Cuando usted tiene mucha sed se sirve un vaso de gaseosa o de cerveza descargando con premura el contenido de la botella; la espuma que se forma alcanza rápidamente el borde del vaso y, a menudo, incluso lo desborda.

Ávido por saciar su sed, la desilusión lo embarga casi invariablemente cuando descubre que al remitir la espuma el vaso tiene un mínimo contenido de líquido.

No tiene más remedio que volver a servirse y, en la segunda ocasión, lo hace más lentamente, observando, calculando, tratando de que el líquido caiga con mayor precisión que fuerza a fin de generar menos espuma, y teniendo una noción mucho más precisa del líquido que, finalmente, permanecerá ocupando casi la totalidad del vaso.

Haciendo una analogía con la política y los dirigentes políticos, Julio Cobos, Mauricio Macri y Daniel Scioli son claros ejemplos de lo que pasa cuando la espuma se disipa.

El espumante Cobos

En Julio de 2008 Julio Cobos pasó de vicepresidente a prócer en un simple pero emotivo acto.

No hace falta recordar la historia, el voto “no positivo” y todo lo que sobrevino a eso.

Lo seguían por la calle, firmaba autógrafos, besaba a los pibes, se sacaba fotos con las quinceañeras, corría maratones y sonreía desde simpáticas estampitas.

Si un mes antes de aquella sesión del senado se le preguntaba a la gente por la calle el nombre del vicepresidente de la Nación muy pocos podían atinarle a la respuesta correcta.

Pero de buenas a primeras la gente comenzó a idolatrarlo, aunque estaba claro que antes que parecerse a San Martín, se asemejaba mucho más a Diego Leonardi.

Cobos comenzó a ser mostrado ante la opinión pública como “la renovación radical” sin advertir que había sido y seguía siendo vicepresidente de Kirchner; pasó de inmediato a revestir en la categoría de “presidenciable”, incluso fue readmitido por el partido que lo había expulsado de por vida y, casi de la noche a la mañana, la Argentina vivía un resurgimiento cívico con un líder natural.

En los dos años que siguieron se encargó de romper el ACyS, participar de todas y cada una de las tradicionales roscas radicales que sólo conducen a un seguro fracaso de gobierno, ser candidato a priori de una eventual fórmula Cobos –Alfonsín que cada vez se convierte más en Alfonsín - Cobos y que de seguir en baja terminará siendo Alfonsín – cualquier otro y, como quien no quiere la cosa, continúa siendo el vicepresidente de Kirchner.

Las quinceañeras ahora prefieren sacarse fotos con Ricardo Fort y en el subte nadie pone una moneda en la rodilla a cambio de la estampita con la cara de San Cobos.

El kirchnerismo es comerse una anchoa en el desierto, y Cobos era el espejismo que provoca la sed.

El Uvasal Macri

Es 1995 y estamos cenando con algunos amigos en la confitería del Club Ferrocarril Oeste.

- Che, ¿y qué onda con este tal Macri?

- Mirá Fabi, este tipo va a Boca a poner millones de dólares para sacarlo campeón varias veces y hacer una base de popularidad; lo que busca es ser primero Intendente y después Presidente de la Nación.

- ¿Y qué sabe de fútbol este tipo como para ser presidente de Boca?

- Fabián, el turco hace 6 años que es presidente del ISPA y vive en pedo de la noche a la mañana. No sabe ni cómo se llama y sólo le importan los gatos y la joda. Acá no hace falta saber, hace falta plata…

Y tenía razón mi amigo Julito… Pasaron 15 años, Boca fue varias veces campeón luego de gastar cifras verdaderamente obscenas, el tal Macri un día fue elegido Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y ahora es, inexplicablemente, candidato a presidente de la Nación.

Con gran ímpetu la sociedad porteña confió en el “empresario exitoso” que trabajó toda la vida de ser hijo de Franco Macri para que consiguiera que Buenos Aires “esté bueno”. No sabe lo que es una hora extra.

Cuando los porteños vayamos al cielo de los imbéciles Dios nos va a perdonar por imbéciles, quédese tranquilo….

La realidad es que tapó doce veces los mismos baches, hizo un arenero para adultos junto al río, inauguró las duchas, se sacó fotos en una patética playa que impide meter las patas en el agua porque la contaminación te deja en 10 minutos los huesitos al descubierto, imitó penosamente a Freddie Mercury, bailó con la silla de ruedas de la presidente de su club de fans, y mientras Buenos Aires se sigue cayendo a pedazos y se faveliza a pasos agigantados, cuando de Rivadavia “para allá” ya todo es zona de carteles latinoamericanos del narcotráfico; el hombrecito aparece en la TV a decir que “la onda amarilla es imparable en todo el país” y que quiere ser presidente de la nación…..Y encima hay espacios que se lo disputan, y encima hay gente que es capaz de ir y votarlo….

