Por estos días, algunos gremios ya han comenzado las negociaciones paritarias a fin de obtener incrementos salariales para cada uno de sus sectores.
Sin embargo, si el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias no se actualiza, es decir, no se corre hacia arriba para afectar a ingresos más altos, tales aumentos quedan, en el mejor de los casos, neutralizados. Aunque a esto hay que sumarle los efectos de la inflación.
Es necesario tener en claro que año tras año, son más los asalariados que quedan dentro de los sujetos obligados a pagar el mencionado impuesto, fundamentalmente por dos razones.
La primera, es que desde hace años no se ajustan los rangos que conforman la escala para el cálculo de la base imponible. Esto, hace que cuando a un trabajador se le aumenta el sueldo, quede comprendido en un tramo que convierte su ingreso en un monto pasible de ser alcanzado por el tributo en cuestión.
Entonces, cuanto mejor sea la noticia de aumento de sueldo, más grande será el importe que a dicho trabajador le descontarán por el impuesto, dado que estará más arriba en la escala mencionada.
Si ya de por sí resulta cuestionable descontarle a un trabajador una porción de su sueldo por “Ganancias”, a eso hay que añadirle que los incrementos en deducciones y mínimos fueron menores a los aumentos salariales nominales. Dicho en términos más coloquiales, el Fisco sube la base imponible levemente atrapando así más cantidad de salarios.
Por otra parte, el porcentaje de conceptos deducibles, esto es, que pueden descontarse para pagar menos de impuesto, se ha mantenido inalterable con el correr del tiempo.
Ahora bien, conforme surge de trascendidos de lo últimos días, el Gobierno estaría dispuesto a otorgar un incremento salarial promedio cercano al 18%. El primer problema es que la inflación medida por institutos de Estadística provinciales y consultoras privadas, estaría superando por amplio margen el 20% anual.
De un modo u otro, lo que sí es seguro, es que la elaborada por el Indec dista mucho de ser la real, por lo cual desde ya, la oferta del Gobierno de un 18% tomando como base la inflación del Indec, es un despropósito que en el mejor de los casos sería solo de un 7%, y en el más realista ni siquiera existiría.
A su vez, actualmente, el mínimo no imponible en Ganancias es de $5782 para solteros y de $7998 para casados, aunque las versiones extraoficiales dan cuenta de un supuesto borrador que contempla una suba del 20% en el mínimo no imponible elevando el importe exento de pago en solteros a $6938 y en casados a $9597, pero recién a partir del mes de abril y no retroactivo a enero, perjudicando a varios trabajadores en los sueldos de los primeros meses a los que no se les reintegraría lo deducido en el primer trimestre.
Lo concreto es que, los efectos de la inflación real y la forma de imponer el impuesto, en muchos casos hasta implica una disminución considerable en el salario y año tras año, la evolución de la tasa efectiva de Ganancias que se aplica a los trabajadores va absorbiendo porciones cada vez mayores de sus ingresos netos.
De hacerse efectiva la suba del mínimo no imponible por parte del Fisco nacional, tampoco eximiría a los trabajadores de una mayor presión tributaria, dado que la misma ha mostrado una curva incremental en la última década, con lo cual no solo es necesario blanquear de una vez la inflación, sino que además, se hace imprescindible modificar mínimos y deducciones, a la vez que ajustar tramos por escala.
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani