El Senador Cicerón llegó a conmover la historia con su frase harta de fastidio contra el insoportable Catilina, personaje que llegó a sacudir los cimientos institucionales de la vieja república romana. Basta detenerse a leer la factura de la empresa Gas Natural Fenosa y profundizarla apenas para darnos cuenta de una aberración que al parecer al argentino medio lo tiene “todavía” sin cuidado. Por empezar nos choca la leyenda atravesada con letra colorida —tamaño de un centímetro— espetando la frase “consumo con subsidio del Estado nacional” como si debiéramos alzar la vista al cielo para agradecerle al Señor. De inmediato nos enteramos que en realidad el pago corresponde al monto de $597,31 pero pagaríamos sólo 379,11 vale decir aparentamos haber sido objeto de un regalo de 218,20 por el consumo de gas natural durante el mes de agosto/2011, por ejemplo.
Con letra muy chica como corresponde a todo abuso o defraudación comercial, los incautos usuarios del gas nos enteramos del “obsequio” que nos hacía el “Estado Nacional” todos los meses pagándonos con su generosidad el “costo del gas importado” más el correspondiente IVA, Ingresos Brutos y otros rubros y tasas que se devengan de ese incontrolable hidrocarburo venido de afuera, aún así, ni siquiera alcanza el “regalito mensual” al monto total de este costo que se le endilga al sufrido consumidor doméstico o industrial del gas, el mismo que antes de 2003 gozaba del precio más barato del mundo por el metano que producían a precio justo nuestros concesionarios inversores en la riesgosísima exploración, en la producción, transporte por gasoductos y demás servicios de las cañerías que surcan el país desde fines de 1961 con autoabastecimiento a pleno hasta el día fatídico en que una política de feroz mala praxis nos llevó, sin gradualismo pero con retórica envolvente, a la explosiva situación actual.
Pasábamos todo por alto sin darnos cuenta de esta triquiñuela de tracto sucesivo, pero a partir de próximos meses tendremos que pagar de nuestro bolsillo la realidad vidriosa de esta aventura llevada a cabo por los dos presidentes Kirchner, los señores De Vido, Baratta, Cameron y demás funcionarios y legisladores que maquinaron y ejecutaron esta política de pésima praxis, amparada en las delegaciones de facultades, superpoderes y suma del poder público nuevamente adquirida a pleno por los resultados de las mágicas elecciones del año 2011.
Si nos atreviéramos a sugerir una masiva negativa al pago del costo del gas importado correríamos el peligro de resultar pasibles de la aplicación de la novel ley antiterrorista pues resulta fácil aducir que estas denuncias legítimas e incontrastables contra los sagrados dirigentes máximos del país sólo sirven para causar el pánico en la población, es decir, la versión snob del “actual” terrorismo legal. Si llegáramos a sugerir acciones de amparo judiciales masivas en todos los tribunales del país podríamos incurrir en los delitos de doble pena máxima y mínima que contempla la reciente ley de los nuevos y juveniles legisladores, por medio de la cual este septuagenario experto en energía operaría con la “finalidad” de provocar el terror en la población…
Los funcionarios y legisladores responsables de pretender hacernos pagar a los consumidores del gas por semejante mala praxis política incurren en la conducta de “alegar su propia torpeza”, además de carecer de idoneidad pues no podían ignorar que congelando las tarifas va de suyo que el producto así maltratado desaparece del mercado o estalla dentro de la inflación o recesión que arrastra todo sistema colectivista-populista. Por otra parte el publicitado “subsidio” ni siquiera funcionaba como tal, tan sólo “nos” pagaba una parte de todo “el costo del gas importado” y además los subsidios —por su misma irrealidad y deseconomía— dan lugar a sospechas de corrupción y favoritismos.
No pueden alegar en su favor los responsables de esta torpe mala praxis la ignorancia de las consecuencias de congelar precios y tratar de atenuar las consecuencias con subvenciones bancadas por los impuestos de la gente ¿Quiénes son ellos para malversar en subsidios insólitos los dineros de nuestra propiedad...?
El mismo autor de esta nota en términos dramáticos publicó en La Nación del 08-04-11 (pág. 17) el artículo titulado “El Precio del Gas y la Crisis Energética” denunciando estos peligros. El entonces vice presidente Daniel Scioli anunció un aumento de tarifas y fue recriminado y humillado en público por el presidente Kirchner, el grupo de ocho ex secretarios de Energía en términos claros advirtió sobre los efectos aparecidos ahora, numerosos expertos y políticos se ocuparon del tema descarriado del congelamiento y los subsidios.
La acción de amparo es gratis, no se la grava con tasa judicial, por lo tanto es hora de instrumentar una protesta social pacífica sin destruir edificios públicos ni pintar monumentos ni cortar calles para evitar el despojo inserto en las nuevas tarifas. Nadie debe obligarse a pagar por los subsidios que se malversan para solventar los buques regasificadores proveedores de un país gasífero como fue la Argentina durante más de medio siglo, que lo paguen los responsables políticos por su mala praxis y falta de idoneidad, que se investiguen los procedimientos de los funcionarios actuantes y las responsabilidades de los demás legisladores y magistrados que incidieron en la pérdida del autoabastecimento de los hidrocarburos.
Este llamado a la solidaridad implica negarse a pagar lo que no nos corresponde y adoptar como única “finalidad no terrorista” la unión de los consumidores de gas perjudicados por los agentes públicos inidóneos en el mejor de los casos o corruptos según las circunstancias que se prueben. La responsabilidad de estos abusadores de la suma del poder público debe extenderse al patrimonio personal y privado de los mismos sujetos culpables de este desaguisado. Ha llegado la hora de terminar con la ecuación “poder = impunidad”. La constitución y las leyes nos facilitan el camino de la Justicia Independiente. Si por ahora subsisten en el fuero federal los jueces aquiescentes, los fueros locales ofrecen cantidades de jueces probos. Lo importante es desafiar la injusticia de sentirnos obligados a pagar aberraciones exorbitantes.
Ya en épocas de Cicerón circulaban criterios magistrales para los momentos que vivimos, los cuales se podrían traducir a nuestra jerga actualizada: “El precio congelado mata al producto…” “Los subsidios generan indolencia y corrupción…” “Nadie puede alegar su propia torpeza…” (este último aplicado en el art. 1111 del Código Civil mediante una complicada síntesis).
Ernesto Poblet