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El suicidio de la UCR

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SECRETOS DE UN PARTIDO QUE TIENDE A DESAPARECER
SECRETOS DE UN PARTIDO QUE TIENDE A DESAPARECER

Mucho se especuló acerca de la hegemonía del Partido Justicialista y su estructura, sus debates internos y sus rupturas nunca concretadas. Pero ¿qué ocurre con la oposición? Lo que los dirigentes de la Unión Cívica Radical manifiestan que su bloque no tiene peso suficiente en las cámaras legislativas para negociar o bloquear cualquier iniciativa del Ejecutivo Nacional.

 

Puede resultar cierto en el caso de la Cámara de Diputados, donde los 40 legisladores de la UCR poco suman sobre un total de 257 diputados. Pero en el Senado de la Nación, es probable que la UCR se encuentre desaprovechando su última oportunidad de ejercer influencia política nacional antes de las legislativas del año que viene. Con el 24% del total de 72 bancas y la colaboración de independientes opositores, la UCR podría, si quisiera, construir un polo opositor importante, que a su vez impidiera la pérdida de electorado a manos de Ricardo López Murphy, Elisa Carrió y otros ex radicales que buscan su propio destino.

En la Cámara de Senadores, la UCR tiene, tradicionalmente, una vocación más asambleísta que sus pares del PJ. Sus reuniones de bloque son reuniones de bloque, no como en el PJ donde hay órdenes de Miguel Ángel Pichetto –muy presionado por Cristina Fernández de Kirchner- y sólo algunos hombres ‘de peso’ pueden levantar la voz. La estructura de los senadores de la UCR es más horizontal, y la posición del bloque se consensúa, o al menos prevalece la opinión de la mayoría.

Sin embargo, según fuentes del Senado, durante una reunión realizada hace poco más de dos meses se había acordado que el bloque se opondría públicamente al gobierno de Néstor Kirchner, tomando un protagonismo como oposición. Pero eso no ha ocurrido.

Los senadores están atrapados por dos maleficios, vinculados entre sí El primero se llama Raúl Alfonsín, que se resiste a convertirse en historia; y el segundo, el ideologismo, que con Alfonsín en acción sigue atando a la UCR a una estructura de pensamiento antigua, y a la vez muy cercana a Kirchner.

Lo peor es que, cual discípulos contemporáneos de Antígona, muchos de ellos saben que se están autocondenando a la muerte política.

Muchos dirigentes de la UCR opinan igual que Néstor Kirchner acerca del beneficio del estatismo, y quien opinaba diferente se marchó, como Ricardo Hipólito López Murphy.

Si la UCR reivindica el rol del Estado sin reformarlo –por ejemplo, introducir estrictos parámetros de meritocracia-, la UCR se asemeja a Kirchner, y a Eduardo Duhalde. Si la UCR tiene complejo de perder su progresismo y se asume como de centroizquierda o socialdemócrata, se encuentra a tiro de consumar un acuerdo con el sector que hoy domina el PJ, recuperando los anhelos de Tercer Movimiento Histórico, de Alfonsín, transversalidad en el año 2004.

Pero ocurre algo mucho más grave con la UCR: aún no pudo debatir puertas adentro el derrumbe de Fernando De la Rúa, y la responsabilidad que tuvieron en esa caída dirigentes de la UCR bonaerense allegados a Alfonsín, e inclusive quien por entonces era senador nacional, Carlos Maestro.

En cuanto a Alfonsín, es increíble que el septuagenario abogado de Chascomús siga liderando el partido. En el Congreso se dice que la suya sigue siendo una “palabra operativa”, o sea inobjetable. En cada oportunidad que la UCR amenazó con manifestarse como una verdadera oposición a Kirchner, fue la palabra de Alfonsín la que frenó el impulso, argumentando, al igual que Duhalde: “Todavía no es el momento”.

Cuando en el año 1994, Alfonsín firmó el Pacto de Olivos con Carlos Menem, promoviendo la reforma de la Constitución Nacional, argumentó que las reformas harían de la Argentina un país más ‘parlamentario’. Ya no importa que las reformas no han logrado aquel objetivo original, pero es curioso que Alfonsín haya olvidado ese antiguo anhelo. La Argentina no es hoy un sistema más ‘parlamentario’ que en el pasado.

Y un caso interesante fue la actuación de la UCR en la designación de Carmen Argibay como ministra de la Corte Suprema de Justicia, más allá de los valores de la jueza para obtener su pliego.

