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La TV xenófoba

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MOSCA Y SMITH: DE POLICÍAS Y PUBLICISTAS
MOSCA Y SMITH: DE POLICÍAS Y PUBLICISTAS

No puedo evitar ver algo en la televisión y pensar en cómo debe haber sido el esbozo verbal de una ¿idea? Me imagino a Agulla y Baccetti diciendo: “Che, y si hacemos un policial al estilo Starsky y Hutch?”

 

Claro, si fue así, “del dicho al hecho hay un gran trecho” diría el refrán. Vamos a obviar que la imagen de la policía está deslucida, que nuestro nunca bien ponderado ministro de Seguridad necesita publicidad abierta a favor de la institución, que tal vez un género del tipo “documental” como es Policía Bonaerense (canal 13) no alcanza, que la televisión es un arma poderosa para algunos fines, etc., etc. Eso sería ser mal pensados sin prueba alguna (más que la lectura crítica).

Concentrémonos (no hace falta tanto) en la emisión que va por TELEFE los martes a las 22 hs., llamada Mosca y Smith. Vamos a tomar como válido mi diálogo imaginario como excusa para decirles a los ideólogos que de serie yanqui, no tiene nada.

Los personajes están representados por Fabián Vena y Pablo Rago. Son dos detectives que, entre estupideces, pocas luces y amoríos, luchan por la justicia. Los acompaña la suerte, factor importante para sus victorias. Sería injusto no recordar que Fabián Vena tiene experiencia en enfrentamientos. No hace tanto tiempo protagonizaba La banda del Golden Rocket, donde era un muchachito pelilargo y con la fama subida a cuestas. Tal vez fue por esto último, que agredió físicamente (eufemismo de “le pegó”) a un paparazzi que intentaba fotografiarlo. ¡¡Ay, ay!!!, cuando los humos suben, tapan todo.

Pero ese no es el punto. Sigamos. Las aventuran se desarrollan en el barrio del Once. Lugar rico en personajes e historias. Al respecto el ex Socorro 5º -Pablo Rago- (programa que le hacía honor al título. Perdón que me desvíe, pero Echarri haciendo de profesor de Filosofía era sumamente gracioso) dice: “Todo el mundo cree conocer el Once, pero nadie sabe lo que pasa ahí. Yo, y no me avergüenzo de decirlo, en la filmación de Mosca y Smith... fue la primera vez que pisé plaza Miserere. Y me volví loco, no podía creer lo que era ese lugar, la cantidad de gente que hay ahí. Es increíble cómo conviven personas de muy diferentes países, etnias, culturas y niveles educativos”.

Otra vez tengo que decir ¡ay, ay, querido mío!!! Vamos por parte. En donde dice “nadie”, léase “nosotros dos que somos unos pichis o yo que no salgo de mi mundo” (este ya está listo para hacer “Soy urbano”, digo por “vivir la realidad”). Porque somos muchos los que atravesamos  Plaza Miserere más de una vez por semana. A las seis de la mañana, a la una de la tarde, a las diez de la noche. No importa la hora, es toda una aventura llegar al otro lado. Los arrebatadores, las prostitutas, los evangelistas, los que vienen de hacer compras al por mayor, los vendedores ambulantes, los indigentes y los policías. Todos ahí, cual figuras inherentes al paisaje.

¿Y la bailanta que está sobre La Rioja? Se ve un espectáculo fabuloso esperando el colectivo los sábados a las 6:30 de la mañana. No es que le quiera quitar mérito al show de los días de semana, pero ahí se suman más personajes. Pero lo fabuloso son los aromas que sentís a cada paso. ¡AH! otra que perfume francés. Cuando quieras, niñito de pocos barrios, la recorremos juntos.

La serie, decíamos, se desarrolla en Once. Y tal como dice uno de los protagonistas, hay gente de muchos países. Debe haber sido esto lo que inspiró la xenofobia que se vio en el primer capítulo. ¡No!, si yo te decía que estos publicitarios eran creativos. ¡Qué lindo ver eso en la tele! ¡Qué bárbaro! si lo hubiese sabido lo grababa y se los pasaba a todos mis alumnos para que vean lo que es la creatividad. Algún modelo tienen que tener. Y no hay nada mejor que ver cómo el coreano cocina ratas, el judío es amarrete, el peruano indocumentado es mentiroso y asesino, etc. etc. El chico que tiene experiencia en peleas dice: Es imposible que no aparezca dentro del unitario argentino algún tipo de referencia con nuestra realidad. En el Once conviven judíos, coreanos, turcos, peruanos, jamaiquinos, hasta incluso argentinos”  Si la realidad es una construcción, la estamos construyendo diferente, Fabiancito.

Ahora, cuál es el efecto que el programa quiere producir, lo cuenta Agulla: “Las historias que cuentan los publicistas se construyen en busca de eficacia inmediata: eso es narrar para una generación acostumbrada a persuadir, a convencer. Lo que queda es golpear, noquear: todo en términos de una gran sacudida; es la sorpresa que corresponde al gesto de una boca entreabierta a la que le cuesta volverse a cerrar. Una sacudida que promueva el comentario del día siguiente”. Sí, claro, sacude el sentimiento de buen gusto para darle cabida al del mal gusto. Ahora, una preguntita a los lectores que seguramente son más lúcidos que yo, ¿qué quiere decir el publicista devenido a productor de series cuando dice “eso es narrar para una generación acostumbrada a persuadir, a convencer”? Mi inteligencia no alcanza para interpretar tan magnánima frase. Pero la podríamos escribir en algún lugar de Plaza Miserere.

Las caracterizaciones de los personajes pueden resultar simpáticas (no sé para quién). Los guiones no muestran ningún tipo de lucidez ni de originalidad, pero los dejamos así. Para el contexto no están mal. Todo acorde es un buen comienzo.

La televisión no es el lugar de las mentes brillantes. Así que Agulla y Bacetti, está bien lo que hacen. Continúen así, sigan esmerándose. ¡Tú puedes!

 

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