Recién llegado al país, el canciller argentino Héctor Timerman procedente de China, aseguró que un grupo de bancos del gigante asiático ofrece créditos a la Argentina para financiar obras en ferrocarriles y subterráneos a tasas muy convenientes.
El monto ofrecido sería de 10 mil millones de dólares y se utilizaría para la reactivación de la red del Belgrano Cargas y una red de subtes en Córdoba, entre otras.
Sin bien aún no se han precisado ni el grado de avance de las negociaciones ni los plazos para iniciar las obras, Timerman sostuvo que el Gobierno Nacional continúa trabajando en los proyectos de subtes en Córdoba, la electrificación del tren Roca y la construcción de un tren a Ezeiza.
Al ser consultado acerca de la posibilidad de acordar un tratado de libre comercio con China, respondió que Argentina prioriza la relación comercial con los países miembros del Mercosur, y agregó que lo que se busca es no depender de los centros financieros de los países desarrollados.
Esto último no suena demasiado creíble, en tanto siguen sonando “de fondo” las negociaciones con el Club de París, es decir, las intenciones del Gobierno Nacional de adquirir más “deuda externa”.
Por último, Timerman también dijo: "No vemos como una amenaza las inversiones chinas. Argentina es receptor de inversiones productivas sin límite alguno".
¿Y por qué aclara eso canciller? ¿Cómo debería interpretarse en este caso la vinculación de la palabra “amenaza” con la palabra “inversiones”? ¿Hay algo que se nos esté ocultando a los ciudadanos en cuanto al “tipo de precio” que pueden ponérsele a esos créditos?
Nidia G. Osimani