Ocurre que la designación de un ministro de la Corte Suprema requiere el voto positivo de dos tercios de los presentes. Lo de Argibay se presentaba complicado para el PJ porque en su propio bloque sólo podía contar con 21 de sus 41 legisladores. Muchos ya habían adelantado que optarían por no bajar al recinto y, hasta último momento, eran 13 quienes habían adelantado que votarían en contra de Argibay, comenzando por la senadora nacional PJ-Buenos Aires, Mabel Müller.

En esas horas, Alfonsín criticó la política gubernamental acerca de los ‘piqueteros’, exigiendo al Gobierno responder “a la violencia del palo”. Y fue el subsecretario general de la Nación, Carlos Kunkel, quien envió un exabrupto argumentando que Alfonsín quería ver “sangre y represión”.

El bloque de la UCR le exigió al PJ un desagravio público para el ex Presidente como condición sine-qua-non para bajar al recinto. Según la UCR, podían hacerlo porque ellos ya tenían definido el voto a favor de Carmen Argibay, y el PJ necesitaba de sus votos.

Sin embargo, Edición i obtuvo la información que no es verdad que el bloque UCR tuviera una posición uniforme ya consensuada. Tres de sus senadores (Jorge Agundez, Marcela Lescano y Carlos Prades votaron en contra, pero podrían haber sido siete. Luego de negociaciones se convenció a cuatro senadores que tampoco bajaran al recinto).

Aún así perdía el PJ la votación. Entonces, Kirchner apeló a Alfonsín, y éste instó a que se negociara una acción de desagravio menor (Miguel Angel Pichetto, presidente del bloque PJ, terminó improvisando 3 minutos de reivindicación de Alfonsín que nunca quedará en la antología de discursos parlamentarios). Luego, Alfonsín abogó a favor de Argibay.

¿Por qué la UCR apoyó la designación de una persona tan cuestionada por sus propios dirigentes? Sólo con la abstención la UCR hubiese realizado una formidable demostración de fuerza. Pero Alfonsín es Alfonsín, y ya no cambiará.

La UCR se encuentra sobrevaluada en ambas cámaras, gracias al sistema de renovación parcial de éstas. Entonces todavía quedan legisladores de cuando la UCR- Alianza no había declinado. Si hoy se produjeran elecciones de renovación legislativa del 100% de las bancas del Congreso Nacional, la UCR no tendría los escaños que ocupa. Esta es una de las complicidades entre el PJ y la UCR.

En el Senado, el bloque UCR se integra de 17 legisladores, si no se cuenta al porteño Rodolfo Terragno, quién se convirtió en independiente. (Al respecto, aunque en el Senado reconocen que Terragno no participa de las reuniones del bloque UCR, en los hechos no se encuentra tan lejos de sus ‘ex corrreligonarios’).

El bloque lo preside el misionero Mario Losada, quien fue candidato a vicepresidente de la Nación en las elecciones pasadas, acompañando al bonaerense Leopoldo Moreau. Fue un desastre impresinoante para los 114 años de historia de la UCR, apenas lograron el 2,8% de los sufragios.

Los 16 restantes integrantes del bloque son: Marcela Lescano, por Formosa; Juan Carlos Marino, por La Pampa; Norberto Massoni, por Chubut; Alicia Mastandrea y Miriam Curletti, por Chaco; Jorge Agundez, por San Luis; Liliana Capos, por Tierra de Fuego; Luis Falco y Amanda Mercedes Isidori, por Río Negro; Gerardo Morales y Lylia Arancio de Beller, por Jujuy; Carlos Prades, por Santa Cruz; Ricardo Taffarel, por Entre Ríos; José Luis Zavalía, por Santiago del Estero; Ernesto Sanz, por Mendoza; y María Dora Sánchez, por Corrientes.

Luis Falco integra un bloque unipersonal, luego de su fracasada postulación a la presidencia. Cuando le ganó Mario Losada, decidió irse. Pero en la mayoría de las votaciones, coincide con sus correligionarios.

Lylia Arancio de Beller pertenece al Frente Cívico de Jujuy, y su integración al bloque UCR es ‘ad-hoc’.

De los 17, 11 senadores fueron elegidos en las legislativas de septiembre de 2001, cuando De la Rúa era presidente. Pero nada es para siempre. En las elecciones legislativas de 2005, el bloque UCR pondrá en juego cuatro bancas: Agundez, Lescano, Morales, Arancio de Beller y Prades.

En el año 2007 se les terminará el mandato a Taffarel, Mastandrea, Campos, Falco, Curletti, Isidori y Terragno. Para muchos, la UCR vive en tiempo de gracia, y tanto López Murphy como Elisa Carrió aspiran a tener bloques legislativos crecientes en los dos comicios que vienen.

