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¿Qué es la guerra de divisas?

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DE UNA MERA HIPÓTESIS A UNA CRUDA REALIDAD
DE UNA MERA HIPÓTESIS A UNA CRUDA REALIDAD

Desde hace bastante tiempo se viene hablando de la llamada “guerra de divisas”, pero sólo hace unos meses la misma ha cobrado relevancia, fundamentalmente en la prensa especializada.

 

Pero, ¿qué es la guerra de divisas? Comenzó siendo una hipótesis y hoy ya es una realidad.

Para responder a la pregunta precedente nos vamos a remontar en el tiempo.

Durante los siglos XVIII y XIX muchos países tuvieron un patrón basado en oro y plata. Desde 1870 a 1914/18 más o menos (Primera Guerra Mundial), se adoptó el patrón oro, y esto duró hasta terminar la Segunda Guerra Mundial.

A partir de finalizada la 2da Guerra Mundial, los países aliados decidieron establecer un nuevo sistema monetario internacional. Los Acuerdos de Bretton Woods nacen como consecuencia de la necesidad de éstos países de contar con un nuevo orden económico que se diferenciara del existente entre ambas guerras mundiales, facilitando la reconstrucción de las naciones devastadas, reestableciendo los vínculos comerciales deteriorados por la guerra, fomentando el desarrollo económico, impidiendo las devaluaciones competitivas, garantizando una estabilidad financiero-monetaria e “impulsando el desarrollo de los países subdesarrollados”.

En 1944, representantes de cuarenta y cuatro países se reunieron en el Complejo Hotelero de Bretton Woods en New Hampshire, a debatir dos proyectos diferentes:

El Plan de John Maynard Keynes, defendido por el Reino Unido y el Plan de Harry Dexter White, impulsado por Estados Unidos.

Si bien ambos buscaban garantizar una estabilidad económico-financiera, el primero se sustentaba en la creación de un órgano internacional de compensación facultado para emitir moneda internacional. Las divisas fuertes serían canjeables por moneda local mediante un tipo de cambio fijo, de este modo, los países que tuvieran excedentes, podrían financiar a los países deficitarios transfiriendo esos fondos.

En este esquema, la demanda mundial se incrementaría y eso impediría la deflación (opuesto a la inflación), es decir, el descenso generalizado y sostenido de los precios de una economía como consecuencia del descenso en la demanda.

En esta teoría, tanto los países deudores como los acreedores quedarían obligados a mantener sus balanzas comerciales equilibradas, y en caso de incumplimiento deberían pagar intereses por encima de la diferencia, lo que pondría en manos de los gobiernos correspondientes la responsabilidad de implementar medidas tendientes a mantener las cuentas en cero.

Es decir que este Plan, preveía evitar que los más poderosos y voraces intereses comerciales distorsionaran la balanza comercial en el caso de que por exceso de exportaciones posibles para aquellos países que en posesión de un sector productivo poderoso, los ciudadanos vieran damnificados sus resultados económicos producto de su trabajo.

Sin embargo, al finalizar la 2da Guerra Mundial, EE. UU. era un país al que muchos otros le debían y en posesión del 80% de las reservas mundiales de oro, por lo que no tenía el menor interés en que países deudores usufructuaran de sus superávit, lo que le permitió mediante una hábil maniobra de presión política que el Plan británico quedara fuera, descartado.

El sistema de votaciones para la aceptación de un Plan u otro, se basaba en la asignación de cuotas conforme a un porcentaje aplicable en función del capital total disponible, por lo que mediante la implementación de un complejo cálculo, se le dio a las asignaciones de cuotas la “apariencia” de legitimidad, cuando en realidad ya estaban arbitrariamente asignadas por los Estados Unidos.

Tan pronto como se asegurara el control de las cuotas que le facilitaran la votación hacia sus intereses, se determinó que tanto las sedes del Fondo Monetario Internacional y la del Banco Mundial quedaran allí.

