La holgada aprobación legislativa de la expropiación de YPF ratificó este jueves el regreso del "nacionalismo" como una categoría que atraviesa a las fuerzas políticas, pero que en esta coyuntura histórica está liderado por el kirchnerismo.
Por eso el oficialismo logró arrastrar detrás de su jugada contra la empresa española Repsol YPF a la Unión Cívica Radical y a otras fuerzas como el Frente Amplio Progresista (FAP), provocando una profunda división con los grupos que quedaron en la vereda de enfrente, como el macrismo y el peronismo disidente.
En este contexto debe entenderse el regreso de YPF a la órbita del Estado, luego de que la petrolera fuera privatizada con aprobación del Congreso y mayorías peronistas en la década del 90. La paradoja es que el mismo movimiento político asume ahora como una fatalidad aquella decisión y provoca un nuevo vuelco de campana.
El aire nacionalista que respira la política argentina no solamente se verifica con el caso de YPF, sino también en la postura combativa adoptada por el Gobierno de la presidenta Cristina Kirchner en torno a la reivindicación de la soberanía sobre las islas Malvinas.
El reciente episodio del video difundido por la Casa Rosada —que fue filmado en las Malvinas y mezcla el deporte con la política— puede ser considerado como otra comprobación del fenómeno, que el tiempo se encargará de demostrar si llegó para quedarse o si se trata sólo de otra etapa de las cíclicas oscilaciones argentinas.
Mariano Spezzapria
NA