En Psicología, se sabe que para cambiar, cosa casi siempre imposible, lo primero que hay que hacer es reconocer y asumir como propios los errores.
¿Se ha hecho esto alguna vez en los gobiernos de nuestro país? No lo he visto, o por lo menos no lo sé.
Si se aplaude una obra de teatro durante ocho años, al noveno ¿silbamos la misma obra?, ¿es coherente?
Me lo pregunto y se los pregunto, frase que no me pertenece, pero la uso mucho.
Estamos acostumbrados a recibir “cátedras” desde la cadena oficial sobre lo bien que se hizo y se hace desde el actual poder. Me pregunto quién estaba en los años de la entrega menemista a cargo de la provincia que más petróleo tenía en la nación.
¿Quién aplaudió esa medida y dijo que teníamos al “mejor presidente” y simultáneamente se estaba entregando la Argentina al mejor negociador? Conste que no digo, ni siquiera al mejor postor.
¿Quién actualmente permite la minería a cielo abierto, con los perjuicios ambientales y el envenenamiento de millones de litros de agua?
¿Quién subvencionó al transporte público sin controlar a dónde iban esos subsidios que desencadenaron la tragedia de Once, hasta hoy sin saber quién o quiénes son los responsables?
¿Entonces, cómo puedo ser optimista en visualizar un cambio en el marco de la expropiación de YPF? Me cuesta mucho serlo, más bien digo, que espero más de lo mismo.
Había que ganar tiempo, la caída en la imagen de la Presidenta llevó, como en la época de Galtieri, a recuperar el terreno perdido.
Entonces, fracasando la malvinización del país, ¿qué quedaba para despertar el ánimo nacionalista y la confianza del pueblo?
Walter Gazza