En el día de ayer, el doctor Enrique Piragini, radicó una denuncia por lesiones, torturas, vejaciones, abandono de personas y omisión de los deberes de funcionario público, ante la Cámara Nacional Federal en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal en el marco de los hechos sucedidos dentro del instituto educacional Escuela Federal de Policía, ubicado en la localidad de Lugano.
Entre otras cosas la denuncia expresa: “Que habiendo llegado a mi conocimiento de la comisión de delitos horrorosos de estupor que hacen recordar a la época de las torturas militares de la dictadura que anegó a nuestro país, hago denuncia de los mismos. Tomé conocimiento que en la Escuela de la Policía Federal Argentina, se han cometido en contra y claro perjuicio de los cadetes en formación del primer año de curso 2010, de la PFA, a quienes habrían maltratado, lesionado, torturado y amenazados durante el transcurso del 2010 sin especificar fecha, dado que se habría tratado de ocultar ese tipo de hechos para evitar las correspondientes cuestionamientos policiales y legales.”
Las conductas aberrantes a la que hace mención Piragini sujeta ejercicios físicos sin límites de tiempo ni dolor y no a cargo de profesionales, sino de superiores, y que a dichos ejercicios asimismo se los hacían realizar en los baños, totalmente desnudos en grupos y en duchas.
“Las duchas son del tipo de los campos de concentración nazi conocidas como duchas judías, las cuales se hallan todas juntas sobre los cuerpos de los victimarios, las cuales poseen en sus lugares de alberge en ese instituto, y para no ser menos e implicarle sufrimiento y ya torturar a los mismos, utilizaban en sus cuerpos desnudos las conocidas picanas eléctricas y gases o polvos químicos que se utilizan para la represión de disturbios, sumado a tantas atrocidades que se debieron cometer sin el ojo de un funcionario responsable”, expresó indignado el letrado.
Piragini hace énfasis en el estado psicológico en el que serán esos jóvenes enviados a la calle considerando que serán quienes brindarán la seguridad a las personas y muchas tareas del Estado.
Es preciso destacar que por estos hechos —y quizás tantos otros— se habría amenazado a los cadetes del Instituto para que dichos actos no sean conocidos, extorsionándolos teniendo en cuenta que de conocerse hechos o personas que evidenciaran los actos, los expulsarían del mismo.
“Se ha solicitado la intervención en la investigación de fuerzas ajenas a la Federal para la investigación de tales hechos y la persecución a sus instigadores, cómplices y encubridores, ya que por inoperancia permitieron tales hechos”, agregó Piragini.
En dicha denuncia se recordó que ya se habían suscitados hechos conocidos como manijas feroces, lo cual provocara en su momento que el entonces ministro Aníbal Fernández promovió una normativa legal respecto a que los ejercicios físicos serían conducidos por deportólogos.
En esa oportunidad un tercer oficial de la Policía Federal, fue sancionado por el “baile” feroz al que fueron sometidos los aspirantes de segundo año que dejó a 22 cadetes internados en el Hospital Churruca. Después del escándalo, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, anunció que “de ahora en más” los ejercicios físicos en el instituto policial serán conducidos por médicos deportólogos o profesores de educación física. Fernández aseguró en ese momento que los oficiales sancionados “no tienen nada que ver con la policía que se pretende para los argentinos”.
Con la apertura de esta investigación se pretende terminar con estos ilícitos, que de ser comprobados —y dado la inacción en la represión de estos actos— estaríamos hablando de tremendas prácticas que no han concluido, máxime tratándose de una conducción maligna en la formación de los profesionales de la seguridad.
Carlos Forte