Es difícil poner en letras lo que uno piensa que nos pasa, pero lo voy a intentar. Este domingo, en una reunión familiar, con la presencia de mi mujer, tres de mis seis hermanos y cuatro de mis 18 sobrinos, en el almuerzo, nos pusimos a hablar de política actual, es decir este gobierno.

Ahí me di cuenta de que no era conducente tratar de debatir con uno de mis hermanos, médico y dos de mis sobrinos devenidos en K.

Fue imposible llegar a una charla amigable, es como que pese al cariño que nos une y que al retirarme y saludarlos, se lo reiteré, me refiero a mis sobrinos con un abrazo y un “los quiero mucho y no dejemos que la política nos separe”, cosa que es muy cierta, poder intercambiar opiniones y hechos sin ofuscaciones o como que se sintieran agredidos por mí.

Mi sobrino, incluido en la familia, al que también aprecio mucho, mediante el casamiento con la hija de mi hermano, en un momento dado, cuando le trataba de explicar hechos, por ejemplo, de la poca militancia desinteresada, de los jóvenes de La Cámpora, llego a espetarme:

“Sí, a los jóvenes hay que matarlos a todos, no se los puede incluir, Uds., los mayores —no quiso decir viejo, me imagino por el poco respeto que le quedaba hacia mí—, no nos quieren ni escuchar”.

Que error, en mi época de buena salud, hace unos tres años, con los fundadores del Centro Cultural Alejandro Olmos y con la Comisión de Asociados del Banco Credicoop, dábamos charlas debate en los colegios de Villa Soldati, del Estado y privados, donde le explicábamos parte de la historia con nuestras opiniones, pero siempre escuchándolos y debatiendo sus opiniones.

Vuelvo a mi confronte con mis familiares, de más está decir que el resto me apoyaba en lo que decía, pero el llamémosle grupo K, no me querían escuchar.

Incluso el hermano K, me decía que hasta donde llega el querer tirar abajo al Gobierno, que Mariano Grondona iba a llevar a Sergio Shocklender a una entrevista esa noche.

Le explique que lo que iba a decir Sergio era reiterar lo que ya había expuesto en el programa Cuarto Día y que Tribuna de Periodistas había publicado. Efectivamente a la noche lo vi y confirmó todo lo que había expresado en ese programa.

Inútil fue hablar de la ley de Glaciares aprobada por unanimidad por ambas Cámaras, que Cristina vetó con el perjuicio al sistema ecológico de San Juan y por qué no del mundo, con la destrucción y envenenamiento del recurso más preciado de la humanidad, el agua.

Inútil fue darle los números reales de la pobreza en nuestro país, especialmente en el conurbano.

Inútil fue decirle que los chicos de La Cámpora hicieron de Aerolíneas su caja, con el desprestigio de la Empresa Nacional en los usuarios de nuestro país y del mundo.

Inútil fue el decirles que el propio Luis D’Elía, tratando de justificar a Néstor K, dijo que la fortuna de este provenía de la familia de usureros, su abuelo, casi textual.

Inútil fue decirle que el diputado PJ Miguel Bonasso había escrito el libro El Mal, donde desnudaba parte de la corrupción que invade a muchos funcionarios del Gobierno, habiendo sido parte del gobierno K y crédulo de que querían un cambio progresista.

Inútil fue decirles que uno de los referentes más nefastos que hemos tenido en el Gobierno, Carlos Menen, estuvo a los abrazos con los integrantes de la actual administración, luego de ser absuelto en la causa de las armas, donde se voló una ciudad.

Inútil fue decirles que estaba de acuerdo en la repatriación de los fondas de las AFJP, pero cuál es el destino y uso de esos fondos.

Inútil fue decirles, que se dilapidó el esfuerzo de muchos productores, algunos pequeños productores, que todavía quieren trabajar, en subsidiar por varios años a quienes no se le debía subsidiar y lo peor del caso que ahora con el “redireccionamiento” quieren disimular como progresista.

Inútil fue decirles que mientras Moreno nos daba una inflación oficial del 8% los precios crecían en el orden del 25% anual.

Inútil fue decirles que los intereses bancarios actuales para evitar la fuga de divisas, orilla entre el 24 y 32 % anual.

Inútil fue decirles que se privilegia la usura financiera, antes que la producción, los invité a presentar un proyecto de trabajo en un Banco y que obtengan alguna financiación, salvo que pertenezcan a alguna Cooperativa con punteros del staff.

Inútil fue decirles que si sabían dónde estaban los Fondos de Santa Cruz, obtenidos cuando Menen “era el mejor presidente”, según Néstor K.

En fin, que más, tantas cosas traté de hacerles ver, aún les dije que habían habido, sobre todo en el primer mandato de Néstor K, medidas que habían sido muy positivas para el país; no me escuchaban y me hablaban del 54% que no podían estar equivocados.

Esto me hizo pensar y lo pienso mientras estoy escribiendo, que lo que nos pasa, efectivamente es lo que deseamos que nos pase, estamos bien así; tenemos que seguir con Tinelli, que nos reconforta a la vuelta del trabajo o del piquete y no nos deja deprimir con la realidad, gracias 6 7 8 y gracias Tinelli, que Dios los guarde para siempre, que mal nos haría no poder contar con vuestros estímulos.

Walter A. Gazza