Lo que buscaba EE. UU. era la instauración de un “Nuevo Orden Económico Internacional” donde el dólar fuera el amo y señor, adoptándose a tales efectos el patrón oro-divisas en el cual este país se comprometía a mantenerlo a U$S35 por onza, facultándoselo a permutar dólares por oro sin restricciones, es decir que cada país debía entonces fijar el precio de sus monedas con relación a un dólar fijo a ese precio o intervenir en los mercados para no salirse de una banda del 1% en la fluctuación de los tipos de cambio.

Es relevante destacar que desde los Acuerdos de Bretton Woods, toda vez que un país tiene su balanza de pagos deficitaria, financia dicho déficit mediante reservas internacionales o pidiendo créditos al FMI, previo aceptar todos sus requerimientos que incluyen la implementación de políticas nefastas para los ciudadanos del país solicitante. Hace mucho tiempo que EE. UU. tiene déficit comercial, sobre todo con China.

Con respecto al Plan White (el aprobado finalmente), puede decirse que planteaba establecer el oro como instrumento de reserva internacional con la excusa de la escasez de oro, ante lo cual toda moneda si fuera convertible en oro, era pasible de constituirse en medio de pago en todo el mundo, lo que suponía en teoría la igualdad entre monedas.

Pero como los EE UU eran los poseedores de la mayor parte del oro existente, eran los únicos que podían mantener la convertibilidad de su moneda en ese metal, haciendo del dólar “la divisa” ante la cual deberían rendirse todas las demás (aunque esta hegemonía por una serie de cuestiones más largas de explicar, termina llevando a la crisis al sistema financiero).

Entonces, el “Sistema Monetario Internacional” se crea desde Bretton Woods, sustentado en el poder político y económico-financiero de los Estados Unidos, de lo que se deduce que tanto el FMI, como el Banco Mundial fueron en realidad los mejores instrumentos de dominación norteamericana a nivel mundial.

Que un país adhiera a los Acuerdos de Bretton Woods implicaba aceptar una cláusula del FMI por el cual remitía todas sus reservas de su Banco Central en oro a la Reserva Federal norteamericana y ésta le enviaba el equivalente en dólares. Y ese es el origen de la Deuda Externa, la nuestra y la de varios países.

En nuestro caso, en 1956 el por entonces Presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu, dejó pegada a la Argentina mediante el Decreto Nº 15.970/56 por la que adhería a los Acuerdos de Bretton Woods, de New Hampshire, en el que se incorporaba la Carta Orgánica del Fondo Monetario Internacional.

Por esto, con el tiempo se enviaron nuestras reservas en oro a los Estados Unidos, quien nos remitió a cambio sus dólares o propio papel moneda, el que constituye desde entonces las reservas en nuestro país, es decir que se institucionalizó el dólar estadounidense como moneda de reserva.

En 1971, Richard Nixon, por entonces presidente de los EE UU decidió que el dólar ya no sería respaldado por el oro, es decir, que todos los países que habían adherido al acuerdo y tenían sus reserva en esa moneda “fueron”, porque sus dólares de reserva se devaluaron “de facto”.

La política fiscal de Estados Unidos sustentada en el gasto extraordinario producido por la Guerra de Vietnam, provocó superexistencia (o superabundancia) de la moneda norteamericana, lo que inducía a suponer que ya no era posible sostener la antes planteada convertibilidad en oro.

En ese contexto, los bancos centrales europeos decidieron que lo mejor era convertir sus reservas en dólares, en oro, lo que generó a Estados Unidos un enorme problema.

Nixon entonces, suspende de manera unilateral la convertibilidad de dólares en oro y devalúa el dólar en un 10%, devaluación que se volvió a repetir en similar proporción en 1973 y eso da por finalizada la convertibilidad de dólar a oro. Con esto, nace la enorme deuda flotante con los Estados Unidos.

Decía Juan Manuel Grijalva “Antes, un dólar valía un dólar porque en Fort Knox había oro. Ahora un dólar vale un dólar porque la Sexta Flota dice que vale un dólar”.

Ahora bien, hoy el mundo se encuentra inmerso en una guerra de divisas y reclama una suerte de segundo Bretton Woods para frenarla.

El tema de la guerra de divisas se hace más popular por estos días porque las economías de Europa y EE.UU. no están creciendo conforme a lo previsto y se espera esa tendencia para casi todo el próximo año. Además, los indicadores de desempleo están siendo bastante preocupantes a nivel global.

