Hay quienes son creyentes y quienes no; quienes tienen esperanza de que las cosas cambiarán y quienes ostentan un pesimismo a prueba de balas; quienes ven al futuro con mirada superadora y quienes se quedan estancados en el pasado.
Como puede verse, no somos todos iguales. En realidad, esto es algo positivo, porque nos impone un ejercicio de entendimiento y comunión para con el prójimo diferente a nosotros. El disenso nos plantea la necesidad de rever posturas muchas veces dogmáticas y nos nutre de “conocimientos” muchas veces desconocidos, ya sea por desinterés o por pura ignorancia.
En el complemento con el otro, nos completamos a nivel espiritual e intelectual, y podemos entender la vida desde otros puntos de vista. Es parte de la magia de la convivencia en la vida.
En estas fiestas, intentemos que esas diferencias no nos separen y/o alejen. Más allá de los disensos, al menos por unas horas, intentemos estar hermanados por la algarabía de esta fecha mágica. Si lo logramos, habremos crecido como personas.
En el marco de ese deseo, saludamos a todos y les deseamos muy felices fiestas.
Eliana Toro
Editora General de Tribuna de Periodistas