Entre los llamados ‘independientes’, hay otros opositores como el interbloque Federal, integrado por Ricardo Gómez Diez, del Partido Renovador de Salta (representa a Recrear), y los dos senadores del Movimiento Popular Neuquino, Luz Sapag y Pedro Salvatori.

Los dos legisladores nacionales por Tucumán-Fuerza Republicana, Delia Pinchetti y Ricardo Bussi, también son fuertes opositores y, a menudo, coinciden con el interbloque Federal.

También se encuentra Nancy Avelín, con su bloque unipersonal, Cruzada Renovadora de San Juan, que ha votado siempre en contra de las propuestas del Ejecutivo. Luego, el Partido Justicialista, con 41 senadores, en teoría con quórum y mayoría propia. Pero la realidad es que Pichetto y Cristina de Kirchner pueden contar con entre 30 y 33 senadores incondicionales.

No siempre pueden contar, por ejemplo, con Eduardo Menem, Rubén Marín, Antonio Cafiero, Carlos Reutemman, y Mabel Müller, entre otros.

Sí pueden recurrir a los ‘independientes oficialistas’, como las frepasista porteña Vilma Ibarra, la frepasista bonaerense Diana Conti y los dos integrantes del Frente Cívico y Social catamarqueño, Oscar Castillo y María Teresita Colombo. Es obvio que la UCR podría cumplir un mejor papel.

Dentro de la UCR, algunos intendentes, muchos concejales, y dirigentes regionales, han advertido que la actitud de sus legisladores en el Congreso Nacional es un suicidio político que terminará con el partido.

Hace tres semanas, un grupo de 20 intendentes UCR de la provincia de Buenos Aires, encabezados por Gustavo Posse, se reunieron en la ciudad de Olavarría con Ricardo López Murphy. Allí Gustavo Posse, heredero del partido de San Isidro, donde su padre, Melchor Posse, se hartó de ganarle a Moreau, afirmó “hemos comenzado a organizar la articulación con otras fuerzas políticas afines”.

La idea es no participar de internas de la UCR y “sumar esfuerzos con Recrear, así como también con movimientos vecinalistas e independientes” y “conformar un polo de oposición constructiva que reequilibre el sistema”, especialmente en la provincia de Buenos Aires.

También Aníbal Ibarra ha encontrado su oportunidad. Hace dos semanas, tuvo un acercamiento a unos 10 intendentes UCR-Córdoba y a otros tantos intendentes del interior de la provincia de Buenos Aires, varios de ellos de la UCR. “La idea es sumar a dirigentes ‘progres’ no peronistas, que no se anexarían directamente al kirchnerismo pero sí a un espacio que apoye algunos puntos de la agenda nacional”, explicó el ibarrismo, que invierte en las candidaturas 2005. Si no encuentra una estrategia definida, la UCR terminará perdiendo fuerza a derecha e izquierda.

El 10 de junio, el bloque UCR difundió un comunicado de prensa apoyando al senador UCR-Santa Cruz, Carlos Prades, atacado en su provincia por denunciar que el dinero de Santa Cruz en el exterior podría haber permitido obras en la mina de Río Turbio que hubiesen salvado la vida a los mineros muertos en un derrumbe. Un ex legislador nacional UCR, el Nabo Di Tulio, lo acusó de patrocinar en cuatro demandas a la pesquera Conarpesa.

Fue un acto importante del bloque, al expresar: “Ante la vulgar campaña de descrédito desatada por personeros del gobierno en la intención de vulnerar la figura del Senador santacruceño Dr. Carlos Alfonso Prades, el Bloque de Senadores Nacionales de la Unión Cívica Radical respalda públicamente la tarea política, legislativa y parlamentaria del Senador representante de la provincia de Santa Cruz y su equipo de trabajo”.

Y puntualizó: “(…) y quede claro que su invalorable tarea para el desarrollo y su empeño en el esclarecimiento de las finanzas públicas de la provincia de Santa Cruz cuentan con unánime respaldo de los integrantes de este Bloque, y seguramente con el de todos los radicales del país”.

Otro indicio de voluntad opositora, aún no concretada, fueron las declaraciones del senador UCR-Misiones, Mario Losada, jefe del bloque, al diario La Nación el pasado lunes 19: “El comportamiento político del Gobierno es absolutamente autista, no le interesa nada".

Al referirse a la actividad legislativa, dijo: “La oposición no tiene posibilidad de sacar una sola ley, porque salen todas las que envía el Ejecutivo. Los proyectos de ley que presentamos quedan congelados en las comisiones. Por eso proponemos que todos los proyectos se traten en el término de tres meses, por sí o por no. Preferimos que directamente lo rechacen, pero que se animen a debatir”. ¿Irán a los hechos o quedarán en palabras?

 

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