El “Beto” Acosta uruguayo no es como el ex artillero de San Lorenzo, pero en lugar de hacer goles mete denuncias judiciales que hacen temblar la estantería kirchnerista.
Si no hubiera entrado en la Justicia de Punta del Este una causa por cobro de comisiones inmobiliarias, parecería una ciencia ficción. Pero no lo es.
Todos en la misma bolsa y un historial de piratería digna de Morgan y otros “patas de palo”. ¿Se le puede ocurrir a alguien —mal que le pese a los periodistas chaskibun del gobierno, como ya los denominan en Casa de Gobierno después que así los bautizó Tribuna de Periodistas— que el zarismo K se rodea de testaferros que provienen del riñón del radicalismo (línea Enrique Nosiglia) y del macrismo (línea Gabriela Michetti)?
El campo mayor con que Lázaro Báez le compite palmo a palmo el terreno de Punta del Este a Susana Giménez, se llama El Entrevero. El comercializador top de la zona más cara del Uruguay es Alejandro Perazzo, quien le vendió 300 hectáreas al empresario kirchnerista, que para evitar ponerlo a su nombre eligió para tal fin al economista radical —ex colaborador del Coty Nosiglia— Daniel Pérez G. (conocido como “el punto G” de los prestanombres radicales).
Antes de publicar el informe lo llamamos para consultarle sobre este mega emprendimiento digno de jeques árabes y zares kirchneristas.
El testaferro de Lázaro Báez no puede negar que los campos El Entrevero estén a su nombre, pero tampoco resiste una investigación de la AFIP: su apellido ya figura en los registros de propiedad del vecino país, que como todos los registros son de acceso público.
“Usted dice que soy testaferro”, responde con voz temblorosa.
“¿Cómo hizo para sacar 14 millones de dólares de la Argentina si no tiene forma de justificarlos?”, insistimos antes de que cortara la comunicación.
El economista radical ya observa un panorama inquietante. Alguien le susurró a Lázaro Báez que no es tiempo de llevarle problemas de escándalos públicos a la Presidenta en medio de su operación y posterior convalecencia.
Para colmo el antecesor de prestanombres de Lázaro Báez, el mediático Leonardo Fariña —esposo de la modelo Karina Jelinek— quien le birló en una operación anterior la friolera de 10 millones de dólares a Baéz, acaba de vender la Ferrari y el BMW blindado y alquiló una mansión en Punta del Este por la que pagó 25.000 dólares. Es una burla, como mojarle la oreja a los santacruceños. Por las dudas, Fariña ya le dijo a su mujer que, como corría peligro de ahogarse en el océano, se tendría que mudar un tiempo a Miami hasta que se le pase la bronca a los zares de este sur que también existe.
El ex dueño de El Entrevero es un uruguayo de apellido Kovaresi, quien está pidiendo le abonen algún dinero pendiente y encendió el ventilador del quien es quien en esta ensalada de ricachones.
Y aquí aparece en danza un misterioso personaje al que se lo conoce como A.D., comisionista de negocios inmobiliarios en Uruguay, que es casualmente un funcionario del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y asesor de Gabriela Michetti. También A.D. reclama comisiones por negocios inmobiliarios fastuosos en Punta del Este. Obvio que alguien deberá pagar esos dineros pendientes pues el riesgo que se corre es el inmediato embargo de la chacrita de 300 hectáreas del señor Báez.
La inmobiliaria de Alejandro Perazzo desarrolló un concepto de ideas rectoras para El Entrevero que parece digno de los jeques de un proyecto nacional y popular como el que encabezan los kirchneristas.
Algunas de esas ideas escritas en el proyecto que está en nuestro poder. Dice la maqueta del inmobiliario uruguayo: sofisticación, exclusividad, excelencia, servicio premium plus… El mejor lugar de eventos de Punta del Este.
Y la perlita literaria con que Alejandro Perazzo describe parte del proyecto: Deck infinito hacia la playa con integración funcional con las instalaciones.
Si alguien pone en duda esta información, puede cruzar el charco llevando los dólares que le ley le permite (nada de andar con millones en el bolsillo como los príncipes k), y consultarle al inmobiliario Perazzo (o a los organismos internacionales que controlan el lavado de divisas) como hicimos nosotros.
Como canta Juan Manuel Serrat, artista popular que aman los kirchneristas, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
Jorge D. Boimvaser