Fuentes parlamentarias confirmaron que existe un pacto de silencio y no agresión entre el gobierno nacional y el ex Ministro de Justicia Gustravo Béliz, después que éste fuera echado de mala manera por el Presidente Kirchner y el entonces funcionario denunciara histericamente actitudes de supuesto contenido mafioso que posteriormente no ratificó ante la Justicia.

    Aunque los protocolos de este pacto secreto nadie dice conocer con exactitud, está claro que después de los incidentes producidos tras la traumática destitución, ambas partes (Béliz y el gobierno) entraron en un túnel de silencio con respecto a las acusaciones que se deslizaron al comienzo del conflicto.

    Nadie en ámbitos oficiales quiere reconocer a los medios lo que se cae de maduro. La pregunta en todo caso no es si existe o no ese pacto secreto, sino porqué se realizó.

    Por ahí se puede armar el rompecabezas que intriga a unos cuántos, colocando en cierto orden las circunstancias que nos fueron respondidas por diferentes fuentes.

    Un recuento de estos ítems se expresa seguidamente:

    Néstor Kirchner salió mal parado en las encuestas después del escándalo Béliz. La gente afirmó entonces que creía en las denuncias del ministro expulsado y el descenso abrupto de su imagen obligó al Presidente de la Nación a evitar seguir un conflicto que le aparejaba mas contratiempos que ventajas.

    A su vez, Béliz se encuentra envuelto en dos situaciones judiciales que podrían llegar a borrar su pretendida imagen de hombre probo y “anticorrupto” que con tanta pasión se endilga a sí mismo.

    Una de esas situaciones fue descripta por este portal y confirmada subrepticiamente por  los nuevos funcionarios del Ministerio de Justicia. Se trata del caso del polígono concesionado por la Gendarmería Nacional y erigido en el edificio Centinela, que iba a ser de uso gratuito para las prácticas de tiro de los gendarmes (los particulares que quisieran hacer práctica en dicho lugar debían pagar un arancel). Como ya informara Tribuna de Periodistas, este polígono fue denunciado a la justicia con argumentos falaces, lo cual obligó a que fuera clausurado temporalmente, pues había familiares del propio Gustavo Béliz que estaban interesados en participar de la explotación del referido campo de tiro cuando ya estaba construido y en pleno funcionamiento.

    Lo que admiten “off the record” los reemplazantes de Béliz en la cartera de Justicia, es que existe un informe secreto redactado por la SIDE en el cual se afirma que alrededor de la familia del ex Ministro de Justicia se armó una sociedad que comandaba el suegro de Béliz, el Teniente Coronel Meritello, cuyo fín era apropiarse ilícitamente del polígono, y cuyo “modus operandi” consistió en que el entonces Ministro urdiera una “chicana” jurídica para clausurar las instalaciones del novel campo de tiro.

    Tampoco oficiales de alto rango de la Gendarmería quisieron ratificar o rectificar ese rumor, aunque los gendarmes reconocen fuera del alcance del grabador periodístico que su silencio se debió a una política de terror persecutorio urdida por el blanquecino ex ministro de Justicia.

    El vocero extraoficial del actual Ministro de Justicia –Horacio Rosatti- dice que esa papelería -producto de informes reservados de la SIDE- habría sido girada al ministerio del Interior, que es quien tiene hoy bajo su órbita a las Fuerzas Armadas.

    El informe de SIDE hace hincapié en la presencia, alrededor de esta maniobra asesorando a Gustavo Béliz, de Eduardo Sinila, un armero de estrecha relación con “prohombres” menemistas vinculados al negocio de las armas y ahora próximos al kirchernismo.

    Al parecer, “zapatitos blancos” no quedaría muy bien parado frente a la opinión pública si estas maniobras propias de la corrupción que él siempre visualizó en terceros le fueran achacadas por obra de la administración kirchnerista y no de denuncias periodísticas como sucede hasta ahora.


