La SIDE adquirió este año una primera partida de quince valijas portátiles equipadas con tecnología de última generación para la intercepción de telefonía celular.

La denominación “valijas” se debe a que estos aparatos en un principio eran transportados en portafolios modelo oficinista; una de las primeras compañías en lanzarlas al mercado del espionaje fue Sony y por eso en el argot de los espías se las conocía –y se las sigue conociendo- como “valijas Sony”. Solamente que ahora los “attache” vienen con mayor grado de sofisticación, obviamente trabajan con dispositivos informáticos digitales y son mas maniobrables y livianos que los primogénitos equipos utilizados por los servicios de inteligencia de occidente.

Al margen de estas apreciaciones históricas, lo cierto es que la SIDE se ha lanzado a la compra casi desenfrenada de cuanto equipo de escucha y rastreo de telefonía celular se ofrezca en el mercado internacional del espionaje.

Para tener una idea aproximada de la inversión que ello representa, vale señalar que una valija de menor proporciones a las adquiridas por la agencia oficial de inteligencia, cuesta en plaza aproximadamente treinta mil dólares. Según fuentes oficiales -que por lógica no revelan su identidad-, la SIDE tendría planificado adquirir dos partidas más que harían llegar el equipamiento “valijero” a una suma de entre 50 y 70 aparatos. En el Ministerio de Economía no les hace gracia lo que los laderos de Lavagna intuyen como una innecesaria erogación de fondos en compras que no tienen demasiada razón de ser.

La pregunta obvia a la fuente del Palacio de Hacienda fue: “¿Porqué creen que el reequipamiento del espionaje local implica gastos desmesurados..?”

La respuesta lacónica: “Porque se está utilizando la tecnología adquirida en la búsqueda de complots que no existen”.

La gota fría

Hay que remontarse, para entender un poco la fantasía complotista que alimenta la sospecha oficial, al absurdo episodio ocurrido en el Primer Cuerpo de Ejército cuando se festejaba con un locro, como ocurre desde hace 20 años, la fecha patria del 25 de Mayo.

Mas de 80 comensales (civiles y militares) estaban sentados en varias mesas (algunos presentaban cierto estado de ebriedad), cuando arribó a la gran comilona el Ministro de Defensa José Pamuro y un ayudante. Dicen testigos presenciales de aquel episodio que Pampuro se acercó al siempre omnipresente Enrique “Coti” Nosiglia y allí se produjo el siguiente diálogo:

-Nosiglia: Che, José… ¿no pensarás que estamos fragotendo, no?

Al Ministro le cayó de la frente lo que el cantor centramericano Carlos Vives convirtió en el título mas exitoso de su carrera: La gota fría. Y respondió con un nudo en la garganta indisimulable y casi tartamudeando: “Noooo…,para nada Coti... pero si vos lo decís…!!”

Haciendo gala de una no original pero evidente “teoría conspirativa de la historia”, y sumándole a eso una interpretación caprichosamente psicoanalítica a los dichos de Nosiglia, Pampuro salió a paso redoblado proclamando urbi et orbi que la conspiración antikirchnerista estaba en marcha. “Pampuro cree que si Nosiglia le dijo que no estaban conspirando, es porque debieron haberlo estado haciendo..”, dijo en tono de broma una fuente oficial mofándose a carcajadas del incierto complot y de la estrechez mental del Ministro de Defensa.

Absurdo totalmente, pero desde allí el gobierno puso a la SIDE en pie de búsqueda de datos para desenmascarar una conspiración que hasta ahora, por los resultados obtenidos, parece totalmente descabellada. Algunos parlamentarios no oficialistas hasta deducen que los superpoderes que solicita el jefe de gabinete Alberto Fernández no serían ajenos (entre otros varios fines) a desvíos probables de partidas presupuestarias destinadas a seguir adquiriendo costosa tecnología de espionaje para uso de la SIDE que no estaban contempladas originalmente.

-¿Pero alguien cree realmente en el gobierno que existe una conspiraciones en ciernes”, se le preguntó a un compinche ministerial de Lavagna.

La fuente del Palacio de Hacienda se despide con una verdad de Perogrullo: “Mientras nosotros sigamos pagándole religiosamente al FMI como lo venimos haciendo por orden del Presidente, el mejor aliado de esta democracia es el propio gobierno norteamericano”.

”Al servicio de Su Majestad..”

Vale señalar que el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga, está casi ajeno a lo que sucede en el organismo. Su segundo, Francisco “Paquito” Larcher (Señor 8) es quien mueve las riendas de una dependencia que continúa desmenuzando a su gente de carrera para hacer ingresar pingüinos-ñoquis-espías que cobran sobresueldos de varios colores, y carecen de un mínimo conocimiento acerca del espionaje. El “Señor 5” toma sus vermoucitos con el Presidente Kirchner en algún lugar de la Patagonia los fines de semana, pero el hombre fuerte del organismo es el “Señor 8”.

Se habla en los pasillos oficiales de una nueva purga de agentes, que está vez –para no suscitar conflictos que se vuelven traumáticos para el gobierno por el deslíz informativo que producen los progroms de espías-, se producirá acelerando las jubilaciones del personal que esté cercano a cumplir 25 años de servicio.

