Nacida de la fe, la devoción y de una promesa, la Capilla en honor a San Antonio de Padua fue en 1730 fundadora del pueblo. Casi tres siglos después, lugares típicos, costumbres criollas, personajes del pago y de la historia argentina son parte del llamado “Pagos del Gaucho”. (1)
Para conocer los aportes de la cultura gauchesca, a la identidad nacional, nada mejor que dialogar con una experta en literatura e historia de esos tiempos heroicos. La Prof. Celia Coppa (Prof. en Filosofía / Pedagogía /Educadora), respondió a la requisitoria de Tribuna de Periodistas:
-¿Qué importancia social y cultural tenían las pulperías?
-En la línea militar de fronteras, las pulperías solían estar junto a las Postas. Estaban autorizadas por el Reglamento de Don Manuel Basavilbaso con aprobación basada en la Real Ordenanza (17919). Prestaban un servicio necesario cuando llegaban tropas de carretas, o galeras y diligencias con viajeros. También hubo muchas pulperías fuera de la línea de fronteras. Fundamentalmente se caracterizaban por poseer una reja que separaba el ámbito donde estaba el pulpero del lugar donde estaban los gauchos, indios. Un mostrador de más de 1 metro hacia adentro concedía seguridad al pulpero porque no podía ser alcanzado por ningúa facón. Esos mostradores generalmente era rebatibles, de manera que se levantaban y cumplían la función de puerta de la pulpería. A ninguna pulpería le faltaban los palenques donde los concurrentes ataban su caballo. En mesas muy rústicas, sus clientes, bebían aguardiente, jugaban a las cartas, al truco, al sapo y a la taba. Se proveían de yerba, azúcar, chiripás, ponchos, cuchillos. Los pampas más pacíficos intercambiaban sal, que conseguían en las Salinas Grandes por aguardiente. Si se tiene en cuenta que la única manera de conservar la carne era salándola, esta amistad resulta indispensable. Las pulperías eran el único ámbito donde los pocos habitantes que vivían cerca de los Caminos Reales se reunían y se proveían de lo necesario para sobrevivir. Era un ámbito destinado a los varones. El pulpero, por supuesto en la mayoría de los casos tenía familia viviendo con él.
-¿Cómo fue la relación entre el escritor Ricardo Güiraldes y Segundo Ramírez —“el gaucho de Areco”—, en el que se inspiró su obra culmen Don Segundo Sombra?
-Segundo Ramírez, nacido en San Pedro, llegó al Pago de Areco donde trabajó en varias estancias. Su espíritu nómade le hacía decir que si se quedaba mucho tiempo en el mismo lugar iba a mandar más que el patrón. Cuando llega a trabajar en la Estancia "La Porteña" de los Güiraldes, heredada de su abuelo Manuel José de Guerrico, Ricardo Güiraldes, que convivía en las tareas de campo con los peones, sentía una atracción especial por la figura de Segundo Ramírez, al que conoció siendo él un niño de once años. Participó del entierro de Güiraldes entre los doscientos cincuenta gauchos que recibieron en la Estación del ferrocarril de San Antonio de Areco, sus restos mortales (15 de noviembre de 1927; había fallecido en París el 8 de octubre).
-Por lo que se puede apreciar, Güiraldes poseía una gran erudición (gracias a su instrucción y universalismo), ¿hizo escuela con su obra?
-El escritor poseía una cultura general enorme dado que desde su nacimiento vivió en París donde el francés fue su lengua materna además del inglés. Su carrera secundaria la realizó en varios establecimientos. Nunca se destacó como un alumno sobresaliente. No concluyó ninguna carerra Superior. Cuando adulto viajó por Europa y Oriente. También recorrió América del Sur hasta Cuba. En París era un joven brillante que enseñaba a bailar tango. Lo introdujo en los salones. Muchos de estos viajes los hizo con su esposa Adelina del Carril, la que lo relacionó en París con Paul Valery (se casaron en 1913.) En Buenos Aires pertenecía a las tertulias literarias de Oliverio Girondo, Norah Lange, Jorge Luis Borges. Con Borges mantuvo una larga amistad y es conmovedor el soneto que le escribió a Güiraldes cuando falleció. Leopoldo Lugones vino al Cementerio de Areco en ocasión de su entierro.
-En cuanto a escritor, tuvo importantes logros, pero los 2 libros iniciáticos (El cencerro de cristal y Cuentos de muerte y de sangre), la crítica los eclipsó. Sólo Leopoldo Lugones, vio a un gran narrador en ciernes. ¿Es así?
-Con Borges introduce el Ultraísmo, que era una corriente literaria opuesta al Modernismo, de manera que su poesía era muy transgresora para su época motivo por el cual su obra "El Cencerro de Cristal" obtiene una crítica adversa junto con su otro libro "Cuentos de muerte y de sangre". Decepcionado los arroja al Aljibe de "La Porteña" y Adelina los rescata. Ella fue un gran apoyo y él la consideró muchísimo llegando a decir que ella le había "dado un alma".
-Su obra Don Segundo Sombra —reconocida como vanguardista—, ¿qué aportó a la literatura nacional?
-Fue un escritor de vanguardia. Su novela "Don Segundo Sombra" fue escrita con prosa poética. Con ella obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926, estando ya muy enfermo. Describe un gaucho distinto al gaucho de Martín Fierro. El gaucho de Güiraldes corresponde a un período histórico posterior. El gaucho ya es pacífico, dedicado a los arreos de ganado y al final de la novela, cuando Favio se recibe de gaucho, (es una novela iniciática) pero de gaucho sedentario que se quedará en la Estancia que heredó, Don Segundo se despide de él para seguir andando porque "estaba hecho para irse". Acá se cumple el mito del "eterno retorno". No es extraño porque, en la adolescencia, el escritor tuvo la obra de Nietszche como una de sus lecturas preferidas.
Pulpería La Blanqueada: “Prestaban un servicio necesario cuando llegaban tropas de carretas, o galeras y diligencias con viajeros”.
Gustavo Contarelli
Referencias:
1) http://www.sanantoniodeareco.com/turismo/historia/historia/
2) Según Censo Nacional 2010 (Indec). http://www.primerafiladigital.com/2010/11/23114-habitantes-en-san-antonio-de.html
3) Foto 1. Museo Gauchesco “Ricardo Güiraldes”, de la Provincia de Buenos Aires. Foto 2. Pulpería “La Blanqueada”, a la entrada del complejo museográfico Güiraldes.
Texto / Fotos: G.C. / Tribuna de Periodistas ©