Dado el nivel de incertidumbre imperante, ha disminuido el consumo y la inversión, y esto acrecienta aún más la lentitud del crecimiento.

Por su parte, las economías emergentes, los países en desarrollo ven valorizadas sus monedas.

Mientras que para los países en desarrollo la cuestión pasa por la expansión monetaria, los desarrollados culpan a los primeros de intervenir sus monedas a efectos de no perder competitividad.

Lo cierto es que a partir de la última crisis global desatada en 2008, los países emergentes expanden su economía interviniendo en sus monedas y los desarrollados no lo hacen, al menos al mismo ritmo, y esto a ha desequilibrado el panorama mundial.

De la última reunión del G 20 surgieron acuerdos tendientes a evitar una competencia de devaluaciones tomando medidas concretas sobre el sistema bancario internacional.

Asimismo, los países en desarrollo permanecerán alertas ante posibles maniobras de economías emergentes que tomen medidas devaluatorias de sus monedas para ganar competitividad, a la vez que pidieron que se eviten las políticas proteccionistas y un sistema de tasas de cambio regidas por el libre mercado.

Sin embargo, el objetivo de EE. UU. de terminar la reunión con un cronograma que permita la implementación y desarrollo de planes específicos para empezar al resolver el tema no se pudo concretar.

La oposición de las naciones emergentes que están teniendo fuertes crecimientos comparativamente con el lento avance de las más desarrolladas es un escollo aún muy difícil de sortear, por lo que sólo resta esperar los resultados de las próximas reuniones, como la que tendrá lugar en noviembre próximo y a la que asistirá la Sra. Fernández representando a nuestro país.

 

Nidia G. Osimani

 
 

9 comentarios Dejá tu comentario

  1. Lo que resulta extraño es que bajo las mismas condiciones de subordinacion al dolar, existen paises que han progresado muchimo y otros que van para atras. La Sra. Cristina ira a enseñar a los neofitos con sus discursos y el dedito acusador ?.

  2. La dictonomía del gran país del norte se desgastó con el tiempo tal como imperio romano, han de buscar nuevas ilusiones creíbles junto a un eficaz método de imposición para esquivar el mismo destino del titanic, no aceptarán la posibilidad de fracaso, y entonces, no importará en que camarote nos encontremos ya que que desde los vip hasta los de última clase terminarán por igual arrastrados hacia el oscuro y frío fondo.

  3. Muy clara la nota, hace recortdart algunos conceptos y que a los EEUU siempre (o por lo menos desde l crisis del petróleo, lo mantenemos todos los giles Ahora bien, ojo que un gran desbarajuste con EEUU fundido no le conviene a nadie. Hoy los yanquis colocaron deuda A TASA NEGATIVA por primera vez alguien que pone plata y va a recibir menos... una cosa de locos Asi esta el mundo...

  4. Si se fijan en el billete de un dollar, en su reverso, veran la piramide con el ojo que todo lo ve ( que es el Dios de los anunakis reptilanos), y al lado, encima del aguila en el sello, la estrella de david. El ¨tonto¨norteamericano endeudado hasta las pelotas todavia ¨cree¨que las torres gemelas las tiro saddan hussein, y que el pentagono ha sido golpeado por un avion de linea aerea. Se esta por producir proximamente en USA atentados a ciudades grandes como Chicago, Los Angeles, San Francisco, y por supuesto, se trata de atentados de falsa bandera, lo que david icke propone, el tandem ¨PROBLEM-REACTION-SOLUTION. Se trata de un pais ya enajenado y totalmente dominado por satan. Me da mucha pena sus habitantes, puesto que mas del 90% de su poblacion no entiende que han sido estafados reiteradas veces. (Incidente del golfo de Tomkin, hundimiento del crucero ¨Maine¨, Pearl Harbour, torres gemelas, etc, etc.)

  5. Aparte de hacernos pasar verguenza, y llegar tarde a las fotos, luciendo sus caros modelitos y sus kilos de maquillaje, ¿a que va a ir nuestra presidente a esa reunión?

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