Pero las partidas que no se gasten en tecnología de contraespionaje se invertirán en recursos humanos para preparar el camino de Cristina Fernández de Kirchner a la senaduría bonaerense el año próximo. La esposa del Presidente sigue ubicando sus propios soldaditos en estructuras oficiales y lo hace muy solapadamente. Por caso: La Dirección de Finanzas de la SIDE está en manos de un contador sureño –familiar de Larcher-, pero hombre de absoluta confianza de la senadora, a quien le rinde cuenta periódicamente del destino que siguen los fondos reservados de esa dependencia. Este administrador del dinero negro de la SIDE es quien cuenta los billetitos que van a parar a la estructura proselitista que la Primera Dama piensa utilizar en su proyecto en la Provincia de Buenos Aires.

Esa plata también se utiliza para aceitar los engranajes de la ingeniería propagandística que alimenta la dialéctica de slogans y mensajes electoralistas aludiendo a un discurso en el que siempre figuran como mascarones de proa las ideas éticas y los anuncios del arribo de la nueva política a la Argentina de la mano de los Kirchner... Todo con platita fresca y reservada de la SIDE. Como decía Jorge Porcel: “¿No es fino?”.

¿La Oreja de Van Gogh?

Otro desperdicio de dinero que hace la SIDE provocando molestias en ámbitos de Economía, es el referido a una absurda contratación externa de servicios que son propios de la tarea del organismo de espionaje.

Es que se estarían tercerizando las escuchas telefónicas “oficiales”, es decir, las que cuentan con autorización judicial para realizarze. La SIDE habría llegado a un acuerdo con Telefónica de Argentina y TELECOM para que sean ellas las que copien las conversaciones que interesan a la Justicia, preferentemente en casos donde se investigan organizaciones criminales y narcotráfico.

Mas allá de las erogaciones monumentales que esto produce en detrimento de las partidas oficiales, se observa el riesgo de dejar en manos y oídos de terceros las grabaciones que son materia de investigaciones judiciales. Y para colmo, abonarles a esas multinacionales europeas fabulosas cifras mensuales en concepto de servicios que la SIDE está capacitada para realizar. Ningún país del mundo que se precie de cuidar la intimidad de su espionaje, permite que organizaciones ajenas a su estructura manejen materiales tan valiosos como los que deja la SIDE a merced de las compañías telefónicas.

Es que el grueso mayor de la infraestructura de comunicaciones de la SIDE está empeñada en vigilar electrónicamente a policías, militares, políticos y periodistas a quienes sospechan si no de conspiración, por lo menos de no simpatizar con la política oficial.

La base de operaciones de la calle Billinghurst, por caso, está prácticamente en su totalidad abocada a esa intromisión fascistoide en la intimidad de los opositores. Es preciso decirlo: Casi no quedan en actividad agentes especializados en seguimientos callejeros, con lo cual la estructura de espionaje oficial queda renga de una pata en el trabajo de saber si efectivamente –o no- los conspiradores argentinos despertaron del sueño. No basta con analizar llamadas o establecer gráficos de contactos entre sospechosos, cuando en la Argentina actual cualquiera que se interese en la desestabilización conoce las vulnerabilidades de las comunicaciones celulares y electrónicas...

Una excepción a este desenfreno de usos ilegales de sus estructuras, es la colaboración que brinda la SIDE a los organismos de seguridad en los casos de secuestros extorsivos.

Allí la mano maestra de Jaime Stiusso sigue mandando tanto en el uso de seguimientos de celulares como en decodificaciones de correos electrónicos sospechados de estar en connivencia con las bandas que asolan la Provincia de Buenos Aires.

Pero al parecer tampoco esto sirve de mucho: Las bandas organizadas (no los rateros de secuestros express) conocen las limitaciones con que deben desenvolverse en el uso de los teléfonos para evitar ser detectados por la ingeniería oficial, y se movilizan cuidadosamente para no dejar pistas de sus desplazamientos ni contactos.

Además Stiusso (salió ileso y hasta fortalecido de la payasesca denuncia de Béliz) parece preparar una próxima retirada de la inteligencia de Estado. Divorciado no hace mucho, con nueva novia (bonita la chica, y joven... obvio) e hijas grandes ya independizadas, perdió fuerza en sus antiguos controles estratégicos en el aeropuerto de Ezeiza, pero sus misteriosos galpones de Olivos parecen contener parte de su futuro en el mercado comercial de electrónica de última generación.

Decíamos que ni la SIDE ni Policía Federal cuentan ya con agentes especializados en el trabajo de calle, y mucho menos con informantes que le den cuenta de los movimientos sospechosos que los puedan guiar hacia las guaridas del crimen organizado.

Tantas purgas –absurdas y caprichosas muchas de ellas- ahora se pagan con creces. El trasfondo dramático de esta cuestión no es que el gobierno pierda popularidad (la ola delictiva mella la credibilidad de cualquier gobierno) a consecuencia de su política de “tierra arrasada” en los organismos de seguridad. El nivel trágico del asunto es que toda la ciudadanía vive en estado de libertad condicional a merced de la delincuencia porque al oficialismo solo le interesa utilizar grandes superestructuras como la SIDE en unas pocas cosas: Revanchismos setentistas por un lado, fisgoneadas de baja estofa a sus adversarios o pretendidos conspiradores y desmedidas ambiciones proselitistas por otro.