La muerte del piquetero Martín Cisneros vino acompañada de un cúmulo de acusaciones cruzadas por parte de dirigentes, políticos y periodistas de diferentes medios.
El primero en acusar recibo fue Luis D’Elía, quien aseguró que detrás de la muerte de Cisneros se escondía la mano de Eduardo Duhalde y la complicidad de la comisaría 24 del barrio de la Boca.
D’Elía -más que cercano al presidente Kirchner-, tras reunirse con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, manifestó que el crimen tuvo el objetivo de "desestabilizar al Gobierno" al tiempo que "repudió" a los medios periodísticos que no creyeron en su inconsistente teoría. Ipso facto, se dirigió a la comisaría 24 y la copó junto a algunos de sus hombres.
Luego de semejante exabrupto, otros dirigentes piqueteros y referentes políticos se alinearon detrás del supuesto complot y acompañaron las afirmaciones de D’Elía, no tanto por convicción sino por conveniencia política.
Al mismo tiempo y, por pedido del líder piquetero, fue detenido Juan Carlos Duarte –un oscuro personaje con graves antecedentes penales- como presunto autor material del crimen de Cisneros junto a un adolescente de 17 años, llamado Luis.
Y... ¿Dónde está el complot?
A la hora de hablar de un posible complot, cuesta entender quién saldría beneficiado con semejante asesinato. La lógica lleva a pensar que, si la idea era desestabilizar al gobierno de Kirchner, tendrían que haber asesinado a un piquetero “duro” y no a uno de la línea oficialista de D’Elía.
La muerte de Cisneros no beneficia ni a Duhalde, ni a Kirchner, ni a nadie, y sólo genera un inevitable clima de malestar interno por la creciente inseguridad.
Aparte de lo antedicho, llama la atención que el supuesto sicario –así llamó D’elía a Duarte- fuera vecino de su victima. No existen antecedentes al respecto, ya que los sicarios suelen desconocer la identidad de la persona a la que ejecutan.
En tal sentido, se sabe que hubo roces anteriores entre el victimario y la victima por acusaciones cruzadas.
Por otro lado, no es cierto que hubo siete disparos sobre el cuerpo de Cisneros como dijo el oscuro D’elía, y menos aún de diferentes armas. Sólo existió un tiro en el pómulo derecho de la victima.
Lo que sí hubo fueron disparos cruzados, ya que ambos –Duarte y Cisneros- estaban armados, por lo cual crece la hipótesis de que, más que un ataque, hubo un enfrentamiento entre ambos hombres. En tal sentido, la Gendarmería Nacional se encuentra en estas horas realizando las pericias pertinentes.
Lo cierto es que la hipótesis del complot es tan endeble que el propio jefe de Gabinete, Alberto Fernández, lo desmintió invitando a "moverse con prudencia". En tanto, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, manifestó que "la Argentina tiene tanta libertad que le permite a D'Elía decir lo que le parece, (pero) no tengo por qué coincidir, y no coincido".
En el mismo sentido opinó el jefe de bloque de diputados justicialistas, José María Díaz Bancalari, quien descartó desde China que existan "connotaciones políticas" en el crimen del piquetero.
Es dable recordar que, en el marco del enfrentamiento entre Duhalde y Kirchner, la acusación de D’elía le vendría como anillo al dedo al gobierno. El detalle es que ésta no tiene sustento alguno y nadie se arriesga en este momento a adscribir algo tan endeble.
De hecho, se sabe que el crimen de Cisneros descolocó al Gobierno, sobre todo por la ocupación de la comisaría 24 por parte de D’elia y su gente y se habla en estos momentos de la posibilidad de adelantar la vuelta de Kirhcner a la Argentina ante el temor de un posible estallido social.
¿Quién es D’Elía?
Luis D’elía, rozado en más de una oportunidad por escándalos públicos, es actualmente alcahuete del Gobierno de Kirchner, de quien recibe fondos frescos para poder movilizar a su gente en actos a favor de la gestión del actual mandatario.
D’elía ha sabido acomodarse a los diferentes gobiernos a partir del menemismo con gran cintura política y ha llegado a ser concejal en la provincia de Buenos Aires.
Parte de su alcahuetería pudo verse en una carta que el dirigente le enviara al corrupto ministro de Economía, Domingo Cavallo el 7 de abril de 1994 y que fuera reproducida oportunamente por el periódico Noticias con Objetividad. Entre otros, se destacan los siguientes párrafos:
“Con seguridad, 1989, quedará sin duda marcado en la historia de los argentinos, como el tiempo en que estallaron todas las variables económicas y la hiperinflación invadió la vida, la historia y las costumbres de los ciudadanos. La inmoralidad se puso el ropaje de la especulación y amenazaba con quedarse a vivir para siempre entre nosotros (...) La estabilidad económica, el acceso a determinado tipo de crédito , la movilización de la obra pública (en particular en los barrios marginales), el fenomenal ordenamiento de la economía son, a pesar del abismo que intenta asestar esta nueva forma de intelectualidad antipopular, una conquista irreductible que Pueblo y Gobierno, hemos alcanzado juntos, con la conducción política del presidente Menem y con la invalorable pericia técnica de Ud. y su equipo de colaboradores.
Queremos animarlo en la tarea emprendida, invitarlo a no dejarse desalentar por las voces del pasado y a seguir conduciendo la decisión que emana de sus convicciones más profundas, para seguir dando las batallas pendientes que sin duda harán de la Argentina unos de los grandes países de la tierra.
Sepa usted que puede contar con nosotros, que desde los humildes podremos hablar del sentir y de las necesidades de nuestro pueblo, para arrancarles las caretas a aquellos que con deshonestidad intelectual y desde las comodidades de la pequeña burguesía intentan hundirnos en la desesperanza y quebrar nuestro desarrollo como Nación”.
Más que elocuente.
Concluyendo
Las afirmaciones de D’elía acerca de un complot político son descabelladas, pero más aún lo son las adhesiones que hacen diferentes personalidades del quehacer público a sus palabras.
Es muy probable que la ya denunciada comisaría 24 haya liberado la zona y que sus integrantes merezcan una sanción ejemplar, pero esto dista -y mucho- de un complot contra alguien en particular, como dice el corrupto piquetero Luis D'elía.
Lamentamos muchísimo la muerte de Cisneros y condenamos su asesinato, pero nos parece gravísimo que se quiera politizar el tema. Antes de hacer una acusación hay que tener elementos mínimos como para hablar de complot.
No defendemos al narco Duhalde ni al oscuro Kirchner, a quienes acusamos oportunamente por sus manejos, pero a la hora de denunciar semejante trama hay que hablar con fundamentos.
De eso, por lo menos, se trata el periodismo...