¡Mi cuñado...!

    Otro problema que podría derivar en un conflicto familiar para Gustavo Béliz tiene que ver con la actitud que se le imputa a su cuñado y ex jefe de asesores del Ministerio, Juan Francisco “Pancho” Meritello, en la ahora olvidada toma de la comisaría 24 sucedida en la madrugada del pasado 26 de junio.

    Después de la muerte de un militante del grupo de D´Elía Federación Tierra y Vivienda, vecinos y piqueteros tomaron la comisaría y, frente a la orden de desalojarla, el comisario de esa repartición se encontró con que mientras el entonces Sub Secretario de Protección Civil José María Campagnoli impedía llevar a cabo la medida, otro personaje daba instrucciones y azuzaba a los intrusos indicándoles qué debían hacer para mantener latente el conflicto. Los manifestantes llamaban amistosamente a este extraño orientador de copamientos de comisarías por un seudónimo, “Pancho”, y según denunció el entonces comisario de la seccional Cayetano Greco, el mencionado “Pancho” no sería otro que el propio cuñado de Gustavo Béliz.

    Estas dos cirunstancias -el polígono de Gendarmería y la situación legal de su cuñado “Panchito” Meritello”-, son las que estaría esgrimiendo el gobierno en contra de Béliz para hacerle desistir sutilmente de avanzar mediáticamente en sus denuncias contra la administración de Néstor Kirchner.

    El silencio de ambas partes confirma la existencia de ese acuerdo de no agresión explicito que llama la atención a legisladores del ARI que hablaron con este periodista.


¿Se armó la gorda..?

   Cuando Béliz abandonó la función pública y dijo a los cuatro vientos que salía a buscar trabajo porque abandonaba definitivamente la política, no le creyeron ni su loro Panchito ni su mujercita María Fernanda.

    Por eso no sorprendió que en las últimas semanas llegara dos veces a su casa la chaqueña convertida en porteña Elisa Carrió, para mantener reuniones de largo alcance con zapatitos blancos.

    Los dos o tres diputados del ARI que saben de estos encuentros, no hablan de una alianza en ciernes (todavía), pero sí de un tándem que jugaría una furiosa partida antikirchnerista en la Capital Federal de cara a los comicios del 2005.

    Ambos tienen experiencia tupida en traiciones y se cuidan mucho en cómo encarar los próximos pasos. De allí que la llegada de Carrió a la casa de la calle Olleros haya sido –parafraseando un párrafo bíblico- “como ladrón en la noche”.

    No quieren armar alboroto antes de tiempo. Puede ser un romance primaveral el de zapatitos blancos y la reina de las denuncias, una especie de amor de estudiantes donde se prometen una tasa de fidelidad que jamás cumplirán. Pero al gobierno le asusta –y mucho- que el romance político en ciernes pase a mayores.

    Y es que ambos cotejantes miden bien en la Capital Federal, y ninguno de los posibles candidatos kirchneristas se acercan ni por asomo al corazón del votante porteño.

    Para colmo,  los “Guardianes de la Democracia” que aullan “la vida por De Vido” parecen salidos de una “jodita de Tinelli” más que un grupo soporte de la candidatura de tan insólito –y poderoso- personaje.

    Cristina K. no quiere ni sentir hablar de pelearse con Carrió. Apenas le da el “pinet” para entrecruzarse con Chiche Duhalde. Entreverse en otra batalla con féminas le otorgaría más imagen de conventillera digna de Los Roldán que de Primera Dama con intención de vuelo propio.

    Béliz-Carrió están unidos por el espanto al kirchnerismo y no por amor entre ambos. Y por una historia común de traiciones a toda prueba que asusta hasta el nivel del pánico al oficialismo.

    ¿Hasta donde perdurará este romance..? Ni el más conspicuo astrólogo de la señal Infinito tiene respuesta a este interrogante.

Jorge D. Boimvaser