ahí las cercanías, Portobelo,
donde yace Sir Francis Drake en la solemnidad de las calurosas profundidades
marinas.
Historia de
mosquitos, tiempos idos, Fenicia en América, trasvasije de mercancías y
razas, el camino no los condujo precisamente a Roma. Pero aquí están sus
pieles y se multiplicaron: etnias indígenas, colombianos, caribeños, negros,
franceses, norteamericanos, chinos, latinoamericanos,
italianos, griegos, indostanos, árabes, judíos, rusos. Menos de tres
millones y todas las religiones, dos mares para seguir viajando, un puente
transitado permanentemente, poco más de 75 mil kilómetros cuadrados, un paraíso
para la naturaleza y las especies no humanas. Tránsito y más tránsito,
Panamá.
Los restos de La Vizcaína nos hablan de conquistas,
globalización de las armas, de
viajeros lejanos, de tierras sin nombre, de un pasado que se hace presente,
del permanente intercambio de mercancías, plantas, objetos, de hombre de un
espacio a otro, de la viva transhumante naturaleza humana, un reciclar de
lenguas, gentes y culturas, de manera incesante
a lo largo de la historia de a humanidad.
¿De dónde somos,
de dónde venimos, quiénes somos, blancos, negros y amarillos? A otro perro
con ese hueso, Mr. Huntington. Panamá, un país que es un Canal para muchos
en el mundo, que sólo lo une a América un puente del mismo nombre, ya que
hacia el sur no hay carretera por el llamado Tapón del Darién, ha recibido a
inmigrantes de todas partes del mundo en un territorio muy pequeño.
Estados Unidos es
un país de inmigrantes y ha alentado todo el tiempo la inmigración, aún
hoy. De Irlandeses a Judíos,
polacos, latinos, negros, asiáticos, como el café, una sociedad
orgullosamente multirracial, y que ahora choca con el vecino
en su propio dormitorio. Mr. Huntington ignora que Panamá llegó a
tener 50 mil norteamericanos en el corazón de ciudad de Panamá, su capital,
y el país no se hizo bilingüe para desgracia del país. Su población en ese
entonces, apenas superaba los dos millones de habitantes.
Contar con dos idiomas
importantes es un arma indispensable para estar inn en la globalización y no
ser devorado fácilmente.
El sociólogo de
Harvard, Mr. Huntington, alerta sobre la penetración del castellano en
Estados Unidos y una colisión anglo-latina. El Sur le quita el sueño a S.
H., como si todo se tratara de simples puntos cardinales. El Norte le hizo
perder la brújula al Sur. Seamos clear Mr. S.H., el Sur tiene su propia
religión, huele a nostalgias, a tonada y tangos, es bolero, huele
a pan de mediodía, es araucaria, un abismo insondable a lo otro
extremo del Norte. Sin embargo, sin fronteras corre el mundo y vivimos en un
mismo hemisferio con más recursos que nosotros mismos. Perdemos el tiempo en
seguir cerrándonos la puerta, el partido comenzó hace muchos años para
querer dejar un solo equipo en la cancha y anticipar una derrota que podría
ser compartida, si no sabemos encontrar la puerta común
que nos permitirá seguir construyendo.
Cómo puede ser una
amenaza el bilingüismo
para Estados Unidos Mr. S.H., cuando Europa habla tantos idiomas como pueblos
tiene y sólo se ha enriquecido culturalmente. Son dos idiomas que habitan una
misma casa y que muchos hijos de latinos, ha decidido olvidar el de sus padres
a favor del inglés.
Un país bilingüe es más rico en todo el sentido de la
palabra. Estados Unidos comparte un mismo continente con América latina. El
tiempo y los desafíos nos hablan de una necesaria interdependencia, más próspera
para el Sur, lo que traería una mayor fortaleza para el hemisferio.
Europa y China, los otros dos poderes mundiales, así
parecieran entenderlo, y eso que pertenecen a otro continente. Todo indica que
Mr. S.H., está usando las luces cortas, la miopía visceral, para analizar la
identidad norteamericana y de nuestro tiempo. Pone en ridículo asustadizo a
la nación más poderosa, económica y militarmente de la tierra. Hace unas
semanas escribí un largo artículo sobre Harvard, que con muy buen olfato,
destacaba, se está abriendo a las nuevas realidades del mundo y ya opera en
Santiago de Chile. Para que el embudo cumpla una función equilibrado es
necesario usarlo de la misma manera para las dos partes.
El castellano llegó mucho antes que los latinos, llamados
hispanos en Estados Unidos. Hace tres siglos se hablaba “español”. No nos
olvidemos que hasta 1848, una parte importante del territorio de Estados
Unidos, pertenecía a México: Florida,
California, Arizona, Nuevo México.
Una tarea pendiente de latinos y norteamericanos es mejorar
el nivel del debate. Buscar respuestas constructivas, francas, creativas, con
visión de futuro en la complementariedad. Los negros en el pasado reciente,
reclamaron durante décadas sus derechos de mil maneras desde el pacifismo ala
violencia. Nunca cesaron de reclamar, entre Martín Luther King, Angela Davis
y Malcom X. Son otros tiempos y un diferente escenario.
To
Be Continued....
Rolando
Gabrielli