Hace exactamente un año, el director ejecutivo de este medio escribía en su editorial alusiva al día del periodista que dicha profesión no debe ser de izquierda ni de derecha, sino honesta.
“El periodismo no es partidismo ni ideología, sino medio de difusión de hechos y realidades. El periodista no trata de quedar bien con nadie, sino de contar la verdad aproximada de las cosas”, agregaba Christian Sanz a su artículo.
Es que el año pasado el eje de discusión viraba justamente en la ideología del hombre de prensa y en la autocensura que muchos se autoimponían al cubrir diferentes hechos. El año pasado los periodistas eran oficialistas o clarinistas en un 2010 asqueado de enfrentamientos de dos grupos de poder que solían ser socios. Pero el mismo Gobierno dejó claro que no existe tal cosa como la ideología. ¿Se podría decir que este es un Gobierno de izquierda, o que al menos sus acciones se basan en una ideología concreta? No realmente. Entonces el eje pasa por otro lado, y nadie lo dejaría más claro que el propio director de la Agencia Estatal de Noticias, Télam. A fines de ese año Martín García tildó de "prostitutas" a los periodistas que "escriben mentiras en defensa de los intereses de los que les pagan", a diferencia de "los militantes", que escriben "la verdad al servicio del pueblo".
Este año el ejercicio de prensa quedó dividido en dos nuevas partes: “periodistas prostitutas” y “periodistas militantes”. Analicemos un poco esto.
El periodismo “prostituto” se encuentra entre las 20 profesiones peor pagas según un ranking mundial elaborado por la empresa británica CarrerCast . Otro informe realizado por la organización Freedom House indica que esta profesión se practica en Latinoamérica con una libertad parcial, exceptuando Chile y Uruguay donde el periodista puede desempeñarse libremente.
Dicha profesión es considerada por algunos autores como el cuarto poder de la democracia, entonces el llamado periodismo militante parte mal desde el vamos. Puede existir un poder ejecutivo militante, pero ¿puede existir un poder judicial políticamente militante, o legislativo? ¿Dónde quedaría la transparencia de las instituciones si nos animáramos a mezclar esos ingredientes? Pretenden adjudicarle un término político a un oficio que se remite a comunicar y poner en conocimiento a la sociedad sobre alguna información de la cual carecía.
El “periodismo militante” argentino se ve beneficiado con millonarias pautas oficiales. Hace tan solo cuatro días el Ministro de Economía incrementó un 117,5% los gastos presupuestados para este año en Télam respecto a los de 2010. Sus millonarias cuentas están siendo investigadas por la Sindicatura General de la Nación por hacer fiestas de $300.000 pesos en salones de lujo con recursos estatales.
Para arrojar un poco más de claridad a la propuesta de García, dentro de ese “periodismo militante” se encuentran los medios de Raúl Moneta, Sergio Szpolski, Matías Garkunkel, Raúl Olmos, Diego Gvirtz, Víctor Santa María (recientemente investigado por la Justicia uruguaya por no haber declarado medio millón de dólares en su valija en un viaje a ese país) y Daniel Hadad entre otros.
Dichos personajes están acabando con una labor que nació para procurar la transparencia de las instituciones. Estos colegas le pusieron el mote de “militante” a una profesión que no debe “casarse” con nadie, porque si eso pasa se emite informar con veracidad. Luego de 12 días de puro escándalo Shoklender, recién hoy Página/12 se dignó a mencionar el caso en su primera plana, esto significa que el denominado “periodismo militante” es el fin de periodismo.
Siendo una profesión tan mal remunerada se presta muchas veces a ser corrompida, pero quien vende su dignidad personal y profesional por un valor económico rindiéndole lealtad y un falso respeto a quien lo regentea, está más cerca de la prostitución que de la militancia.
Tristemente hablar de periodismo objetivo o independiente se ha vuelto cuasi ingenuo y hasta disparatado, mientras quienes se jactan de practicar el “periodismo militante” —militando para el Gobierno, por supuesto—lo afirman sin pelos en la lengua. Esta contradicción es realmente atemorizante.
“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda”, dijo alguna vez un Horacio Verbitsky que solía ser periodista, no militante.
Excelente nota! Y la cita del final totalmente lapidaria. Esperemos que, dado que la vida es una rueda en la que a veces nos toca estar abajo y otras arriba, esa rueda gire un poco más rápido para invertir el orden actual de las cosas y empiecen a pagar sus cuentas quienes hoy gozan de total impunidad para hacer lo que les plazca Felicitaciones a todo el eqiupo por su enorme trabajo!
jaj me encanta la palabra prostiuto aguante el feminismo antes era inexistente tal vocablo ahora que se usa lo voy a poner en practica se ofrece prostituto, ojo solo para señoras y señoritas muchachones abstenerse
Felicitaciones! Muy buena nota! Gracias por ser tan clara. Feliz día a todos los periodistas, de parte de alguien que intenta cada día prepararse para serlo. "El periodismo sino es crítico es cómplice"
oJO, vERBITSKY NUNCA FUÉ PERIODISTA NI MILITANTE, SINO SERVICE DE LA CORONA...NO LO IDEALICEAN A ESE CORRUPTO QUINTACOLUMNISTA Y TRAIDOR (ENTREGADOR) DE SUS COMPAÑEROS, COLABORACIONISTA DE LA DICTADURA ESCRIBIENDO PARA EL BRIFGADIER GUIRALDES EN 1979!!!!SI, 1979!!! RARO QUE LA DICTADURA "GENOCIDA Y ANTISEMITA" LO HAYA APAÑADO EN ESOS AÑOS, NO???