Como no podía ser de otro modo, los argentinos necesitábamos que especialistas en políticas nefastas para las economías latinoamericanas como el Fondo Monetario Internacional, llegaran hasta aquí para concluir que el INDEC manipula los datos oficiales acerca de los precios.
La información que el representante del FMI en nuestro país, Robert Rennhack elevará al director del Hemisferio Occidental Nicolás Eyzaguirre, expone la desconfianza generalizada en Argentina con relación a los índices oficiales en materia inflacionaria.
Las conclusiones a las que llegaron los técnicos del mencionado organismo internacional en clara función de auditores (mas allá de la versión oficial de una mera “colaboración” en la elaboración de un nuevo índice que unificara criterios entre Nación y provincias) es que la actual gestión del INDEC falsifica la inflación real subvaluando los precios de bienes y servicios, lo cual demuestra una vez mas, que el tan mentado crecimiento de la economía que tanto viene pregonando el gobierno desde hace años, es una falacia absoluta.
Asimismo, independientemente de que es imposible acceder a los documentos confidenciales que bajo siete llaves guardan los funcionarios puestos a dedo por el secretario de Comercio Guillermo Moreno, es evidente que el problema es una combinación entre metodología ad hoc y adulteración.
Mas allá del enorme perjuicio que ha hecho al país falsificar los índices oficiales, el presupuesto nacional proyectado en menos para luego simular superávit fiscal, hablar de incremento de las reservas del BCRA tomando pasivos como activos y no emitiendo información clave, maquillar la contabilidad nacional, etc., este informe lapidario del FMI alerta a los acreedores de la deuda externa, quienes además es probable que quieran impulsar juicios contra Argentina por haber sido engañados.
Por su parte, el ministro de economía Amado Boudou, vino más o menos como se fue de su tan promocionada reunión con el Club de París.
No solamente que el titular del mencionado Club, Ramón Fernández, debió instruírlo acerca de cómo se manejan las negociaciones internacionales a nivel económico, cuestión que el ministro aparentemente desconocía, sino que además se le exigió como mínimo, el pago al contado de la deuda con las reservas del BCRA, fraccionado en tres cuotas semestrales para que nuestro país comience a ser medianamente creíble.
Según se desprende de información obtenida extraoficialmente, el ministro no esperaba una posición tan rígida por parte del Club de París y argumentó que nuestro país cuenta con el aval de los Estados Unidos para prescindir del FMI en los acuerdos. Es obvio que el ministro ya partió de Buenos Aires mal informado.
Como si esto fuera poco, cancelar la deuda en las condiciones exigidas descriptas anteriormente, no implicará el inmediato acceso al crédito internacional, sino que por el contrario, varios países acreedores solo accederían a otorgarlo en tanto sea garantizado expresamente por el FMI.
Concluyendo, no solo la versión oficial de que la misión del FMI solo venía a colaborar fue otra mentira más del modelo K, sino que la gestión del ministro Boudou negociando con el Club de París no obtuvo ni por asomo el resultado que se esperaba y quisieron hacer aparentar.
Esta negociación, de concretarse, nos va a embarcar en más deuda externa, no existen motivos concretos que indiquen que podremos acceder al crédito internacional aunque se usen las reservas del BCRA para pagar al contado y el desastre económico, fiscal y monetario sigue imperando en
Quizás sería prudente que cuanto antes, alguien le avise lo que está pasando un poquito más allá nomás de lo que ella imagina como realidad, en una de esas tenemos suerte y se pone a gobernar.
Nidia G. Osimani