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Fracaso colectivo: lecciones del caso Candela

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LA NEGACIÓN POLÍTICA Y LA DECEPCIÓN DE LA SOCIEDAD
LA NEGACIÓN POLÍTICA Y LA DECEPCIÓN DE LA SOCIEDAD

Los bonaerenses viven días de duelo, desconcierto y preguntas que deben ser respondidas. Como pocas veces, un asesinato fue vivido por millones de personas como el de alguien cercano, alguien querido.

 

 Durante nueve días la sociedad se involucró en la búsqueda de Candela Rodríguez, muchos con acciones concretas, la mayoría como podía, preocupándose, alerta por si de pronto podía ayudar en algo, deseando fervientemente que apareciera sana y salva. Por eso, cuando su cuerpo apareció tirado en un basural, la sociedad la lloró. Y lloró de impotencia, de frustración colectiva.

 La muerte de Candela fue asumida como un fracaso de la sociedad, mientras "la política" sentía el golpe de manera inusual y oficialistas y opositores suspendían sus actividades públicas en señal de recogimiento.

 Hay, ciertamente, algo de fracaso colectivo en la imposibilidad de evitar la muerte de una niña de 11 años. Fallaron, por lo menos, las instituciones de esa sociedad que tienen responsabilidades y recursos frente a esas situaciones. Ahora queda por delante "hacer justicia".

 Desde el primer minuto que apareció muerta Candela, la sociedad asiste a una escalada de "información" tendiente a mostrar a la familia de la niña con vinculaciones con el mundo del hampa que, según dicen, son cada vez más extendidas y más graves; a poner en evidencia que todo se trató de una venganza entre delincuentes; a colocar, en suma, la responsabilidad en la familia.

 Casi una cuestión personal de los Rodríguez y sus "amistades" mafiosas. Un asunto desvinculado de la "inseguridad" que es responsabilidad del Estado.

 El padre de Candela está preso y otros parientes están también detenidos y procesados. Se supo desde que desapareció la niña. Y aunque ni siquiera hay pistas firmes de que así haya sido, asumimos que se trató de una venganza de delincuentes vinculados con delincuentes que integran la familia de la nena.

 El crimen fue cometido, entonces y según los "datos" que se dejan trascender, por una banda profesional, peligrosísima, con características de mafia que —debe suponerse—, además de cometer "vendettas", se dedica al robo, el secuestro y el narcotráfico.

 De ese panorama que nos describen surgen mil interrogantes que deben ser respondidos. Pero hay uno esencial: la sola existencia de esa banda ¿no tiene que ver con la inseguridad?

 

 Un malentendido

 

 En una provincia donde la responsabilidad de investigar delitos la tiene en los papeles la Justicia —los fiscales, concretamente— y en la práctica es la Policía la que hace esa tarea, va siendo hora de que se empiece por solucionar ese "malentendido" que ya lleva más de una década de vigencia, desde que en 1998 se instauró el nuevo sistema penal.

 Una grave distorsión alimentada por la evidente resistencia de la Policía —más allá de las sucesivas cúpulas uniformadas y de las distintas conducciones políticas— a resignar una tarea que, sin duda, sostiene buena parte de su poder; y por un sistema judicial que, por lo menos, debería revisar si su cuerpo de fiscales –más allá de las excepciones del caso— está capacitado para desarrollar el capital servicio público que se le encomienda y para "defenderlo" frente a la avidez policial.

 Una distorsión, por lo demás, con la que se ha hecho la distraída siempre casi toda la clase política, incluida la opositora, a la que le resulta más cómodo hacer reclamos coyunturales al oficialismo que plantear problemas de fondo y estructurales que alcanzan a otros Poderes.

 Los papeles —las leyes— dicen que el fiscal investiga y la Policía ejecuta las acciones que el fiscal dice que hay que desplegar, por caso, allanar lugares donde él —el fiscal— supone que están los autores de un delito.

 En la práctica suele ser al revés, la Policía dice quiénes son los eventuales autores de un delito y dónde hay que buscarlos y el fiscal se limita a tramitar la orden de allanamiento. En vista de los resultados —a lo largo de trece años, vale reiterar—, tal vez sería útil que el sistema funcione como está concebido.

 Mientras tanto, la muerte de Candela exige su urgente y completo esclarecimiento, para la condena ejemplar de los autores uno de los crímenes más aberrantes de la historia bonaerense, sea o no producto de una venganza entre delincuentes.

 

 Todo quedó como estaba

 

 En otro orden, en la semana que pasó se conoció el escrutinio definitivo —realizado por la Justicia Electoral—, con datos que confirmaron los resultados del escrutinio provisorio –realizado por el ministerio del Interior— y que, por lo tanto, fue utilizado por el Gobierno para descalificar de la peor manera las denuncias de irregularidades en el primer conteo que hizo la oposición y reflejó el periodismo.