Está decantando la espuma de Macri, ya subleva esa risita sobradora mientras se caen edificios y muere gente, ya molestan demasiado las publicidades amarillas en todos los medios mientras asesinan gente como a moscas, y ya va quedando en claro que no puede trabajar por los demás alguien que nunca trabajó ni siquiera para sí; ya cansa escucharlo echarle siempre la culpa de todo a los demás, que alguien le avise que hay dos vendedores de droga cada tres cuadras en Buenos Aires y que su metropolitana se lo pasa mandando mensajitos por celular en lugar de cuidar a la gente….

Mauricio Macri es uno de los ejemplos más claros de la política de la efervescencia. Gobierna Buenos Aires desde Europa y Buenos Aires se parece cada vez más a Bagdad…

Un candidato testimonial en ejercicio, prefabricado y hueco. Una mentira más.

El efervescente Scioli

Daniel Scioli es el elogio de la nada. Es el técnico que pierde todos los partidos y brinda declaraciones donde dice que las cosas no salieron como se esperaba, que de esto se sale con más trabajo, que no ligamos, que esto se soluciona con un triunfo….no posee una sola idea política interesante y es un profesional de la excusa hueca.

Puede ser diputado de Menem,secretario de Duhalde, vicepresidente de Kirchner o gobernador de Fernández Wilhelm: es un profesional del cargo público.

La Provincia de Buenos Aires sigue siendo el mismo mini país impresentable, dramático e invivible que es desde hace no menos de 30 años con el agravante de que ahora es lisa y llanamente reino del narcotráfico, la marginalidad y el crimen; pero Scioli habla de su gobernación como si fuera fundacional y como si hubiera modificado históricamente ese panorama siniestro de la provincia.

El gobernador va hacia Zúrich y la gente hacia Ciudad Juárez.

Scioli es aquel muchacho farandulesco que compró dos departamentos en edificios lindantes en la esquina de Callao y Posadas, los unió ilegalmente por sus posteriores, y no tuvo mejor idea que construir en la unión una especie de cabaña que se incendió y provocó un desastre con heridos y un fallecido en 1987.

Flor y nata del menemismo, hoy devenido en sostén cívico del kirchnerismo antimenemista… Hasta que Néstor Kirchner no tuvo mejor idea que sopapear en público al gobernador con aquél desafío a que dijera quién le ataba las manos.

Otra vez, la anchoa en el desierto impulsó un candidato y Scioli levantó su imagen antes por ser victimizado por Kirchner que por algún mérito propio.

Scioli se sacó fotos con opositores y gestionó un préstamo para la provincia que presumiblemente le daba aire financiero para llegar a las elecciones sin depender de la caja de Kirchner, con lo cual se independizaría del tirano y comenzaría una imparable carrera presidencial.

Las encuestas rápidamente reflejaron un aumento en la popularidad del candidato y hasta Eduardo Duhalde desde el llamado peronismo federal salió a tratar de capturarlo para la causa. Era “presidenciable”. Había aparecido un candidato peronista que medía bien en las encuestas y encima se enfrentaba con Kirchner.

No duró mucho la espuma, apenas un mes después el gobernador volvió solícito al redil del jefe Kirchner. Subordinación y valor, aunque siga sin decir quién es que le ata las manos…

Al bajar la espuma

Hay algunas cuestiones que son extremadamente evidentes.

Que gran parte de la sociedad argentina está buscando una alternativa al kirchnerismo es una de ellas. Los 7 de cada 10 argentinos que en 2009 votaron contra el gobierno así lo certifican.

Que con el kirchnerismo esa sociedad tiene un sabor en la boca equivalente al de haber mordido una anchoa en el desierto es otra. Pero debieran tenerse en cuenta las posibles consecuencias de tratar de calmar la sed cuando la espuma aún no ha decantado. Es posible que no haya mucho para beber. Es posible que no alcance ni para empezar.

Quizá resulte más inteligente y provechoso acudir directamente al segundo paso; servirse tranquilo, observar detenidamente el contenido que el vaso alberga, esperar a que decante la espuma, y recién allí comenzar a beber.

Se corre el riesgo de que la cerveza no esté todo lo fría como debiera, o que la gaseosa sea uno de esos espantosos engendros diet; pero se asegura que el vaso, al menos, tendrá contenido.

Desde este humilde espacio creemos que hay al menos tres candidatos que, en nuestra consideración, vienen muy por debajo del payaso Tiririca. Aquél por lo menos no se viste de traje y corbata. Va de peluca y nariz colorada.

La alegría no es sólo brasilera, los circos tampoco.

Fabián Ferrante

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