Tal como se esperaba desde hace un tiempo, China se prepara para devaluar su moneda aumentando de manera gradual su flexibilidad. Sin embargo, la fecha para comenzar dicho proceso, no ha sido aún fijada.

Como quedó planteado en China: ¿desplazando al dólar como moneda internacional?, el yuan podría convertirse en la nueva unidad de medida de intercambio a nivel global.

Hace algunos días, de la Cumbre llevada a cabo por los países que conforman el BRIC, emanó una declaración final en la que se expresó la necesidad que los países miembros ven en cuanto a revisionar el sistema monetario mundial a efectos de contar con monedas de reserva capaces de garantizar la estabilidad.

Desde mediados del año 2010, China ha apreciado su moneda frente al dólar en alrededor del cuatro y medio por ciento, aunque no son pocos los Estados que consideran la medida no acorde con los requerimientos actuales de la macroeconomía global.

Es dable acotar al respecto que la reticencia de China de una apreciación mas acelerada se fundamenta en las consecuencias en términos de desempleo que esto ocasionaría al país.

Sin embargo, la apreciación ayudaría a controlar la inflación y a reducir los costos de producción, aunque sus exportaciones resultarían menos competitivas.
Tal como ocurriera en los EE. UU. en 2008 y el peligro actual que presenta Brasil, tanto la inflación como la burbuja inmobiliaria, podrían terminar arrastrando a China a una crisis sociopolítica.

Frente a este escenario, la única salida parecería ser la apreciación de su moneda como contención a la excesiva liquidez, aunque esta medida necesariamente impactaría sobre sus exportaciones, las que constituyen a su vez, el punto más crítico de su sostén económico.

Si bien la economía china ha crecido de manera exponencial, no escapa a la burbuja financiera generada por especulaciones bursátiles con recursos fiscales, lo que constituye otro importantísimo foco de peligro económico-financiero mundial.

De esto se deduce que de producirse un estallido en China los primeros damnificados podrían ser los países latinoamericanos exportadores de energía.

Lo concreto es que la economía china se ha recalentado, considerando datos, como por ejemplo, la inflación registrada al cierre de los ejercicios 2009 y 2010, bastante alta comparada con los últimos años, y la única vía posible de control parece ser la apreciación de su moneda, pero de un modo mas contundente. La pregunta es, ¿cuándo China se atreverá a dar el gran paso?

Nidia G. Osimani