 Sobre este capítulo inquietante para la transparencia de la piedra angular de la democracia —las elecciones—, se podría escribir un libro.

 Pero valga un resumen: el escrutinio definitivo corroboró el provisorio porque se hizo con actas de urnas que reiteraban muchísimas de las irregularidades denunciadas y ni una sola fue revisada.

La verdad estaba en las urnas pero no se abrieron. No había tiempo, dicen.

 

Marisa Álvarez
NA

 
 

12 comentarios Dejá tu comentario

  1. Si la intención de la autoridad política con la hipótesis de un “ajuste de cuentas” entre mafiosos, prontamente arrojada a la consideración pública desde ese mismo nivel (cuando es de rutina en toda investigación el mantener la reserva sobre las líneas que se están siguiendo, por razones obvias), aun en el caso de que fuera cierta, no deja de significar el tratar de sacarse la responsabilidad que le cabe por la muerte de esta niña. Pero es un tiro que les ha de salir por la culata porque los antecedentes de los integrantes de la familia involucrada no podían ser ignorados por los investigadores, ni tampoco por tanto, quiénes eran aquellos otros delincuentes con los que se relacionaban, y sin embargo estos datos no parecen haber sido de utilidad. Por lo menos para actuar con la premura necesaria para salvar la vida a la menor rehén. Pero, y de mayor significación, porque ha dejado a la vista de todos la inutilidad de la totalidad del sistema de seguridad pública, político, judicial y policial. Y que esa incapacidad quizás algo tenga que ver con la falta de idoneidad, pero más con la corrupción y la complicidad con peligrosas mafias por parte de amplios sectores de la policía y de la política, sin excluir elementos del Poder Judicial. Y que esa corrupción es estructural y que si se mantiene pese a los gobiernos y a alguna que otra “purga”, es porque no existe una real voluntad política por terminar con ella por una parte, y por la otra que se ha permitido (y hasta alentado) la existencia de esas “malditas policías” que se han vuelto poco menos que inmanejables para los pocos dirigentes que no comulguen con ellas. Por el contrario, cada vez la ciudadanía se plantea con mayor fuerza que los ilícitos quizás sean un habitual medio de financiación de la política y de lucro personal de sus personeros. Y esta visión y el accionar ciudadano consecuente, han de ser los que nos permitan superar esta grave falencia.

  2. ya sea vendetta o trata, es obvio que es un tema de INSEGURIDAD, si no lo fuera, de ingún modo la delincuencia podría actuar con tanta impunidad. La policía (maldita policía) es socia de los delincuentes, mientras los laburantes-contribuyentes, estamos en total desamparo.

  3. Glyndwr Crimenes aberrantes suceden en todo los países. NO SABÉS DEL CASO ALCACER EN ESPAÑA EN COLOBOMABIA GARABITO HABRÍA MATADO A 400 NIÑOS.- EN EEUU APARECEN NIÑOS MUERTOS Y VIOLADOS EN MÉXICO MILES DE PERSONAS AL AÑO DESAPARECEN EN LA FRONTERA.- DECIME DONDE VIVÍS Y EL CASO MADDY E PORTUGAL.- LA TRATA DE NIÑOS, EL NARCOTRÁFICO, LA PEDOFILIA LA PEDERASTIA SON NEGOCIOS HORRIBLES., COMO EL TURISMO SEXUAL CON MENORES EL PROBLEMA SON LOS DEGENADOROS QUE COSUMEN ESE TIPO DE COSAS GRANDES EMPRESARIOS, POLÍTICOS, REYES, SACERDOTES, ETC ETC.-

  4. Casos como este debe de haber miles en el mundo. Pero en países "normales", con valores republicanos, con verdadera división de poderes, son la excepción y no la regla. Esperemos que no, pero nuevamente no va a pasar nada y si encuentran a algún "perejil" a quien imputarle, seguramente lo harán responsable hasta de la muerte de Jesús. Estamos totalmente desprotegidos, y no es un tema ideológico. Si nos atenemos al concepto de Estado de Max Weber: "El Estado es el monopolio de la fuerza en el interior de un territorio determinado", hace rato que estamos en un proceso de descomposición ya que el Estado ha perdido el monopolio de la fuerza y en cualquier momento llegamos a una situación de total disolución. Al final de cuentas, con el viejo axioma de "algo habrán hecho", estos gobiernos no se diferencian para nada de la dictadura en cuantoa la valorización de la vida.

  5. "Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social, despreciables y previstos en el equilibrio colectivo. El delito mayor es darles una divulgación indebida, repartirlos por todos los ámbitos, redactados por plumas expertas en sensacionalismo, bajo títulos pomposos, como si se quisiera que todos los hombres tomaran por modelos las fechorías que relatan. Más delito que el delito es la publicidad morbosa del delito” Scalabrini Ortiz

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