Me permito estas líneas a partir del dolor que me genera cada accidente aéreo y mi pasión por la aerolínea de bandera. Doy fe por ser hija de uno de los técnicos que fundaron la compañía. Mi padre trabajo 48 años en la querida aerolínea y hemos peleado siempre por la línea de bandera. Hace más de dos años mi hijo —que también es técnico aeronáutico— trabaja en Ruedas, aunque con sus jóvenes 21 años ya es piloto privado y está en condiciones de dar examen de piloto comercial.
Por eso insisto, me permito estas líneas producto de desuniones y mal conceptos que solo logran desprestigio y riesgos para la vida de las personas.
He escuchado por ahí frases como “privilegio de los pilotos”. Me pregunto, si la palabra “privilegio” significa “seguridad”, bienvenido el privilegio porque eso generará como resultante un viaje seguro.
Claro está que además el Estado tendrá que priorizar el tratamiento de áreas y espacios aéreos no controlados, pues los pilotos no nacen con su matrícula bajo el brazo y mucho menos son resultante de militancia alguna. Estudian, se sacrifican, se forman como hombres y mujeres profesionales de la aviación, que no es solo una profesión sino una filosofía de vida.
Formar un piloto en nuestro país implica invertir en estudio (teóricos, horas de vuelo, simulador, etc.) no menos de U$S 120000, así es, dólares ciento veinte mil, puesto que la hora de vuelo cuesta 100 dólares, se necesitan entre 1000 y 1200 horas para que Aerolíneas Argentinas los contrate.
Pero eso no es lo peor, lo peor es que durante todo ese proceso nuestros hijos se juegan la vida, porque las escuelas de vuelo, salvo mínimas excepciones, cuentan con mantenimientos nulos, y además todas las prácticas y navegaciones se efectúan en zonas no controladas y con aeronaves sin radares.
Por esto, que es un despropósito inmensurable, los chicos que en muchos casos son futuros pilotos y en otros ya son pilotos privados y comerciales, mueren en el intento justamente por negligencia del Estado.
¿Privilegios? Nuevamente una palabra tan fuera de lugar y tan usada en política de la vieja escuela.
¿Alguien pone en duda el poder de decisión y concentración que debe tener un piloto de avión? Me atrevo a decir que todas las profesiones nos permiten tener un plan “B” o una corrección al error cometido. Dejaría fuera del listado a un cirujano, pero en verdad la toma de decisión acertada o no de un cirujano pone en juego la vida de un paciente, mientras que el piloto tiene en sus manos y en su capacidad de concentración decisión sin capacidad de error, la de todos sus pasajeros y la propia, ¿puede existir alguna duda al respecto?
“Privilegio”, sigue siendo esa la palabra adecuada cuando existe:
“Inseguridad” en espacios aéreos no controlados durante toda su preparación.
“Desprotección” por el estado de los aviones de estudio.
“Inversión exponencial” por sobre cualquier otra carrera universitaria a nivel nacional e internacional.
“Desarraigo” porque muy jóvenes los exportamos a otras líneas aéreas del mundo.
¿Existe entonces un privilegio?
Lamentablemente muchos jóvenes se van a otro país, así como en un momento exportamos científicos y hoy se hace lo posible por repatriarlos, es hoy también cuando estamos exportando otro tipo de cerebros: “pilotos de aviones”, los mejores del mundo. Pero por legislaciones fuera de actualidad o basadas en intereses mezquinos, los jóvenes pilotos eligen la salida laboral en el exterior, donde se les da trabajo y formación en aeronaves de pasajeros donde suman las horas necesarias para obtener licencia de primera, sin necesidad de seguir volando los pequeños Sessna 150 o similares riesgosos monomotores.
La pregunta clave será entonces cuánto deberá “privilegiarse” al piloto para que recupere lo que arriesgó, y no solo hablo de dinero.
Lamentablemente todo parte de una base equivocada, porque los pilotos llegan a serlo como ya mencioné, gracias al esfuerzo personal y familiar, y estoy hablando de la formación de la/s personas responsables de llevar a buen puerto un avión de pasajeros.
Del mismo modo ocurre con los técnicos, se educan en escuelas técnicas (teóricamente aeronáuticas), pero en la práctica están tan lejos de la realidad aeronáutica y tan abandonadas por el Estado y por las propias líneas aéreas, las que deberían apoyar y subvencionar todos los gastos de preparación de técnicos, porque mal podrá llevar el avión a buen puerto un piloto si no cuenta con el apoyo técnico necesario su aeronave.
Es posible que mi narración finalice con un interrogante, quizá algo irónico, que roza con el sentido común. ¿Será que nuestra sociedad toda desprecia a los referentes mayores, a personas con experiencia, verdaderos asesores de vida y profesión?
Quizá esa es la vía que garantice la comunión de ideas sensatas para unificar las fuerzas en nuestra amada aerolínea, y sin banderas partidarias más que la bandera argentina para lograr nuevamente ser la Nº1. Podemos hacerlo sin mezquindad.
Como le dije anteriormente, soy madre de piloto que está a punto de recibirse de piloto comercial. Trabajé desde su formación, asegurando el cuidado y la integridad de cada uno de mis hijos por sobre todo.
Vaya mis condolencias para la familia del instructor y del alumno que han fallecido en el accidente Aéreo de Mercedes hace pocos días atrás, lo que me impactó y por eso el motivo de estas líneas. Es que mi hijo también ha volado las mismas aeronaves siniestradas en los dos últimos accidentes aéreos, hablo de Venado Tuerto y Mercedes. Por lo tanto, una vez más este año, debo decir que Bruno es un “sobreviviente” del descontrol técnico y de espacio aéreo en nuestro país.
Basta de jóvenes muertos. Si solo miramos este año "los accidentes" donde se cubren siempre las escuelas de aviación, porque nunca las escuelas van a admitir que las naves están en pésimo estado.
Yo también las he volado y sé lo que estoy diciendo, estoy a disposición de afirmar y contar aun más, porque no seguiré tolerando que sigan diciendo que la culpa es del piloto; claro, ya no está para su defensa, murió en el intento de ser piloto de avión. Pero los pilotos no mueren, solo vuelan más alto.
Con mucho dolor y bronca.
Roxana Rignola
DNI 17411729
rx.rg@hotmail.com
lei tu carta y estoy totalmente de acuerdo con vos.A mi me pasa lo mismo cada vez que mi hijo sube a un de esos aviones, él ya es tb piloto comercial y me aterra lo mismo que a vos el sólo echo de saber que va a volar. Y respecto a lo que decís del dinero que cuesta esa profesión, tb es verdad, e indigna lo que dicen cada vez que pasa una desgracia, ya que esos aviones generalmente no tienen mantenimiento adecuado y son obsloletos.