Lamentablemente vivimos en un país altamente contaminado. No voy a cargar las tintas o las culpas solamente en el gobierno actual, a pesar que lo considero estrechamente ligado a esta decadencia ecológica y moral.
Enumero a continuación algunas de las excesivas representaciones de estos perjuicios a los que nos estamos acostumbrando, como los sapos cocinados desde el agua tibia.
- Envenenamiento de las aguas de la cordillera.
- Destrucción de los suelos a causa del uso de glifosatos, en el cultivo de la soja.
- Enfermedades cancerígenas a raíz de consecuencias de lo anterior.
- Falta de justicia en innumerables casos judiciales, muchos de ellos que atañen directamente a la gestión gubernamental, caso Skanka, caso Schoklender, caso los hijos de brigadieres y el narcomodelo, las valijas de Southern Winds, la desaparición de Jorge Julio López, los fondos de Santa Cruz, el rápido fallo sobre el patrimonio de los Kischner, falta de reglamentación de la 2ª Ley de Glaciares, recordemos que la primera votada por unanimidad fue vetada por la Presidente, el incumplimiento del fallo de Santa Cruz, sobre la reposición en su cargo al procurador Sosa y muchos otros más.
- Falta de resolución en incontables casos de asesinatos que no son resueltos, por varias causas, entre ellas las deficientes y tardías actuaciones procesales.
- Aumento considerable del uso de drogas, sobre todo en la disminución de la edad de los adolescentes.
- Crecimiento de la violencia en los delitos a mano armada, perpetrada por jóvenes cada vez más precoces.
- Aumento de la marginalidad en personas de calle, coexistiendo en zonas de paso de transeúntes y vehículos.
- Considerables complicaciones vehiculares que afectan a los usuarios de calles y rutas que complican y demoran en exceso, provocando graves dificultades, incluso a aquellos que en algunos casos son emergencias.
- Asesinatos en hospitales por barras bravas, consentidas y usadas por el poder, sea este gubernamental, sindical, empresarial o político, que ya son imparables y desbordan toda contención.
- Denuncias de acciones policiales brutales, contra detenidos, violaciones, golpizas y vejaciones de todo tipo por parte de policías corruptos.
- Estadísticas falaces que no pueden ser contrariadas, ya que los que las cuestionan son enjuiciados penalmente.
- Amenazas a la opinión y libertad de prensa mediante una controvertida Ley de medios, que es lo suficientemente imprecisa, como para justificar una acción penal por sembrar el terror en la población.
- Modificar los términos o palabras para implantar ajustes, con un vocabulario no adecuado, como “sintonía fin”a, redireccionamiento y cuántos otros términos al mejor estilo Fidel Pintos.
- Pérdida de la educación de la que éramos uno de los primeros países en tener la mejor educación libre y gratuita, con establecimientos modelos, donde muchos extranjeros venían a recibir esa instrucción que no encontraban en su país de origen, incluso países europeos.
- Mexicanización del país, gracias al gran aumento de posibilidades que gozan los traficantes para desarrollar su tarea de envenenamiento de la juventud, abarcamiento de drogas ultra peligrosas, como el paco.
- Falta total de partidos y dirigentes políticos capaces de revertir esta agobiante y pesada situación por incompetencia o complicidad mafiosa.
- Y mas, y más, y más.
Mientras tanto, ¿qué hacemos para cambiar esto? Como dice el muy buen periodista, Tomas del Duca: “Me lo pregunto y se los pregunto”.
Walter A. Gazza